Rosario celebró el Año Nuevo a toda marcha, con múltiples encuentros en la ciudad y alrededores, aunque desde la Municipalidad prefirieron valorar las intervenciones de sus inspectores, algunas fiestas clandestinas desactivadas y las pocas novedades que hubo en cuanto a heridos por pirotecnia y controles de tránsito por alcoholemia.
Para el intendente Pablo Javkin y su secretaria de Control y Convivencia, "no hubo grandes aglomeraciones" de gente en festejos del fin de año. Sin embargo, por las redes sociales proliferaron convocatorias informales, algunas de las cuales quedaron registradas por la intervención de la GUM e inspectores de Control Urbano. Los agentes municipales alcanzaron a frustrar dos fiestas y una decena de "juntadas" que iban a exceder por mucho el máximo de 15 personas permitido.
Fuera de los estrictos límites de la ciudad, se multiplicaron los encuentros. Por ejemplo, la comidilla en ciertos ámbitos fue una fiesta clandestina que se organizó en la ciudad de Armstrong, 90 kilómetros al oeste de Rosario. La distancia no impidió que muchos vehículos partieran hacia esa cita en otras locales, similar a la que hace dos meses cobró fama por haberse realizado, también de manera clandestina, junto al cementerio local. Los escasos controles en ruta (todo quedó en manos de municipios y comunas) facilitaron los traslados.
Las balizas de Control Urbano, GUM y Policía disuadieron convocatorias masivas en el Parque de las Colectividades, Parque Sunchales, en alrededores del bar Ríomío, y La Florida. Hubo otras intervenciones en Cerrito y Alsina, Arijón y Oribe, Mitre y Canals, Almafuerte y Avellaneda, la plaza Buratovich, Kennedy al 2200, Blanqui al 2100 y el parque Héores de Malvinas.
Entre las principales, hubo intervenciones en un par de domicilios en barrio Arroyito: sobre calle Pedro Tuella y Del Valle Iberlucea, y Juan José Paso. No obstante, la secretaria de Control y Convivencia, Carolina Labayrú, minimizó esos detalles: “A medida que iban llegando los jóvenes a estas convocatorias, se les informaba que no estaba permitido el evento y no hubo incidentes. En los espacios públicos no hubo masividad, y las fiestas callejeras convocadas las venían esperando a partir de un seguimiento por las redes sociales", dijo en rueda de prensa al mediodía. El caso más serio fue la agresión a un policía tras resistirse el conductor de un auto al tets de alcoholemia en La Florida. Terminó con 5 detenidos en la comisaría 10°.
Pablo Javkin, por su parte, reconoció que le hubiese gustado generar un espacio público para un encuentro popular, pero la situación sanitaria lo impidió. En localidades más pequeñas en la región, hubo espacios habilitados para promover encuentros juveniles después de la hora 0, con amenización musical.
"El balance es positivo, no hemos tenido aglomeraciones masivas, que era uno de nuestros principales objetivos, y hemos trabajado intensamente para evitar el flujo nocturno de embarcaciones hacia las islas", dijo el intendente ayer en el Cemar. "Rosario entiende cuál es el mensaje; teniendo la vacuna y un mecanismo de salida de la pandemia es tiempo de hacer un esfuerzo para no perder lo logrado, con todo lo que aguantamos es injusto que ahora aflojemos", agregó.
Esta vez el sistema de videovigilancia fue clave para intervenir a tiempo en las llamadas "clandes". "Durante todo el año hemos trabajado en la revisión del posicionamiento de las cámaras de videovigilancia, y pudimos tenerlas direccionadas sobre 9 de las 10 áreas de mayor interés en esta fecha", explicó Javkin.
Leonardo Caruana, titular de Salud Pública, valoró que en estas fiestas siguió en descenso la cantidad de heridos por pirotecnia. Ayer solo hubo tres pacientes con lesiones leves en hospitales. Por lo demás, hubo nueve accidentes de tránsito –ninguno grave–, nueve heridos en incidentes con armas y un homicidio (ver pirulo de tapa).