La explosión que afectó al Borussia Dortmund se investiga desde ayer como un atentado terrorista. La vocera de la Fiscalía, Frauke Köhler, aseguró que tres textos idénticos, que apuntan a “un posible trasfondo islamista”, fueron encontrados en el lugar donde se registraron las tres explosiones cerca del colectivo que trasladaba al equipo alemán hacia su estadio, para jugar un partido por la Liga de Campeones europea. En los escritos se pide que Alemania retire los aviones Tornado que participan en Siria de la coalición militar que, encabezada por Estados Unidos, bombardea al Estado Islámico (EI), y cierre la base aérea estadounidense de Ramstein, ubicada en el suroeste alemán. Berlín salió a reforzar considerablemente las medidas de seguridad para los dos partidos de la Liga de Campeones que se disputaron ayer en territorio alemán.
Según la fiscal antiterrorista de Karlsruhe, la investigación apunta a dos sospechosos relacionados al islamismo, de los cuales uno fue detenido ayer por la policía. “Los departamentos de estas personas fueron registrados”, confirmó el Ministerio Público y señaló que el ataque pudo haber perseguido motivaciones terroristas. El Stadt Anzeiger de Colonia, diario de la región de Dortmund, en el oeste del país, aseguró que los dos supuestos atacantes son un iraquí de 25 años, que vive en Wuppertal, y un alemán de 28 años, oriundo de Fröndenberg. “Teniendo en cuenta el modus operandi podemos considerar que se trata de un ataque de carácter terrorista”, señaló a la prensa Frauke Köhler.
Con un tono más prudente, Ralf Jäger, ministro del Interior del estado de Renania del Norte-Westfalia, donde se encuentra la ciudad de Dortmund, explicó que la policía se encuentra investigando en todas las direcciones posibles –incluida la relacionada con hinchas violentos–, y recordó que en todo el “Land” se reforzaron los dispositivos de seguridad. Según el funcionario, una de las cartas de reivindicación encontradas en el lugar del ataque que menciona al Estado Islámico podría ser auténtica o un intento por generar pistas falsas. “Vigilamos cada acto público, no sólo los multitudinarios”, apuntó el político socialdemócrata, quien aludió a la situación especial que se vive en este populoso estado federado del oeste de Alemania. Jager recordó además que hay que partir de la base de que los autores del ataque contra el autobús siguen libres y, probablemente, en la región.
Por su parte, el ministro del Interior alemán, Thomas de MaiziŠre, asistió al encuentro que finalmente disputó ayer el Dortmund en su estadio con el Mónaco, y subrayó que Alemania no dejará que unos criminales le roben su fascinación por el fútbol. La vigilancia de las fuerzas de seguridad fue reforzada hace meses y, en particular, desde diciembre, cuando un camión arrolló a un grupo de personas que paseaban en un mercado navideño en Berlín, dejando 12 muertos y varios heridos.
El ataque del martes tuvo lugar a las 19.15: hubo tres explosiones cuando el micro con los jugadores del Borussia salía del hotel de la concentración hacia el estadio para enfrentarse al Mónaco en el partido de ida de cuartos de final de la Liga de Campeones. El encuentro fue suspendido y se jugó ayer. El Dortmund acusó el golpe anímico provocado por el atentado y cayó frente al Mónaco por 3 a 2. Pese a la derrota futbolística, la tribuna del equipo alemán se destacó al levantar carteles que decían, en inglés, “Refugiados bienvenidos”, y al corear una y otra vez el nombre del jugador español Marc Bartra, el único herido en el ataque.
Las explosiones rompieron el parabrisas del colectivo y los vidrios hirieron en el brazo y la mano al jugador, que ayer fue operado con éxito de una fractura del radio derecho a la altura de la muñeca. “¡Muchas gracias a todo el mundo por los mensajes de apoyo! ¡Toda mi fuerza a mis compañeros, afición y todo el @bvb09 para el partido de esta noche!”, escribió el defensor en su cuenta de Twitter antes de que comenzara el partido. Ayer, la policía informó que un agente que custodiaba el micro también resultó herido.
La vocera de la Fiscalía explicó que los daños podían haber resultado mucho más graves, ya que los artefactos, que se encontraban detrás de unos arbustos, contenían piezas de metal y una de ellas se incrustó en el cabezal de uno de los asientos del ómnibus. El alcance de los explosivos, cuya composición sigue investigándose, superó los 100 metros, precisó Köhler.