La entrada en vigencia de la segunda parte del incremento en la tarifa eléctrica, el ajuste en las cuotas de los colegios privados y las subas en los precios de los alimentos arrojaron la mayor inflación en seis meses para la Ciudad de Buenos Aires. El IPC elaborado por las autoridades estadísticas porteñas registró en marzo un aumento del 2,9 por ciento. Con esa cifra, la más elevada desde octubre del año pasado, el primer trimestre acumuló una variación del 7,1 por ciento. Si el indicador mantiene esa trayectoria terminaría 2017 en alrededor de 29 por ciento. Pero el recalentamiento inflacionario del mes pasado no se limitó al territorio porteño. Las oficinas estadísticas de Mendoza y Córdoba informaron ayer que sus índices de precios registraron en marzo aumentos del 3,6 y 3,4 por ciento, respectivamente. El Indec, en cambio, había dado un alza del 2,4 para el área metropolitana.
Dos meses atrás comenzó a regir el nuevo aumento en la tarifa eléctrica que el gobierno nacional desdobló entre febrero y marzo para evitar que todo el peso recayera sobre los días de mayor consumo por las altas temperaturas. A partir de marzo, con los dos tramos completados, los usuarios porteños servidos por Edesur y Edenor experimentaron subas de entre 61 y 148 por ciento. Por eso, del total de la variación observado en el IPC porteño durante marzo, 1,1 puntos porcentuales fueron explicados por las subas en el rubro Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles.
En el informe oficial difundido ayer el rubro que marcó la variación más significativa fue Educación, con un alza de 15,0 por ciento, explicada por las subas en las cuotas de los establecimientos privados. De esa forma, el sector aportó 0,5 puntos a la inflación total. Como algunos colegios implementaron aumentos desdoblados hasta mayo, ese capítulo de la canasta continuará mostrando variaciones significativas. Por su parte, la división Alimentos y bebidas registró una alza de 2,4 por ciento que, por su relevancia en el gasto de los hogares, sumó 0,5 puntos a la variación global del IPC porteño. En ese rubro se destacan las subas en Verduras, tubérculos y legumbres (8,0), Carnes y derivados (3,1), Pan y cereales (2,1) y Leche, productos lácteos y huevos (1,8).
El índice de precios del Indec, que además del territorio porteño alcanza a 24 partidos del conurbano bonaerense, arrojó un aumento del 2,4 por ciento en marzo. Dos elementos explican la diferencia de 0,5 puntos porcentuales con la Ciudad de Buenos Aires. El primero es la variación contemplada para las cuotas de los colegios privados: en CABA llegó a 15 por ciento y el Indec midió 6,7 por ciento. La segunda diferencia reside en la forma de registrar las expensas. El ítem Gastos comunes de la vivienda marcó una suba de 10 por ciento en las estadísticas porteñas mientras que para las autoridades nacionales arrojó una baja de 5,6 por ciento ya que, según explicó, los salarios de los encargados de edificio no incluyeron en su relevamiento una suma no remunerativa considerada durante el mes de febrero.
El alza registrada en los primeros noventa días del año en la Ciudad de Buenos Aires equivale a dos quintas partes de la meta del 17 por ciento autoimpuesta por el Banco Central para todo 2017. En el diagnóstico oficial, los incrementos son motorizados por la demanda agregada. La contracción monetaria, las altas tasas de interés y el ajuste fiscal fueron efectivos para contenerla: el mercado interno no se recupera y la inversión productiva no puede competir con las colocaciones financieras. Sin embargo, la política antiinflacionaria de la autoridad monetaria no hace pie entre los precios. Como evidencian las experiencias de Brasil, Chile, Colombia y Perú, los esquema de Metas de Inflación se respaldan en la apreciación cambiaria, la apertura importadora y un menor poder de negociación de los sectores asalariados para contener los aumentos de precios.