Con un asado que no incluyó chorizos y, por ende, tampoco choripanes, los gremios nucleados en la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) se reunieron con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y el titular de la AFIP, Alberto Abad. El tema principal fue el impacto del Impuesto a las Ganancias en este sector sindical. Hubo tiempo para cruzar algunas críticas surgidas al calor del análisis del paro general e incluso se habló de paritarias. Según los comensales, sobre las negociaciones salariales el ministro se limitó a decir que “tratemos de pedir lo menos posible”.
El encuentro había sido acordado el viernes pasado entre el titular del gremio de La Fraternidad, Omar Maturano, y Triaca. De hecho, el asado se cocinó en la sede que el gremio tiene el barrio porteño de Congreso.
Al Gobierno le preocupa (y le conviene) tener una buena relación con este sector, sobre todo por el peso específico que tiene cuando se organiza una medida de fuerza. Es por eso que Triaca llegó acompañado de Abad para hablar del tema que preocupa a estos gremios: el Impuesto a las Ganancias. La ley que se aprobó hacia fin del año pasado no tuvo el impacto esperado a la hora de cobrar el salario.
Triaca y Abad se comprometieron a realizar “mesas de trabajo” para analizar alternativas que deberán traducirse en modificaciones a la norma existente que, luego, deberían refrendarse en el Congreso o, si el Gobierno lo prefiere, podría recurrir a una de sus herramientas preferidas: el decreto presidencial.
Además del dueño de casa, almorzaron con el ministro y el titular de la AFIP el titular de la CATT y triunviro de la CGT, Juan Carlos Schmid; Omar Pérez (camioneros), Mario Caligari y Roberto Fernández (de UTA) y el secretario general de la Asociación Argentina de Aeronavegantes, Juan Pablo Brey.
El clima de la reunión fue distendido. Según Brey, el ministro no les reprochó la adhesión al paro aunque eso no evitó que los gremialistas le criticaran “los dichos del presidente Mauricio Macri acerca de que iba a luchar contra ‘las mafias de los sindicatos’”. Maturano, tal vez buscando aliviar la posible tensión de ese momento, le advirtió al ministro que el menú no incluía choripanes. Todos festejaron la ocurrencia.
De todas formas, la charla tuvo un espacio para la coyuntura y, sobre todo, la discusión paritaria. Brey, quien además ocupa la secretaría de prensa de la CATT, dijo que se abordó “un poco” la situación política: “También hablamos de los ataques que hemos recibido los dirigentes sindicales a lo largo de esta semana por parte del Presidente, la ministra de Seguridad y algunos funcionarios”. Luego llegó el tema paritario, pero Brey dijo que se habló “escasamente” del tema y los dirigentes le plantearon a Triaca que el promedio debe andar en el orden del 25 por ciento. El aeronáutico reconoció que el ministro sólo dijo: “Tratemos de pedir lo menos posible”.
El primero en retirarse fue Triaca, quien dijo que la reunión había sido “muy positiva” y agregó que “el diálogo es una de las condiciones centrales para nuestro gobierno, lo hicimos antes de las medidas de fuerza que se tomaron y lo vamos a seguir haciendo, porque estamos convencidos de que es la forma de conseguir resultados”.
El ministro se comprometió a implementar esas mesas de diálogo a partir de la semana que viene porque, como le dijo uno de los comensales sindicales, “si ustedes nos ayudan entonces nosotros los ayudamos”. Una frase que si bien debe haber alegrado al funcionario, también lo obliga a cumplir con una promesa que, de hecho, significa una disminución en los ingresos del Estado. Esto lo saben bien los sindicalistas pero también entienden que eso es un problema del Gobierno. Fernández, de la UTA, lo sintetizó cuando terminó el almuerzo: “Entendemos que el Gobierno tiene una situación muy difícil y lo que recauda se va de otra manera, pero nosotros defendemos los intereses de los trabajadores del sector”.
El asado se realizó el mismo día en que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, aseguró que el vínculo con los gremios se hará sector por sector y no con la cúpula de la central obrera. Enterados de esa afirmación, voceros de los sindicalistas aseguraron que el asado no formó parte de la metodología que quiere aplicar el gobierno nacional.