El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció este lunes que Inglaterra entrará en un nuevo confinamiento total, que regirá desde el miércoles y hasta mediados de febrero, con el objetivo de tratar de reducir el aumento alarmante de nuevos casos, producto de la nueva variante de coronavirus.
“Ante el riesgo de que los servicios de sanidad se vean superados, se impondrá a los habitantes quedarse en casa salvo para cuestiones básicas, a partir del miércoles y al menos hasta mediados de febrero”, precisó el mandatario.
Las nuevas medidas destinadas a reducir la presión sobre el servicio de salud incluirían el cierre de escuelas para la mayoría de los alumnos en Inglaterra y exigir que las personas trabajen desde casa a menos que no puedan hacer su trabajo de forma remota, en lo que sería similar al cierre introducido al principio de la pandemia.
Pese a que el gobierno de Johnson celebró un "triunfo" científico, ya que Gran Bretaña se convirtió en el primer país del mundo en comenzar a vacunar a su población con la vacuna Covid-19 de la Universidad de Oxford y AstraZeneca, la cantidad de contagios no paran de aumentar y el país se ubica en el sexto lugar respecto al número de muertes a causa de coronavirus. Además, durante este lunes se registró un nuevo récord con 58.784 nuevos casos.
En este contexto, los cuatro directores médicos de Gran Bretaña y el director médico del servicio de salud de Inglaterra dijeron que el nivel de alerta debería moverse a su nivel más alto.
Adelantándose a Johnson, la primera ministra escocés, Nicola Sturgeon, impuso este lunes una cuarentena total para Escocia, que se extenderá durante todo enero. "No es exagerado decir que estoy más preocupada por la situación que enfrentamos ahora que en cualquier otro momento desde marzo", reconoció la Sturgeon durante el anuncio.