La fábrica automotriz Guerrero Motos persiste en sostener el despido de 23 de sus trabajadores, y así el conflicto recrudece con episodios alarmantes. Así como el mes pasado uno de sus dueños, Gonzalo Guerrero, quemó el auto de uno de los trabajadores que reclamaba reincorporación frente a la planta fabril, ayer otro de los cesanteados se roció con nafta y estuvo a punto de prenderse fuego delante de varias familias que fueron a acompañar el reclamo. La intervención de los compañeros evitó la desgracia peor. 

Los trabajadores que volvieron a la labor luego del fin de semana largo del Año Nuevo ayer se rehusaron a ingresar a la planta de San Lorenzo, en solidaridad con sus compañeros despedidos, que montaban un piquete desde temprano y con el apoyo del sindicato automotriz Smata. Es que los 23 trabajadores cesanteados fueron rechazados y el personal de seguridad les impidió el ingreso. Por lo tanto, la decisión gremial fue decretar un paro por tiempo indeterminado, luego de comunicarlo al Ministerio de Trabajo.

En ese clima de tensa angustia, un operario tomó un bidón con nafta y se la volcó encima, para desesperación de sus familiares y compañeros. Alguien le quitó el bidón y el encendedor y la situación no pasó de eso, pero la incertidumbre se mantiene ante la intransigencia de la patronal.

"Estos dueños nunca cumplieron con los llamados del Ministerio, no hacen nada para salir del conflicto. Son herederos y no saben nada, se parecen a (Mauricio) Macri que nunca trabajó y se creía el dueño de todo; son unos vagos que heredaron la fábrica y la están fundiendo”, bramó Marcelo Barros, titular de Smata Rosario.