River saltó al campo de juego con la intensidad que le imprimió en gran parte del ciclo Gallardo. En cinco minutos ya llegó a fondo en dos oportunidades, con el carril izquierdo como vía preferida de ataque. Borré fue primero, con un remate, el que hizo sonar la alarma. Luego, una cesión de Suárez a Carrascal derivó en un choque entre un defensor y el arquero que casi termina en la apertura del marcador.
El visitante, en tanto, opuso un juego directo, con pelotazos a Luiz Adriano, con la idea de usufructuar los espacios que ofreció el equipo argentino en su ambición. La búsqueda fue la de llegar a las cercanías de Armani con pocos toques. Pero la asfixia de River lo colocó en una posición incómoda. A los 20 minutos, otra vez llegó el local: Montiel lazó un centro preciso y Borré no llegó a conectar con precisión en el corazón del área.
Pero el primer golpe lo aplicó Palmeiras: a los 26 minutos, Armani dejó corto un rechazo y Rony aprovechó con un remate que rozó en De la Cruz: 1-0 y sorpresa de la visita. Los de Núñez sintieron el impacto de la inesperada conquista y comenzaron a cometer errores que casi pagan caro. A los 30, Gustavo Scarpa volvió a hacer mover la red; pero un offside en el inicio de la jugada le ofreció alivio a la Banda.
Pero River logró reponerse, al menos en cuanto al control de las acciones. Y volvió a merodear las adyacencias de Weverton. A los 38, tras una buena acción de Carrascal, entre Suárez y Borré no lograron capitalizar la chance. Y a los 43′, un tiro libre de Ignacio Fernández muy bien ejecutado dio en el travesaño.
El inicio del segundo tiempo le aplicó un nuevo golpe a River. Y a partir de otra falla. Robert Rojas, el mismo que recibió el reto de Gallardo por no exhibirle el rigor a Tevez en el clásico ante Boca, permitió al minuto que Luiz Adriano girara en una contra, usara su cuerpo como punto de apoyo, y se marchara hacia el área para definir cara a cara con Armani. 2-0 para los brasileños.
El panorama empeoró todavía más para River. Porque siguió perdiendo goles, pero además se quedó con diez hombres, por la insólita expulsión de Carrascal por intentar darle un golpe a Gabriel Menino. Y a los 16 minutos, casi inmediatamente, Viña, de cabeza, firmó un 3-0 impensado.