Monsters Of Man                  5 Puntos

Australia, 2020

Dirección y guion: Mark Toia.

Duración: 131 minutos.

Intérpretes: Neal McDonough, Brett Tutor, Jose Rosete, David Haverty

Paul Haapaniemi.

 

Estreno disponible para su alquiler en Google Play y iTunes.

De producción australiana, pero rodada en su totalidad en Camboya con un reparto multinacional, la opera prima del fotógrafo y director publicitario Mark Toia ofrece cal y arena en cantidades similares. A favor, su espíritu de cine de género desenfadado, que por momentos, en su mezcla de ciencia ficción, acción y terror, recuerda a ciertos títulos de otras décadas. En contra, su duración excesiva (131 minutos son, en este caso, demasiados), además de una tendencia a abusar del melodrama craso y las metáforas sobre el horror de las guerras reales, que terminan echando por la borda los placeres viscerales que Monsters of Man sabe conseguir. El planteo es básico, como así también los héroes y villanos de ocasión: un grupo de militares de los Estados Unidos lleva a cabo una misión secreta (y en gran medida ilegal) en algún lugar remoto de Camboya, cerca de la frontera con Vietnam. Cuatro robots armados hasta los dientes y dueños de una inteligencia artificial de última generación serán probados en un poblado de civiles controlado por un grupo de campesinos dedicados al cultivo de plantas ilegales.

Ni los jefes máximos en USA, encabezados por el blondo Neal McDonough (el policía malo de Minority Report), ni los especialistas tecnológicos instalados en una calurosa piecita en Phnom Penh saben que en el teatro de operaciones habita un ex marine duro de matar y que, justo el día del operativo, un puñado de médicos asistencialistas de los Estados Unidos se pierde en una selva cercana. Conclusión: los “hombres de metal” –como los llama el niño camboyano que avista al primero de ellos– deberán arrasar con todo y con todos, sin dejar testigos ni pista alguna de su existencia. Con ecos de Depredador y algún que otro momento de tensión gore, la historia corre en paralelo entre la supervivencia en la foresta y la lucha moral de los técnicos, quienes descubren en carne propia los límites del desarrollo de la tecnología armamentística.

Luego de los primeros disparos, y de lo que parece ser una masacre sin posibilidad de escape, los sobrevivientes intentan huir de las garras del cuarteto de robots, aunque habrá en el camino más de una vuelta de tuerca, incluida alguna pelea entre gigantes alla King Kong. Todo es más o menos un disparate y, vista con ojos ingenuos, Monsters of Man puede convocar varios placeres, culpables o no tanto. Lo innecesario, el pesado lastre que le queda grande, son las diatribas frankestenianas sobre la génesis de la conciencia y la búsqueda de un creador o las disquisiciones sobre el valor de la vida humana, que se sienten indefectiblemente pueriles. Gravedad mata transformer.