Tras la irrupción que realizaron miles de simpatizantes de Donald Trump en el Congreso de Estados Unidos, que derivó en la suspensión de la sesión especial que tenía que validar la victoria electoral de Joe Biden, el presidente electo aseguró que la toma "no es una protesta, es una insurrección".
"Esta escena de caos no va a afectar a Estados Unidos, no representa a quienes somos. Es un grupo de extremistas pequeño que busca el desorden, el caos. Esto debe terminar ahora", afirmó el líder del Partido Demócrata en una conferencia de prensa.
En su exposición, Biden le pidió a los ocupantes que "dejen de impedir el desarrollo de la democracia". Al mismo tiempo, le solicitó a Trump que salga por televisión "a cumplir con su promesa de defender la Constitución y demandar el final urgente de este caos". Minutos después, el presidente saliente publicó un video en redes sociales para pedir a sus seguidores "que regresen a sus casas".
"Han traído al caos a la Cámara de Representantes. Esto no es una protesta, es una insurrección. La mayoría de los estadounidenses están shockeados con lo que ha pasado. Todos quieren la democracia. Durante los próximos cuatro años vamos a restaurar el orden, la decencia, vamos a frenar el caos y el odio. Tenemos que volver al respeto y la tolerancia porque eso es lo que somos y lo que siempre fuimos", señaló Biden.
En ese sentido, el exsenador aseguró que en Estados Unidos "la democracia está bajo un asalto sin precedentes como nunca antes" y que los hechos del día de este miércoles reprsentan "un asalto a la libertad, a los representantes de la gente, a la Policía del Capitolio, a las reglas del orden como pocas veces se ha visto".
Según Biden, quienes participaron de la toma son "un pequeño grupo de extremistas dedicados a la ilegalidad". Bajo esa línea, expresó que lo sucedido en el Capitolio "no es disenso, es un caos, limita con la sedición" y pidió que "retrocedan y permitan a la democracia seguir adelante".
"Estoy shockeado y triste por mi Nación", concluyó el presidente electo.