El martes, desde el Instituto Malbrán, anunciaron la existencia de la variante de Sars CoV-2 de Río de Janeiro en territorio doméstico. Así lo confirmó Claudia Perandones, directora científico-técnica de la institución que realiza vigilancia genómica. Según aclaró Perandones, aunque la variante importada solo fue identificada en un solo caso de 186 revisados, la cifra podría aumentar a medida que se amplíe la muestra. Procedimiento que será posible gracias a la adquisición de un equipamiento de última generación ("CovidSeq de Illumina"), único en Latinoaméric, que habilita a secuenciar nada menos que 3 mil genomas en un ciclo de operatividad de tan solo 24 horas. En abril --vale la pena recordarlo-- el Malbrán había secuenciado el genoma completo del virus para determinar las características específicas de aquello que circulaba en el país.
Hasta el momento, de acuerdo a la evidencia científica disponible, no es posible confirmar que la variante de Río de Janeiro se transmita más rápido. De hecho, aún no hay una investigación de corte experimental al respecto. De cualquier manera, no deja de ser una hipótesis atractiva para aplicar en el caso argentino y reflexionar acerca del aumento de casos durante las últimas semanas. ¿Por qué? Argentina superó ampliamente el millón y medio de infectados corroborados por test. Esa premisa es conocida a partir de los reportes que todos los días difunde la cartera de Salud. No obstante, los analistas de datos que durante la pandemia siguen de cerca el rastro del Sars CoV-2 sugieren que ese número, en verdad, hay que multiplicarlo entre seis y ocho veces para tener una dimensión real del problema (se contemplan asintomáticos y gente que tuvo la enfermedad y no se contactó con el sistema de salud). Si se redondea, el país podría contar, desde marzo, con más de 10 millones de individuos que tuvieron covid. Que en el presente, a 10 meses de iniciada la pandemia, se reporten de 11 a 13 mil nuevos contagios diarios responde al relajamiento y a la baja percepción del riesgo de la sociedad, pero también podría obedecer a la expansión de una variante distinta. Por ejemplo, a la de Río de Janeiro aquí en Argentina. Perandones, de amplia trayectoria en el rubro, elige el camino de la cautela y señala lo siguiente: “Para poder asumir eso, deberíamos poder detectar la presencia de la nueva variante en un número mucho mayor de casos. Nosotros lo hicimos en tan solo 1 muestra de 186 genomas de pacientes de covid positivo. Es muy poco representativo, al menos hasta la fecha, de los genomas que están circulando”. Luego sostiene: “En Río de Janeiro, esta variante está en el 40% de los casos que ellos diagnostican. Ahí sí se podría afirmar que la nueva variante está contribuyendo al incremento de los contagios, pero aquí todavía no podemos constatarlo”.
En este marco, la presencia de una nueva variante en territorio local presenta algunos interrogantes. Por un lado, saber si abre la posibilidad a la reinfección de personas que ya tuvieron covid-19 y se recuperaron al ser infectados con la variante en circulación desde marzo; y, por otro --este eje también es muy sensible-- si en caso de que la variante circule de manera comunitaria, tiene la chance de afectar la eficacia de las vacunas --volverlas obsoletas-- que el país adquirió o está en proceso de hacerlo.
¿Hay posibilidades de reinfección? Una reinfección se puede definir como la repetición del cuadro clínico con un diagnóstico por PCR positivo, con un lapso igual o mayor a 45 días, respecto del primer test confirmado. “En un contexto de pandemia global como la que afrontamos, los casos confirmados de reinfecciones han sido extremadamente bajos. La mayor cantidad de los casos que mencionan la reinfección no están correctamente documentados, de hecho, ni siquiera están los dos tests confirmatorios del mismo paciente. A las reinfecciones que podemos aludir son las reportadas a la literatura científica, que fueron incluidas en revistas como The Lancet”, plantea Perandones.
La especialista refiere a ejemplos de reinfección con variantes distintas identificados en Estados Unidos, Ecuador, Hong Kong, Bélgica y Holanda. En estos ejemplos, los investigadores a cargo del estudio no solo hicieron los diagnósticos por PCR sino también la secuenciación genómica de ambas muestras de los pacientes. “Eso es realmente lo que permite corroborar la reinfección, porque solo ahí es posible saber si el genoma viral en ambos casos es diferente y no se trató de la persistencia de la misma infección. Pero, insisto, son realmente muy poquitos los casos estudiados y corroborados con evidencia científica”, describe. Y completa: “Aunque las variantes a las que correspondían la primera y la segunda infección eran distintas, en ninguna instancia (salvo en el paciente de Estados Unidos) se pudo corroborar que aquellas personas que volvieron a tener la enfermedad la pasaron peor al atravesar un cuadro de mayor severidad. Con lo cual, no es una norma que la reinfección siempre es más grave”. En el caso de Estados Unidos, los expertos sugieren que muy probablemente la persona tuvo una primera infección extremadamente leve y con una carga viral muy baja que, como resultado, generó una respuesta inmune insuficiente para protegerla de un segundo contagio frente a un virus ligeramente diferente (otra variante) y con una carga viral alta.
A comienzos del 2020, dos meses después de detectarse los primeros casos en Wuhan, se asumió la chance de la reinfección. Sin embargo, luego se cuestionó esa posibilidad porque la comunidad médica y científica advirtió que, en verdad, estaban en presencia de las denominadas “enfermedades residuales”. ¿Qué quiere decir? Que en realidad el paciente que en apariencia se había reinfectado, no se había curado del todo de la primera infección.
¿Qué ocurrirá con las vacunas? Las vacunas fueron fabricadas en base al genoma del virus “original” detectado en Wuhan, pero el patógeno mutó. Por este motivo, se generaron muchas dudas sobre si las tecnologías disponibles tendrían éxito para combatir a las nuevas variantes del Sars CoV-2. No obstante, algunos actores de peso se adelantaron y colocaron paños fríos a la situación. Es el caso de Kirill Dmitriev, CEO del Russian Direct Investment Fund (RDIF), referente principal de la producción de la vacuna con la que se está inmunizando a los argentinos, que apuntó: “Según nuestra información, Sputnik V será tan eficaz contra la nueva variante de coronavirus como contra las cepas existentes”. Y agregó: “Sputnik V ha demostrado su eficacia durante un período de tiempo a pesar de las mutaciones anteriores del virus”.
En esta línea, Perandones asume: “A priori nos podemos quedar tranquilos pero debemos realizar una vigilancia genómica activa. La posibilidad de que el virus mute y cuestione la validez de las vacunas es algo que un grupo de investigadores pensó en mayo y en junio y fue publicado en la revista PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences). A través de modelos consiguieron establecer que las mutaciones no impedirían que los patógenos fuesen neutralizados por los anticuerpos que los organismos generan luego de recibir la vacuna”. Desde aquí, continuó su explicación: “Creemos que el virus no puede escapar a la estrategia protectiva de las vacunas. Hace relativamente poco, tanto el CEO de Moderna como el de BioNTech desarrollaron modelos similares y concluyeron que en el 99% las drogas seguirían siendo efectivas”. Asimismo, el dato positivo es que si las vacunas de ambas firmas debieran ser modificadas, como se realizan en base a ingeniería genética, podrían hacerlo en tan solo seis semanas.
La variante proveniente de Brasil no es nueva sino que circula desde julio. Fue identificada en octubre y hace unos días, desde el país vecino, pudieron confirmar que buena parte de los casos que tenían a diario guardaban relación con su despliegue, fundamentalmente en Río de Janeiro. Tiene seis mutaciones y para comprender qué quiere decir esto apenas unas líneas de virología básica. Al igual que los seres humanos cuentan con su ADN, el Sars CoV-2 tiene un material genético: el ARN. Es algo así como “un manual de instrucciones”, conformado por 30 mil letras, que le indica al patógeno cómo replicarse. A veces, cuando se multiplica al interior de las células del huésped, se producen equivocaciones en la lectura de esas letras. Así es como surgen las mutaciones, que pueden producir cambios decisivos, o no tanto. Eso es, precisamente, lo que está en estudio: si la variante importada de Brasil podría acelerar los contagios --y con ello producir más muertes, en la medida en que más gente necesita hospitalizarse--, causar reinfecciones, o bien, burlar la eficacia de la sustancia activa de las vacunas.
Justo en el momento en que se observaban nuevos horizontes gracias al comienzo de la vacunación masiva (desde Salud informaron que ya fueron inoculadas 52 mil personas), emergen las nuevas variantes que amenazan con oscurecer el paisaje de mínimo optimismo. No se sabe, a ciencia cierta, los detalles sobre la variante pero sí se sabe cómo hacer para que sus efectos no sean tan nocivos. De hecho, la respuesta es tan sencilla que parece falsa: se trata de procurar por todos los medios no contagiarse. ¿Cómo? Volver al barbijo, al respeto de la distancia social, a la higiene de manos y superficies. Si el virus --en cualquiera de sus variantes-- deja de replicarse no hay nada por lo que debamos preocuparnos. Eso sí: depende de nosotros.