El tribunal a cargo del cuarto juicio por crímenes en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) descartó habilitar la feria para que uno de los represores, que estuvo hasta fin de diciembre internado por coronavirus, diga sus últimas palabras y así se pueda dictar sentencia en el juicio que comenzó a mediados de 2018 y sufrió un sinfín de postergaciones. La cita será el 8 de febrero próximo.
El Tribunal Oral Federal 5 resolvió reprogramar la audiencia que tenía prevista para el 28 de diciembre para el 8 de febrero porque el represor Carlos Néstor Carrillo estaba internado en el Hospital Naval y, desde ese centro médico, les habían informado a los jueces que no se podría hacer una conexión para que Carrillo participara de manera remota mientras se recuperaba. Dos de las querellas le pidieron al tribunal que revisara su postura, que habilitara la feria para las últimas palabras o que, en todo caso, dispusiera que la audiencia se realizara el primer día hábil de febrero. Al filo de la feria, los jueces del TOF 5 rechazaron esos planteos.
El defensor de Carrillo, Guillermo Fanego, dijo que no podía garantizar que su defendido iba a estar repuesto para enero y que su agenda le permitía regresar al juicio después del 4 de febrero. Sumado a las excusas de Fanego --por cuya salud también estuvo suspendido el juicio durante el año pasado--, el Servicio Penitenciario Federal (SPF) le informó al tribunal que Carrillo había estado internado entre el 10 y el 29 de diciembre, pero que ya estuviera de regreso en la Unidad no significaba que estuviera recuperado. De hecho, estimaron que la recuperación clínica podía llevar entre 15 y 60 días.
Además de Carrillo, hay otros siete imputados en juicio que deberán responder por más de 800 víctimas. En noviembre pasado, la Corte Suprema convalidó que uno de los represores, el contraalmirante retirado Horacio Luis Ferrari, quedara fuera del proceso. Fanego, que también lo representa, había recusado a dos de los jueces, Daniel Obligado y Adriana Palliotti, por temor de parcialidad y contó con el aval de la Sala II de la Cámara de Casación Federal, con la excepción del camarista Alejandro Slokar.