La picada colombiana
Con Ezeiza todavía en calma, esta temporada son muchos los porteños que aprovechan para recorrer la ciudad como turistas en casa propia. Y San Telmo es siempre un gran destino para elegir. El casco histórico, los empedrados, el duro cambalache –arquitectónico, social, cultural–, el mercado, los artistas callejeros y una avanzada gastronómica que lleva unos años en crecimiento, con cocineros jóvenes a cargo de flamantes propuestas. No todo es bueno, pero hay lugares que sí lo son, que tienen ideas y pasiones honestas. Uno de ellos es Estación Colombia.
“Vine a la Argentina hace doce años para estudiar gastronomía y acá me quedé. Con mi pareja abrimos Estación Colombia por la nostalgia de los sabores de mi país natal”, cuenta Leonardo López Aguilar, cocinero y anfitrión junto a la argentina María Tebaldi de este pequeño y alegre local ubicado sobre la calle Bolivar. “Hay muchos lugares venezolanos pero pocos de Colombia. Creo que tiene ver con que muchos colombianos vinimos como estudiantes, como algo pasajero, entonces aguantábamos esa nostalgia. En cambio, de Venezuela vinieron con familias, ya pensando en vivir acá. Son dos gastronomía hermanas”, cuenta Leonardo.
Definido como “piqueteadero”, Estación Colombia ofrece platos simples y callejeros, hechos con calidad y con algunas –hermosas– sorpresas que funcionan como toma de posición gastronómica. Las empanadas (fritas, adictivas, tres unidades por $270 a $300) y las arepas (tres unidades por $200 a $320) son de masa de maíz elaborada directamente del grano, sin harinas industriales. Hay de bondiola, de escabeche de hongos, de huevos pericos. El ceviche ($250 a $300) ayuda a sobrevivir a los calores actuales. Y los patacones (plátano verde aplastado y refrito hasta quedar crocante) son imperdibles: salen solos ($150) o con –por ejemplo– carne desmechada a $320. “Estamos lanzando jugos de frutas y cócteles tropicales. Y cada domingo hay un plato especial, que puede ser un arroz montado, un ajiaco o un pescado entero para compartir entre dos”.
La nostalgia bien entendida.
Estación Colombia queda en Bolivar 914. Horario de atención: miércoles a viernes de 19 a 24; sábados y domingos de 12 a 1. Instagram: @estacion_colombia
Historias de café
Un punto en el mapa, entre Microcentro y San Telmo. Un lugar nacido en los planos en 2019, que abrió luego en pandemia y que, entendiendo la nueva coyuntura, renació con nuevo nombre. “Cambió todo”, admite Javier Schulze, al mando de Punto, nueva cafetería de especialidad porteña. “Cambiaron las expectativas y los modos de vida de cada uno. Abrimos como sucursal de Hábito Café; luego vimos que esa idea de café al paso para oficinistas no existía más y con mi socio decidimos separarnos. Él siguió con Hábito, yo me quedé con este local y empecé de cero”. El nombre elegido explica mucho: un punto de encuentro para vecinos que se reconocen y saludan. “Empezamos a mirar al barrio, a los que viven acá”, explica.
La ochava es amplia y cómoda, perfecta para sentarse en la vereda. El local es de líneas simples, purista en su idea de café pero a la vez inclusivo: nadie será criticado por ponerle azúcar a su flat white y en carta suman nombres porteños amigables como el cortado en vasito ($130). Suele haber tres opciones de granos de café para filtrados ($260 los 360ml): un natural, un lavado y un honey. Los espressos (solo o como base de un latte, cappuccino, machiato) arrancan en $110. Y agregaron una rica propuesta de pastelería propia, con alfajor de coco y dulce de leche a $100, roll de canela a $150, budín tipo carrot cake a $150, entre otros. Al mediodía hay almuerzos más ejecutivos y ligeros, con sándwiches (panceta ahumada, miel y queso tybo, $300), ensaladas (Caesar, Italiana, $310), tartas, que salen también en combos con limonada y café.
“Los vecinos respondieron muy bien. San Telmo tiene mucha pertenencia y el corredor de la calle Perú es muy lindo para salir a caminar tranquilo. Estamos dando cursos de café y ofreciendo catas abiertas, donde vienen más de 70 personas”, asegura Javier. Lo mejor: sentarse un atardecer cualquiera con un Coffee Gin Tonic en mano, preparado con cold brew, agua tónica, gin Heráclito London Dry, rodaja de limón y romero.
La vacuna local para combatir el verano más aguerrido.
Punto queda en Perú 602. Horario de atención: lunes a viernes de 9 a 19; sábados de 10 a 19; domingos de 16 a 20. Instagram: @somospuntocafe
Siempre inquieto
Federico Frutos es de Venado Tuerto pero vive hace rato en Buenos Aires. Hace ya seis años abrió la sanwichería De los frutos, en Retiro. Y 13 meses atrás sumó Alfonso en San Telmo: un espacio algo anárquico y caprichoso. Federico es parte de una generación sub30 que toma el barrio con ideas y potencia. “Estudié diseño industrial en la UBA. Todo lo que ves en Alfonso lo diseñé y fabriqué yo”, cuenta mostrando el local pequeño con un frente verde, una barrita, unas pocas mesas de metal y vasos negros para beber deliciosos vermús (como el herbáceo Lombroni, hecho en pleno Buenos Aires).
Definir Alfonso no es fácil: el lugar nació ofreciendo sándwiches de la parrilla, pero pandemia mediante replanteó su existencia. “Acá estoy yo. Entendí que este lugar requería ponerle amor y mucha presencia. Es un espacio que fluye, donde queremos divertirnos”, afirma Federico. De todas maneras, ahí hay una carta que muestra los platos habituales para las noches (los mediodías son más simples y económicos): un imponente bife con hueso Tomahawk (que se puede compartir entre dos) a $1250; la costilla del asado de 15 centímetros a $950; pesca (suele ser de río) a $750 o una pata y muslo con chimi casero y limón quemado a $650.
Se suman platitos varios que dan ganas de comer todos: escabeches a $250, matrimonio de chori y morci a $280, camembert tibio con miel a $380, cornalitos al disco a $380. Hay una buena tortilla de papa con aioli de cilantro a $280 o un matrimonio veggie, con repollo a la parrilla, mostaza dijon y pickles, con lechugón y aioli de fondo ($350). Y luego vienen los pop ups (los miércoles con los amigos cercanos de Beba; los sábados con la diseñadora Jessica Kessel; todo se publica en el Instagram @alfonso.cocinanomade). Un día de pronto habrá una peña, otro salen pizzas de masa madre. “San Telmo tiene un montón de esencia. Es un barrio bizarro: tenés al millonario que vive en un departamento hecho pija y al lado el conventillo”, dice Federico.
Algo se eso se traduce en Alfonso: un lugar que disfruta de no estar nunca quieto.
Alfonso queda en Av. Belgrano 782. Horario de atención: lunes a viernes al mediodía; jueves, viernes y sábado de 19 al cierre. WhatsApp para pedidos: 11-68046503.