Hace tiempo y allá lejos o allá lejos y hace tiempo. El orden se le confunde cada vez que lo dice, confiesa Rubén “Chivo” González. Se trata del nombre de una célebre composición de Jerome Kern: “Long Ago and Far Away”. “Es la traducción española, tal como se conocía ese tema por acá, cuando yo era niño, en nuestras juventudes. Y elegí ese título porque cumplía una doble función: yo también estoy mirando a lo lejos y hace tiempo, pasaron un montón de cosas; entre pitos y flautas empecé a tocar el clarinete en el año 1957. Imaginate”, explica el músico a Rosario/12.

Allá Lejos y Hace Tiempo (BlueArt Records), el nuevo disco de Chivo González, está disponible en plataformas digitales y es un disfrute total. La composición de Kern abre la escucha e invita. Como si fuera una reunión de amigos. Con González en saxo y clarinete, junto a Mariano Ruggieri (piano), Franco Di Renzo (contrabajo) y Luciano Ruggieri (batería). Pero también con los amigos que se versionan: Thelonious Monk, Miles Davis, Thad Jones, Hoagy Carmichael. Más composiciones del propio González. Y el diseño de tapa del gran Oscar Grillo.

“Nosotros nos juntamos de vez en cuando para tocar, como quien se reúne a jugar un amistoso. Hicimos un trabajo bastante interesante con estos chicos cuando recreamos, o recordamos, Time Out de Dave Brubeck (en Parque de España, en septiembre de 2017), lo tocamos varias veces, y a partir de ahí nos seguimos reuniendo cada 15 días o una vez por mes. En un momento dado, Luciano dijo: ‘¡Hay que grabar!’, y fue así cómo salió este disco. Por eso, acá hay una cuestión que debo decir. El disco sale por su ímpetu y decisión, porque a mí lo que me gusta es tocar en público y ensayar. Pero recordé algo que me decía un querido amigo, Fernando de la Riestra: ‘hay que dejar documento’, y esto lo es; aun cuando no se produjo en un momento feliz, porque me estaba haciendo un tratamiento sobre algo que me habían descubierto, pero grabar me sirvió también de catarsis”, agrega el músico.

“Nosotros nos juntamos de vez en cuando para tocar, como quien se reúne a jugar un amistoso. Hicimos un trabajo bastante interesante con estos chicos"

En cuanto al repertorio y sus 9 tracks, González cuenta que “de lo que veníamos tocando elegimos un par de cosas; hay un tema de Monk, uno de los auténticos revolucionarios de la música junto con Charlie Parker y Dizzy Gillespie, tipos que marcaron un momento al decir ‘éste soy yo y estos son mis sueños’. Por eso el tema ‘El sueño de Monk’ (“Monk´s Dream”). Propuse que el primer solo fuera de la batería. Los temas de Monk fundamentalmente tienen mucho que ver con el ritmo y ése es un tema del disco que me gusta mucho. Además, Luciano toca muy melódicamente y es muy admirador de Pau Ansaldi, tipo que ha tocado toda la vida conmigo. Los dos entienden la batería de una manera especial. Y son tipos de bajo perfil, como todos los que hacemos esta música. Porque ésta no es la música que llena los teatros ni los estadios; donde mejor se hace es en un reducto pequeño, con gente muy atenta y con músicos que se prenden fuego con esa atención. Eso es grandioso. Lo que pasa en el momento, la espontaneidad. El entendimiento aparece allí. Si haces otra toma, nada sale exactamente igual”.

Precisamente, Allá Lejos y Hace Tiempo se compone de “primeras tomas” –-a excepción de su bonus track, del cual se habla más adelante--, o como sucede con “Veo veo, ¿qué ves?”, del propio González: “En cuanto a ese tema les dije ‘vamos a hacer una línea, a escribir una línea’, y lo tocamos al día siguiente. Fue una trampita. Está hecho sobre la secuencia armónica de ‘What Is This Thing Called Love?’, el famoso tema de Cole Porter, para jugar a partir de la respuesta a la clásica pregunta del ‘veo veo’”, continúa. Otro de los temas elegidos es “Stardust”, de Carmichael: “Si lo escuchás bien, Mariano hace una introducción de ‘All The Things You Are’ (de Kern), luego se va la tonalidad y yo arranco con ‘Stardust’, que es una de las primeras melodías que toqué con el clarinete de oreja. Tiene que haber sido en el ‘58 o ‘59, allá lejos y hace tiempo o hace tiempo y allá lejos, en busca de los orígenes”.

El recorrido incluye también a Thad Jones (“A Child is Born”), Miles Davis (“Vierd Blues”), una composición de González con Emilio Maciel (“Blues pa´l Beni”), y un bonus track con “Young At Heart” de Johnny Richards: “Hay una cuestión muy especial, a ese tema no lo había tocado nunca. Lo escuché en un disco perdido por Bill Charlap, un gran pianista, junto a Jon Gordon en saxo alto. Qué lindo tema. Lo había escuchado hace mucho tiempo por Sinatra, hay también otra versión por Tony Bennett. Así que empecé a joder con el clarinete, porque en esta pandemia casi no toqué el saxo y volví al clarinete. Cuando decidimos publicar este disco le propuse a Mariano tocar este tema y le mandé los acordes. Grabé a capela algo en casa y se lo mandé por mail. Me devolvió un acompañamiento al piano que estaba muy rígido, así que le pedí que volara más. Lo que hizo me encantó. Sobre eso grabé tres tomas y elegí la que más me gustó. Se sincronizaron los tracks, se masterizó, y quedó ese tema que la verdad me gusta mucho”.

 

"A mí lo que me gusta es tocar en público y ensayar. Pero recordé algo que me decía un querido amigo, Fernando de la Riestra: ‘hay que dejar documento’"

La ilustración de tapa de Allá Lejos y Hace Tiempo boceta dos siluetas humanas: alguien mayor, otro más pequeño. Tal vez dos caras, borgeanas, de una misma persona. El horizonte hacia donde se dirigen ofrece un sol dorado. El arte es de Oscar Grillo, el artista argentino con vida en Londres. “Con Oscar hablamos casi quincenalmente por teléfono. La amistad comenzó a través de ‘Menchi’ Sábat, que siempre me lo nombraba. Me contacté con él, le mandé mi primer disco del año 2003 a través de mi hija que vive en Irlanda, y empezamos a mandarnos mails. Estuvo en casa y yo en la suya, hace unos diez años. Y le pedí si se animaba a dibujar la tapa. ‘Encantado –me dijo-, sólo me tenés que mandar los temas y el título del disco’. Me envió ese dibujo que me pareció sensacional”, comenta.

El sello editor es BlueArt, y el músico destaca palabras en virtud de su director, Horacio Vargas, “porque le gustó y lo aceptó”, a la vez que exhibe un “eterno agradecimiento a estos tres muchachos -Mariano Ruggieri, Franco Di Renzo y Luciano Ruggieri- que con holgura podrían ser mis hijos. Me ponen en un sitial que no creo merecer pero ellos creen que sí, y ese afecto me pone muy bien”.