En medio crisis de gobernabilidad después de haber alentado una toma del Congreso, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump,enfrenta una ola de renuncias en su gobierno, un pedido de investigación de la fiscal de Nueva York y el embate de la opocisión demócrata, que prepara un juicio político. Si bien el mandatario había bajado el tono este jueves al prometer "una transición ordenada", este viernes volvió a subir la apuesta al anunciar que no formará parte de la ceremonia de traspaso de poder.
“Para todos los que me han preguntado, no iré a la Inauguración el 20 de enero” aseguró Trump vía Twitter.
Mientras tanto Mick Mulvaney, ex jefe de gabinete de Trump y que en la actualidad tenía un cargo como enviado especial en Irlanda del Norte notificó su renuncia. En una entrevista con el noticiero estadounidense CNBC, Mulvaney dijo “no puedo hacerlo, no puedo seguir” y agregó que sería muy comprensible que en los días que siguen más personas renuncien. Aunque también afirmó haber hablado con otros miembros del gabinete que le aseguraron que no renunciarían por miedo a que Trump los reemplace por alguien que pueda empeorar la situación. La Secretaria de Transporte, Elaine Chao fue la primera del gabinete en renunciar, horas después la titular de la Secretaría de Educación, Betsy DeVos anunció que también dejaría su cargo.
También renunciaron después de la toma del Capitolio John Costello, subsecretario adjunto de Comercio para Inteligencia y Seguridad, Taylor Goodspeed, titular del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca. Stephanie Grisham, que trabajó de cerca con la administración desde la campaña Trump en 2016 actualmente era la Jefa de Gabinete de la primera dama también presentó su renuncia.
Además, Anna Cristina “Rickie” Niceta, encargada de eventos sociales dijo que renunciaría. La Secretaria de prensa de la Casa Blanca presentó el miércoles su renuncia, Sarah Matthews afirmó en un comunicado que “como una persona que trabaja en los pasillos del Congreso, me siento profundamente perturbada por lo que vi hoy”. Asimismo, dos asesores en temas de seguridad se sumaron a la lista de funcionarios que dejaron sus cargos: Matthew Pottinger, subasesor de Seguridad Nacional y Ryan Tully, director de asuntos de Europa y Rusia para el Consejo de Seguridad Nacional.
Con respecto a los incidentes en el Congreso, la Fiscal de Nueva York, Letitia James envió una carta al Fiscal General, Jeremy Rosen, pidiendo que abra una investigación criminal. “Ayer fue un día oscuro, aterrador y vergonzoso capítulo en los anales de la historia de nuestra nación. Por primera vez desde la Guerra de 1812 el capitolio estadounidense es violado e invadido por personas armadas empecinadas en derrocar un gobierno electo legalmente,” comienza la carta. Si bien algunas decisiones deberán ser tomadas por el Fiscal General entrante, el país no puede esperar a que el Departamento de Justicia no tome acciones en las próximas semanas," agregó James. “No fue una demostración espontánea sino una insurrección criminal planificada que debe ser investigada”, puntualizó la fiscal de Nueva York.
Pidió que se identifique, investigue y responsabilice a los participantes del intento de golpe. También se refirió a la responsabilidad del presidente, su familia y aliados oficiales, recordando que antes de los hechos violentos Trump dijo a sus seguidores que “nunca van a recuperar nuestro país con debilidad. Ustedes tienen que mostrar fortaleza (…) Vamos a bajar por la Avenida Pennsylvania hasta el Capitolio y vamos a intentar darle a nuestros republicanos el tipo orgullo y audacia que necesitan para recuperar nuestro país”.
En referencia a información publicada en distintos medios, entre ellos The New York Times, sobre la posibilidad de que Trump esté considerando perdonarse a sí mismo, James indicó que “deberá ser aconsejado sobre las consecuencias legales del abusar del poder de perdón”. Según la fiscal, ha sido una práctica de Trump beneficiar a los aliados personales e ideológicos del presidente. “La oficina de asesoría legal debería advertirle que usar ese poder bajo circunstancias corruptas lo hace vulnerable a ser enjuiciado cuando deje el cargo en unas cortas semanas”.
La idea de autoconcederse un indulto es una que Trump ha tenido en el tintero desde 2018 cuando se investigaba su posible nexo con la interferencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016. Según informó The New York Times, después de perder con Biden en noviembre pasado, Trump le ha sugerido a ayudantes cercanos que busca indultarse en los últimos días de su presidencia. Trump también consultó sobre los efectos políticos y legales que tendría tal decisión. Desde la Casa Blanca se negaron a comentar sobre el tema.
Los problemas se le acumulan al mandatario saliente luego de que el Departamento de Justicia informó que no descartan presentar cargos contra Trump por su rol de incitador en los hechos de violencia ocurridos el pasado miércoles. Esto apuró al presidente a emitir un comunicado condenando los hechos violentos. Trump se había negado a criticar el asalto al Capitolio y en el primer comunicado que emitió se mostró cariñoso con los manifestantes que ingresaron con armas al Congreso: “los amamos, son muy especiales”.
Mientras Trump hace averiguaciones para concederse el indulto y pasar a la historia como el primer presidente estadounidense en intentar hacerlo, legisladores demócratas abogan por iniciar un juicio político contra el mandatario saliente.
A una velocidad vertiginosa, los demócratas en el Congreso están sumando apoyos para iniciar un juicio político, al presidente Donald Trump por su papel en la toma violenta del Capitolio el miércoles, informó la cadena ABC. El esfuerzo por recusar a Trump está ya avanzando en la Cámara de Representantes, donde los demócratas ya tienen mayoría. Los proponentes de la idea esperan poder tener una primera votación a mediados de la semana que viene.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y su equipo analizaron sus opciones el jueves por la noche. Su prioridad sería que el vicepresidente declare a Trump incapaz y se haga con la presidencia él mismo hasta el 20 de enero, día de la jura de Joe Biden. Pero ante el mutismo republicano, los demócratas han optado por otra solución: volver a someter a Trump al «impeachment», del que ya fue exonerado el año pasado, por otro motivo.
Este proceso no va a ser como el del año pasado. Sería rápido, sin investigaciones y sin vistas orales de una semana. El escenario más probable es que un diputado lleve al pleno de la Cámara una resolución y se vote en ese mismo momento. Varios diputados ya han comenzado a redactar sus resoluciones. Una mayoría simple es suficiente para recusar al presidente en la Cámara. Si lo logran, Trump sería el primer presidente en ser recusado dos veces.
Esto no significaría que sería destituido de su cargo, ya que eso depende del Senado. Cuando la Cámara vote afirmativamente, el caso pasará al Senado, que celebrará un juicio político a Trump presidido por el presidente del Tribunal Supremo. Para destituir al presidente se necesita una mayoría de dos tercios en el Senado.
El líder de la mayoría conservadora del Senado, Mitch McConnell, no se ha pronunciado sobre este juicio político. Pero dado que la Cámara probablemente aprobaría esto con solo unos días más de presidencia de Trump, es probable que McConnell simplemente deje que se agote el tiempo. Sólo si el Senado le expulsa del cargo, Trump tendría prohibido presentarse de nuevo a la presidencia.
El primer «impeachment» lo propició una denuncia anónima de un agente de la CIA por supuestas irregularidades en una conversación telefónica de Trump con su homólogo ucraniano, Volodimir Zelensky, durante la cual le pidió a este último que investigara unos negocios de la familia de Joe Biden en ese país.
El presidente electo de EEUU, Joe Biden explicó que el juicio político sería una decisión del Congreso. “Vamos a hacer nuestro trabajo y el Congreso puede decidir cómo proceder”, afirmó Biden en conferencia de prensa.