Si no te tomás tan en serio a vos mismo y sos capaz de soportar la mirada de extraños solo por tu apellido, ser el "hijo de" puede ser una pulserita vip para acceder a donde –y hacer lo que– se te dé la gana. En ese sentido, para Spencer Tweedy, hijo mayor de Jeff Tweedy, el líder de Wilco, las cosas resultaron tan fáciles y divertidas que no hay reproche posible para con las peripecias de su propio destino.

"Me fue difícil rebelarme contra mis padres, porque mi mamá fue dueña de un club de rock y mi papá es músico. Entonces, ya te han superado en anticonformidad", dice Spencer. A sus 25 años recién cumplidos, el hijo mayor del matrimonio entre Jeff y Susan –lo sigue Sammy, de 21– es un artista humilde y algo geek que de a poco se está haciendo un nombre propio en el mundo de la música.

Spencer se proyecta en diferentes direcciones: tiene su proyecto unipersonal (Sleep Is My God es su último EP); es baterista y socio creativo constante en la carrera solista de su padre; forma parte de la banda de su novia, Case Oats; y grabó en discos de Beck y Norah Jones, entre otros. También lanzó una línea tech de equipamiento de audio (Fjord Audio), escribe micro-aguafuertes cotidianas en su blog-newsletter Observations, y acaba de lanzar Mirror Sound, un libro que ahonda en el trabajo de músicos que deciden crear en sus propios estudios hogareños.

"Las cosas que amo, además de la música, son la escritura y las cosas informáticas, como el diseño industrial. Me gusta tener muchos medios para hacer cosas", comenta desde su casa en Chicago. "Por supuesto, la gente presta atención a lo que digo o a la música que hago porque soy el hijo de mi papá. Pero, afortunadamente, la gente casi siempre es amable."

Foto: David Zoubek

El batero afortunado

Para fortuna de Spencer, toda su historia está atravesada por una de las bandas vivas más respetadas. "Mi primer recuerdo con la música es ver videos de Wilco en cintas VHS en nuestra sala familiar, cuando tenía cuatro o cinco años. Solía ver el video del paracaídas, Outtasite (Outta Mind), como 100 veces al día", recuerda Spencer.

Su primera irrupción en público fue a través del ya clásico documental de Wilco, I Am Trying to Break Your Heart, dirigido por Sam Jones. Allí aparece en un micro de gira, jugando a adivinar con su padre canciones de su grupo solo con la mímica de la batería sobre sus piernas. "¡Era extremadamente genial!", dice sobre aquella infancia atípica para el común de los mortales. "La idea del backstage se siente genial y glamorosa incluso si no hay mucha extravagancia. Eso me hacía sentir afortunado, y todavía me lo hace sentir: estar de regreso allí, cerca del escenario, ser parte de él."

En medio de ese ambiente de sobrestimulación, la batería se convirtió en su principal instrumento casi desde el principio, más por la fuerza del contexto que por iniciativa propia. "¡Realmente no elegí!", aclara. "Fue una especie de accidente. Había una batería en el sótano del bar del que era copropietario mi madre, el Lounge Axe, y los adultos solían sentarme ahí para ver qué hacía. Luego, cuando tenía seis años, se convirtió en una obsesión."

Hoy Spencer, avezado baterista, ya fue parte fundamental de Sukierae, el disco que grabaron bajo el nombre de Tweedy, aquel proyecto que resultó un plan familiar de contención mutua en medio de uno de los tratamientos de quimioterapia a los que había tenido que someterse Susan. Y de Love is the King, disco solista de Jeff, grabado en plena cuarentena y lanzado en octubre de 2020.

Dice que su particular estilo de tocar (agarrando las baquetas casi por la mitad, flotando sobre los parches con una displicencia precisa) viene de escuchar mucha música de principios de los '70, pero también de bandas como Deerhoof y, claro, Wilco. "Me encanta la batería de Levon Helm, de Greg Saunier, Kenny Buttrey, Jim Keltner y Glenn Kotche", apunta. Sobre su clave como músico, precisa: "Lo que más intento hacer y ser es un buen oyente. Creo que es muy importante ser sensible a lo que sucede a tu alrededor en una canción y a lo que hacen las otras personas."

La ley primera

Desde el comienzo de la cuarentena, por iniciativa de mamá Susan, los Tweedy lanzaron The Tweedy's Show, su propio reality nocturno transmitido a través de la cuenta de Instagram de Susan, en el que los cuatro comparten la intimidad de su acogedor living familiar, desde donde disertan en pijamas y soquetes sobre asuntos cotidianos como golosinas, política o deportes, y tocan canciones de todos los estilos y épocas.

Es ahí donde los Tweedy muestran sus talentos (Sammy se reveló como un gran cantante) y también exponen de qué están hechos como familia: de una simpleza cálida y entrañable, aglutinados en torno al amor por la música y las canciones, ésas que siempre los mantuvieron a flote frente a todo, fueran enfermedades, patologías o pandemias.

"Nosotros realmente nos respetamos", dice Spencer con orgullo. "Y la verdad es que mi papá es muy generoso. Me da espacio para ser quien soy y para tratar de lograr lo que quiero lograr en el estudio. Nuestras sesiones son fáciles, uno de los lugares más divertidos y cómodos para mí. Es mi sociedad artística más cómoda. Espero que mi futuro sea tocando la batería y haciendo discos con mi papá y con otras personas que amo."