Surgido como trío y consolidado como quinteto, Pasaje Noruega apuesta al diálogo entre generaciones. Desde una tímbrica acústica que lee tanto a la tradición como a nuevos exponentes del tango argentino, el proyecto que integran Eugenia Garralda Lazarte (voz), Nicolás Moro (voz y guitarra), Guillermo de Pablo (guitarra), Marco Bortolotti (guitarra y percusión) y Mariano Sayago (contrabajo) acaba de lanzar un segundo disco, Febril, donde profundizan un camino autoral que busca narrar historias actuales con un lenguaje contemporáneo. Y que apunta, además, a hacer de la canción un soporte desde el cual proponer diálogos que vayan más allá de los moldes tanguísticos.
Parte de esa búsqueda había quedado plasmada en Mestiza, debut de un quinteto que con su nuevo material consolida una estética y traza lazos con obras de Martín Tejera, Juan Iriarte y Fabricio Breventano. "En los últimos años fuimos asumiendo el hecho de situarnos en un lugar de reapropiación del género tanguero, pero en clave actual, contemporánea --explica Mariano Sayago--. Durante muchos años, entre los 70 y finales de los 90, no se escribió tango canción. Quizás eso tiene que ver, en parte, con que los tangueros de esa época no estaban pudiendo elaborar los elementos tanguísticos en clave de la lengua de su propia generación".
"Partimos de contar historias a través de canciones, de remitirnos a una cuestión identitaria actual, pero al mismo tiempo trabajar con el estudio y el basamento de la historia del tango --amplía Bortolotti--. Lo que más nos interesa es esa conexión intergeneracional, a partir de trabajar sobre la estética de las guitarras, del sonido acústico. Cuando hacemos arqueología, escuchamos las cosas viejas, pero nos interesa también la gente que está interpelando hoy al género".
De ese modo, las referencias instrumentales del quinteto van desde los tríos de Gardel o Bartolomé Palermo, de Roberto Grela y las Guitarras Orientales de Zitarrosa hasta referentes contemporáneos, como Martín Tessa, Javier Ramírez, Leandro Nikitoff o Juan Serén y Los Púa Abajo. "Estudiamos con mucha seriedad las principales formaciones guitarrísticas, pero también revisamos lo que pasa con nuestros pares, colegas y amigos, gente que está muy comprometida con la guitarra hoy. Con esa resistencia cultural desde lo tímbrico", detalla Sayago.
La propuesta de Pasaje Noruega busca además ampliar los horizontes, haciendo hincapié en la canción como soporte esencial. "A veces pienso que la cuestión de la canción quedó como si fuera rock acústico, y nosotros nos metemos en esa pelea: el que compone una chacarera está haciendo una canción --apunta Bortolotti--. Los formatos se han encorsetado, se han estereotipado por la industria cultural que necesita encajar. El tango es difícil de encajar, pero cuando no encaja aparece la autogestión".
"Trabajar y componer dentro de un género no implica cerrar las puertas a otras cosas", agrega por su parte Sayago, y remarca: "Hay muchas músicas que nos gustan y cuando decidimos entablar activamente un diálogo lo hacemos desde nuestro lugar. Por eso en Febril hay guiños a la cumbia, a la música del noreste de Brasil, un chamamé. Ahora vamos a estrenar un tango nuevo donde por ahí se escuchan cosas más del rock, ciertas reminiscencias spinetteanas. En esa voluntad de comunicación más ampliada está necesariamente el diálogo con otras cosas que están pasando: nos encanta la cumbia y estamos muy atentos a lo que está pasando con el hip hop en los barrios de Rosario, que es extraordinario".
Mañana, a las 21.30, Pasaje Noruega repasará todos esos conceptos que, hechos canción, sonarán en el Distrito 7 de Ovidio Lagos 790, donde participarán como invitados Martín Reinoso y La Banda Desesperada.