Desde Santa Fe
Omar Perotti terminará de definir esta semana los cambios en su gabinete que podría comunicar el viernes que viene o el lunes siguiente. El enroque del que se habla desde noviembre se producirá en días: el ministro de Trabajo Roberto Sukerman asumirá como ministro de Gobierno y su número dos, Juan Manuel Pusineri, lo reemplazará al frente de la cartera como ministro de Trabajo, según fuentes seguras. El pase de Sukerman al despacho que dejó el ex ministro Esteban Borgonovo tiene el soporte político de su espacio: la Corriente que lidera el ministro de Defensa Agustín Rossi y abre la posibilidad de otro acuerdo en el peronismo, que aún no está cerrado: la convocatoria al ex diputado y secretario general del PJ de Rosario, Eduardo Toniolli, como viceministro de Gobierno, pero el Movimiento Evita, en el que milita, aún no respondió al ofrecimiento. Perotti madura otra decisión acerca de si mantiene –o no- el cargo de vocero del gobernador y si lo conserva en su equipo, un candidato a ocuparlo es el secretario de Turismo, Alejandro Grandinetti, quien ya desempeñó ese rol en los peores momentos de la emergencia sanitaria cuando le tocó comunicar decisiones oficiales. Se trata de “cambios estratégicos” para una nuevo tiempo -político y electoral- que incluirán también el Ministerio de Gestión Pública, donde el gobernador valora el trabajo en equipo del ministro Rubén Michlig y del vice Marcos Corach en un primer año de mandato muy complejo por la crisis económica y el agravante de la pandemia, así que la nueva etapa será un cambio de nombres, pero no de funcionamiento, porque los dos seguirán en el gabinete.
En las últimas semanas, Perotti profundizó su diálogo con referentes de peronismo para afrontar su segundo año en la Casa Gris. “Una ratificación de la alianza electoral para que actores de distintos espacios puedan sumarse al gobierno. Esa sería la lectura”, dijo una de las fuentes consultadas por Rosario/12.
Perotti ya dijo que el tiempo que viene es distinto y por lo tanto quiere adecuar su gabinete a esos desafíos pospandemia. Cuando asumió el 11 de diciembre de 2019, encontró “un Estado paralizado, quebrado, con dificultades de funcionamiento. Una agonía que el socialismo estiró hasta el último momento”, recordó la fuente. Por eso, pidió la ley de emergencia –que el bloque de Miguel Lifschitiz mandó al archivo- y luego la de Necesidad Pública, que se aprobó porque apremiaba la pandemia. “Tuvimos que reconstruir el Estado desde el plano financiero y operativo. Si no hay recursos, no hay gestión. Con palabras no se arreglan las cosas, se arreglan con recursos”, explicó.
Ese fue el punto de partida: salir de la asfixia económica agravada por la crisis social y sanitaria y recomponer las cuentas del Estado. Perotti avanzó en esos objetivos. “Estamos conformes con lo que se hizo, pero no satisfechos”, relató la fuente. Así que ahora, a un año el gobierno enfrentar dos desafíos: el crack político en la Legislatura, donde perdió la mayoría en el Senado y las elecciones de medio término. “Los cambios tienen que ver con una cuestión estratégica”, apuntó.
“Lo que viene es una etapa distinta. La provincia está en una situación diferente y puede responder a las necesidades de la sociedad de otro modo, en lo económico. Y también viene un tiempo político distinto. Son dos cosas. Y por ahí vienen los cambios”, precisó.
*Roberto Sukerman. Lo que pasó en el Ministerio de Gobierno es conocido. A fines de octubre, Perotti dijo que pensaba en cambios porque había elegido un gabinete para una situación que fue “drásticamente alterada” por la pandemia. Dos semanas después, el 12 de noviembre, Borgonovo le presentó la renuncia y lo acusó de que “sin respaldo no podía trabajar”. Renunció también el vice de Gobierno, Arturo Gandolla. Perotti le pidió que siguiera hasta la renovación, pero Borgonovo no aceptó. Rosario/12 ya informó que los primeros que “le sacaron el banquito” fueron el senador Armando Traferri y la vicegobernadora Alejandra Rodenas que eran sus soportes políticos en el gabinete. Desde ese entonces, Sukerman se convirtió en el principal candidato a ocupar la vacante, pero Perotti demoró la respuesta, lo que generó expectativas en otros ministros interesados en el cargo. Esta semana, el gobernador le anunció a los otros expectantes que el elegido era Sukerman.
*Juan Manuel Pusineri. Desde el mismo momento que se mencionó el pase de Sukerman a Gobierno, también se comentó que Pusineri lo sucedería como ministro de Trabajo. “Es el reemplazante natural, porque hoy es casi el ministro”, dijo una fuente de la Casa Gris. Perotti tiene mucha afinidad y confianza política con Pusineri, con quien tiene un trato cotidiano por su rol en el día a día: en las negociaciones paritarias en el Estado y cómo pilotea los acuerdos y desacuerdos con los gremios del sector público. “Es un ascenso que está cantado”.
*Eduardo Toniolli. Al concejal de Rosario y líder del PJ rosarino se lo menciona como vice ministro de Gobierno, el cargo que ocupaba Gandolla. “Se viene hablando de él desde hace rato”, dijo la fuente, pero el acuerdo no está cerrado con su espacio: el Movimiento Evita, que tiene expectativas de conducir una cartera del gabinete. Debajo de Sukerman, también está a disposición la Subsecretaría de Gobierno. “Más allá de los nombres, acá hay un gesto del gobernador de convocar a otros sectores del peronismo. Una ratificación de la alianza electoral. Esa sería la lectura”, explicaron.
Uno de los problemas es la “falta de fluidez política” entre la Casa Gris y los bloques del PJ en la Legislatura (siete diputados y seis senadores que le responden a Perotti). El ascenso de Sukerman y el llamado a Toniolli apuntan a superar esa dificultad. “Si la Corriente de Rossi y el Movimiento Evita tienen actores en los dos lados: en el Poder Ejecutivo y en el Legislativo, no estarán ajenos a la gestión. Si a Perotti le va bien, a ellos y al peronismo también les irá bien”, agregó la fuente.
*Alejandro Grandinetti. Otro cargo vacante en el gabinete es el vocero del gobernador que ocupaba el colega Leonardo Ricciardino, quien renunció por “cuestiones personales y de salud” que impedían cumplir su labor. Perotti debe decidir si mantiene el cargo o lo suprime. Si se inclina por la primera hipótesis, una versión menciona para el puesto al secretario de Turismo Alejandro Grandinetti, quien ya lo desempeñó de oficio en el momento más complicado de la pandemia. Es una especie que “tiene consistencia”. “Grandinetti tiene preparación y perfil político para el puesto”, dijo una fuente consultada por Rosario/12. El gobernador está obsesionado por el déficit de comunicación de su gobierno. “No le encontramos el agujero a mate”, se lamentó la fuente.