Boca está en la final de la Copa Diego Maradona, un poco por méritos propios y otro poco por defección de los demás, y lo celebró mucho porque se le abre la posibilidad de una estrella más, pero sobre todo porque en el camino de un torneo local, dejó atrás a River y le hizo sonar con estridencia la chapa de candidato. 

Por supuesto, este certamen le interesa menos que la Copa Libertadores, pero con sus “mulettos” o sus equipos mixtos de titulares y suplentes, le alcanzó para lograr el primer objetivo.

De hecho Miguel Angel Russo cuidó mucho a algunos titulares. De los 11 partidos jugados hasta ahora Tevez y Salvio sólo entraron tres veces como titulares, Lisandro López cuatro y Fabra cinco. Boca tiene un plantel numeroso (utilizó a 25 futbolistas en total) con muchos jugadores consagrados, y en ese sentido les saca mucha ventaja a los demás equipos, pero los números no revelan un gran potencial.

En la primera fase sacó diez puntos sobre 18 (venció dos veces a Newell's, perdió y empató con Talleres, y ganó y perdió con Lanús), y en la segunda se mantuvo invicto, pero con dos triunfos (Huracán e Independiente) y tres empates ( Arsenal, River y Argentinos Juniors). Los nueve puntos sobre 15 significan un 60 por ciento de efectividad.

La primera conclusión a la que llevan estas cifras anémicas es que Boca se aprovechó de lo poco que hicieron sus circunstanciales adversarios. River, por ejemplo, pudo haberle arrebatado el pase a la final si le hubiera ganado a Independiente, un rival en teoría inferior, en plena crisis institucional y sin entrenador. Boca ganó su zona con nueve puntos, una cosecha inferior a la que consiguieron el primero del otro grupo, y los dos finalistas del campeonato paralelo, denominado Complementación.

Certificando lo que dicen los números el equipo de Russo tuvo actuaciones irregulares, con algunos buenos partidos (Huracán) y pasajes positivos (Newell's , Argentinos) y también se mostró muy frágil en otros encuentros (Talleres y Lanús en la Bombonera), y en pasajes de otros (River, Independiente).

Para Russo seguramente lo más importante parte de los datos que surgen de las actuaciones de los futbolistas, en cada partido del campeonato local para determinar si están para jugar todo el partido, o sólo algún rato en los encuentros de la Copa Libertadores.

Del encuentro en el que empató con Argentinos le debe haber quedado claro que Zárate parece por fin recuperar su mejor nivel; que Cardona sigue siendo el mejor de todos si el equipo se encuentra en la necesidad de generar juego para revertir un resultado adverso; y que Abila tiene intacto su olfato goleador. El tanto que hizo ante Argentinos el ex futbolista de Huracán es todo un símbolo de lo que pasa con Boca. El se aprovechó de un error defensivo para construir una gran jugada. Eso pasa con Boca: si le das ventaja te puede liquidar, pero necesita de la defección del otro.

Boca está en la final de un campeonato mediocre. No queda claro cuánto hay de mérito propio y cuánto de defección de los demás.