Maria Chindamo, una empresaria agrícola de 44 años, había desaparecido el 6 de mayo de 2016, en la campiña calabresa. La mujer había desaparecido en el aniversario del suicidio de su marido, Ferdinando Punturiero, que se ahorcó tras separse de Maria. Los investigadores inicialmente siguieron una pista relacionada con una presunta venganza contra Maria Chindamo por por parte de la familia del marido. Sin embargo, esa línea de investigación nunca avanzó. Nada se supo de Maria durante cuatro años.
Durante ese tiempo los carabinieri habían revisado varias casas de campo de la zona y máquinas agrícolas, en busca de huellas de sangre de la mujer. También se utilizaron perros especialmente entrenados llegados desde Palermo. No hubo resultados. A Maria parecía que la tierra se la había tragado.
La verdad se supo recién ahora, tras la confesión de un arrepentido de la poderosa mafia calabresa 'Ndrangheta, que causó gran conmoción en Italia.
Según este arrepentido, la mujer fue secuestrada, asesinada, triturada y dada de comer a los cerdos. Ese fue el castigo de la mafia calabresa porque la Maria se negó a vender su campo.
Fue un colaborador de la Justicia, Antonio Cossidente, exmiembro del clan de los Basilischi, perteneciente a la 'Ndrangheta, quien reveló los espeluznantes detalles del crimen de la empresaria.
Según los diario Corriere della Sera y La Repubblica, en febrero de 2020 Cossidente le contó a los magistrados de Catanzaro que se enteró del atroz crimen a través de otro mafioso, Emanuele Mancuso, capo del clan homónimo de Limbadi, en la provincia de Vibo Valentia.
Mancuso, otro arrepentido como Cossidente, que habían compartido la misma celda cuando estuvieron presos, había contado que la mujer fue asesinada por negarse a vender sus terrenos a un miembro de la mafia.
Se trata de Salvatore Ascone, de 54 años, llamado "u Pinnaularu" y narcotraficante del clan Mancuso, que era vecino de campo de Maria Chindamo. Este hombre estaba arrestado desde julio de 2020.
Cossidente también brindó detalles macabros sobre la muerte de la mujer. Después de haber sido arrastrada hasta un furgón, fue llevada a una casa colonial, donde fue asesinada, luego tirada en un terreno, triturada por una trilladora y sus restos fueron dados a los cerdos, que habían sido mantenidos en ayunas varios días.
El día del secuestro, un grupo de la mafia esperó la llegada de Maria a su establecimiento agrícola. Sabían que la mujer debía encontrarse con algunos obreros que tenían que hacer algunos trabajos.
Al llegar con su camioneta a su casa, la mujer fue agredida por tres hombres. Al intentar escapar resultó herida, según se dedujo al hallarse huellas de sangre en su vehículo, así como en las paredes que rodean el ingreso a su empresa.
Las revelaciones brindadas ahora por el arrepentido Cossiedente abren un nuevo escenario para la resolución de un delito del que hasta ahora no se tenía ninguna pista concreta.