No hay más remedio que reírse un poco para aplacar el espanto: el cine se ha pasado toda su historia imaginando grandes cataclismos, millones de versiones de un apocalipsis posible, pero ahora, el mundo que conocemos se está terminando de una forma tan lenta y tan doméstica que si bien estamos frente a un buen momento para la ciencia ficción, sin duda, es un momento grandioso para la comedia. Justamente, hace casi dos décadas, que un par de actores y fans del cine de género se han ido convirtiendo en reyes de ese híbrido que es el terror en clave comedia. Se trata de la dupla formada por Simon Pegg y Nick Frost: mejores amigos milenarios, barra guionistas, barra actores multifacéticos, ya conocidos por protagonizar obras como la —ahora considerada clásica— Shaun of the Dead y el resto de la Trilogía del Cornetto, la serie británica Spaced, o la película norteamericana Paul, junto a Seth Rogen y dirigida por Greg Mottola (Superbad). Ahora, y como siempre lo han hecho en sus proyectos, la dupla ha vuelto a la televisión para seguir explorando el terror y la ciencia ficción con su habitual despliegue cómico, extraño y algunas veces, conmovedor, donde se puede encontrar homenaje a la cultura pop y humanismo, un mix que los tiene como número puesto para pasar este inesperado apocalipsis conectado a servicios de streaming. 

Durante los últimos meses del 2020 —estrenada justo a tiempo para Halloween—, se pudo ver Truth Seekers, una nueva serie de 8 capítulos creada para Amazon Prime por Simon Pegg y Nick Frost --está disponible en la plataforma ahora-- donde la dupla abraza la tradición del cine de género que ama, apropiándose también de todo el terror, la abulia, el trabajo precarizado y la conspiranoia de nuestra malograda contemporaneidad. En Truth Seekers, Frost, que en este nuevo proyecto es la estrella, interpreta a Gus, un solitario y gruñón técnico que instala cable en un pequeño suburbio británico. Aunque parece ser un experto en su rutinario trabajo, durante su tiempo libre Gus se convierte en youtuber especializado en ocultismo y asuntos paranormales, su verdadera pasión. Ahí intenta desentrañar las teorías conspirativas más nuevas o cazar fantasmas locales, y aunque siente que está cerca de un gran descubrimiento, no parece tener éxito en ninguna de sus aventuras. Lo peor: sus videos son aburridos y no tiene suscriptores. “Simon y yo solíamos ser cazafantasmas. Me encantaría decir que éramos niños, pero teníamos como treinta años”, cuenta con humor Nick Frost, de 48 años, sobre el origen de su nueva serie. “Y bueno, tampoco era cazar fantasmas realmente, sino subir al auto de Simon en la noche, manejar hasta Essex donde había una vieja iglesia sajona y asustarnos mutuamente alrededor del cementerio. Creo que en esas andanzas tuve dos accidentes muy graves, incluyendo uno en el que quedé inconsciente y Simon me dejó ahí tirado pensando que yo estaba bromeando. En parte fue de esas aventuras de nuestra juventud que nació Truth Seekers. Es decir, aventuras de gente extremadamente normal deseando muy intensamente experimentar algo sobrenatural”.

En Truth Seekers, la rutinaria cotidianidad de Gus se ve remecida cuando su jefe, un secundario interpretado por Simon Pegg —bastante más conocido como actor por sus apariciones en Misión Imposible y Star Trek—, decide asignarle un compañero de trabajo y aprendiz en el oficio de instalar cable en casas de abuelas. Ahí conoce a Elton John (Samson Kayo), un jovencito simple pero con un pasado misterioso, que vive con una hermana agorafóbica, y que no quiere saber nada con los asuntos paranormales, aunque parece ser la llave que le faltaba a Gus para explorar esos misterios que siempre quiso investigar. “Queríamos formar una pandilla copada de gente que nunca se hubiese conocido en su vida normal, pero que por un hecho aleatorio se conoce y termina queriéndose. Quiero ver a la gente que se lleva bien y que se ríe. Es divertido para mí como espectador. No quiero ver a la gente quejándose todo el tiempo”, asegura Frost, que sin duda prefiere la comedia al horror, aunque igualmente en su serie el horror está presentado sin ironía y con presupuesto. Demás está decir que Gus vive con su padre, interpretado por el increíble Malcolm McDowell, otrora protagonista de La Naranja Mecánica, pero aquí responsable de las mayores descargas de comedia de la producción.

Truth Seekers es una comedia de terror con un afecto enorme por el género y una estructura contemplativa como en una serie clásica: cada episodio es un misterio diferente a desentrañar. Es también una gran ensalada de memorabilia pop con referencias directas a algunas obras amadas por sus creadores: desde El Exorcista a las novelas de Stephen King, y por supuesto, los Cazafantasmas. De ellos no solo recuperan su detector de ectoplasma, sino su impronta sentimental. Estas son personas de clase trabajadora que confían en los fenómenos paranormales pero que principalmente tienen un problema más grande: necesitan un trabajo.

Los misterios que aparecen en la serie tienen la nostalgia y el humanismo de Twilight Zone, hay ancianas que buscan a sus perritos muertos, hay presencias demoníacas y antiguos misterios familiares ocultos en los suburbios. Y así como The X-Files, otra de sus referencias directas, se divirtió en el pasado hilando historias de leyendas urbanas y teorías de conspiración, Truth Seekers basa algunos de sus casos en misterios de la realidad. Por ejemplo, uno que particularmente parece obsesionar a los ingleses: las misteriosas ondas de radio que quedaron flotando después de la Segunda Guerra Mundial emitiendo secuencias numeradas para los espías que ya nadie puede descifrar. Explica Nick Frost: “Creo que lo que tratamos de hacer es lo que yo llamo: devolverle la diversión a los funerales. Siempre nos sorprendemos cuando alguien muere, pero igualmente tenemos ese momento de comunión después de un funeral donde se puede tomar cervezas e incluso divertirse. Eso es lo realmente especial de los humanos; podemos sufrir tanto dolor y pérdida, y aún así, 10 minutos después, estar riéndonos de algo. Somos criaturas simples, pero a la vez lo que nos sucede es algo muy complicado de explicar. Y eso me gusta”.