Como parte de las ceremonias de Semana Santa, el papa Francisco lavó los pies y dio la comunión a 12 detenidos, entre ellos un argentino, al celebrar con una visita “estrictamente privada” a una prisión de las afueras de Roma la misa de la Cena del Señor.
El Pontífice visitó la cárcel de Paliano, para cumplir con el rito de lavado de pies a los presos, entre ellos tres mujeres, un musulmán a punto de ser bautizado, un albanés, seis italianos y un argentino, que recibió el bautismo en la ceremonia.
“El jefe de la Iglesia es Jesús. El Papa es la figura de Jesús, y yo quisiera hacer lo mismo que él ha hecho. En esta ceremonia el párroco lava los pies a los fieles. El que parece el más grande debe hacer el trabajo de esclavo”, aseguró el Pontífice durante la homilía pronunciada improvisadamente en el recinto carcelario.
“Si pueden hacer una ayuda, un servicio a sus compañeros de cárcel, háganlo. Esto es amor, es como lavar los pies”, les pidió a los 58 detenidos que cumplen distintas condenas por pertenecer a la mafia y que han visto reducidas sus sentencias por colaborar con la Justicia italiana.
“Eso de lavar los pies era una tradición que se hacía en la época antes de los almuerzos y las comidas, porque era gente que venía del camino y estaba sucia, con polvo del camino. Uno de los gestos para recibir una persona en casa era lavarle los pies, pero esto lo hacían los esclavos”, agregó.
Dos de los detenidos a los que lavó los pies cumplen cadena perpetua en la prisión ubicada a 63 kilómetros de Roma. La participación de los presos en la misa fue activa: ellos animaron la liturgia y cuatro sirvieron en la celebración. Los reclusos de la cárcel obsequiaron a Francisco varios regalos: productos de su huerta biológica, cruces de madera, un mantel de lana blanca y algunos dulces.
En enero de 2016, luego de una recomendación de Francisco, fechada en diciembre de 2014, el Vaticano introdujo la modificación en el tradicional rito de Jueves Santo para que las mujeres e incluso los niños puedan participar en un lavado de pies hasta entonces reservado a los hombres.