Sin haber encontrado ni una sola prueba de que a Alberto Nisman lo hayan matado, el fiscal Eduardo Taiano decidió una medida asombrosa: convocó como testigo al exespía israelí Uzi Shaya que a mitad de 2020 dio una versión delirante y hasta delictiva de un supuesto encuentro con Nisman, en Europa. El agente contó en la TV de Israel que, trabajando para los fondos buitres, se vio con el fiscal en Madrid en los primeros días de 2015, le entregó información sobre cuentas ocultas de Cristina Fernández de Kirchner y Máximo Kirchner, que eso decidió a Nisman a volver de inmediato a la Argentina y que por esa razón lo habrían matado. El relato era obviamente falso ya que Nisman compró su pasaje de regreso antes de salir de Buenos Aires, a fin de diciembre, o sea que no volvió de forma sorpresiva, y no incluyó ni una letra sobre cuentas en el exterior en su denuncia contra Cristina presentada unos días más tarde, el 14 de enero. A seis años de la muerte de Nisman, el expediente divaga y da rodeos como este, porque es evidente que el fiscal se suicidó y, como consecuencia, no se pudo encontrar ni una evidencia de que alguien haya entrado al edificio donde vivía, mucho menos al departamento cerrado por dentro y menos todavía a un baño del que no se podía salir porque el cuerpo de Nisman obstruía la puerta.
Un dato que ilustra que la medida es sólo un distractivo es que la entrevista a Shaya se hizo en la televisión israelí, en el programa Uvdá, a principios de junio de 2020 y la medida de que declare como testigo se dispuso el 17 de diciembre, o sea seis meses después. Una excusa es que tardó la traducción, pero es evidente que, si se trataba de una medida esencial, se hubieran acelerado los tiempos.
Taiano no sólo dispuso la declaración de Shaya sino también de la periodista de origen argentino, Ilana Dayan, que fue quien entrevistó al exespía. Como no se podrá hacer de forma presencial, se baraja la idea de tomar las declaraciones por videoconferencias o por rogatorias, que significa que las tome un juez israelí. Para ello, Taiano le pidió a todas las partes que formulen de antemano las preguntas que les parezcan pertinentes.
En la entrevista de la televisión israelí, Shaya contó que, por encargo de los fondos buitres, investigó a Cristina y Máximo y descubrió cuentas en el exterior. Por supuesto no mostró ni un papel ni aportó ninguna evidencia. Dice que la intención era que, con la supuesta documentación sobre cuentas ocultas, iban a presionar a CFK para que pague la deuda con los fondos buitres. En síntesis, una extorsión.
La parte relacionada con Nisman consistió en que Shaya dijo que se encontró con el fiscal el 8 de enero de 2015 en un hotel de Madrid. Falso. Nisman no estuvo con su hija Iara en ningún hotel de la capital española. El paseo arrancó en Londres el 2 de enero, luego fueron a Amsterdam y de ahí directo al aeropuerto de Barajas donde el fiscal dejó a su hija en el salón VIP de Iberia, mientras él tomaba el vuelo a Buenos Aires. Nisman no salió del aeropuerto ni estuvo en un hotel de Madrid.
El agente aseguró también que al ver la documentación sobre las cuentas en el exterior, Nisman decidió volver a Buenos Aires. Falso La realidad es que el fiscal sacó su pasaje de regreso el 31 de diciembre de 2014, antes de salir para Europa y antes del supuesto encuentro con Shaya. O sea que está claro que no volvió por nada que le habrían dado, sino porque ya lo tenía decidido de antemano. Y la razón está bastante clara: quería estar en Buenos Aires antes de mitad de mes de enero porque pensaba que lo iban a echar de la fiscalía y su intención era frenar la destitución con la denuncia contra Cristina.
Por último, también es falso que la documentación que dice que le entregó a Nisman haya tenido impacto en el fiscal. De hecho, el 14 de enero Nisman presentó su larga y desprolija denuncia y no mencionó ni cuentas ni nada similar. De haber existido, le hubieran servido mucho porque de alguna manera al fiscal le hubiera resultado decisivo vincular el Memorándum con Irán con dinero recibido clandestinamente. De hecho, el diario Clarín intentó una manipulación parecida: de la mano del periodista Daniel Santoro afirmó que Máximo y Nilda Garré tenían una cuenta oculta en Delaware, Estados Unidos, con millones de dólares pagados por Irán. La versión fue desmentida hasta por el gobierno de Estados Unidos.
Pese a la cantidad de falsedades de Shaya, el fiscal Taiano decidió gastar energías y dinero del estado en tomarle declaración, cuando tiene medidas por concretar que tienen dos años o más de atraso: por ejemplo, no citó a declarar bajo juramento a los peritos de la Gendarmería que armaron la pericia trucha que le permitió -y le permite- sostener la hipótesis del homicidio. Tampoco citó a los integrantes del Cuerpo Médico Forense (CMF) que demolerían casi todo lo sostenido por la Gendarmería, como la existencia de ketamina, droga con la que supuestamente atontaron al fiscal, o una supuesta golpiza sufrida por Nisman que le habría producido la fractura del tabique nasal. El CMF -los únicos que tuvieron delante el cuerpo del fiscal-, igual que los autores de la autopsia y la médica policial descartaron los delirios que la Gendarmería sacó de la galera a pedido de la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Finalmente, no es un tema menor la extorsión que reconoció Shaya. Dijo que trabajó para una agencia de inteligencia que fue contratada por Paul Singer y su fondo buitre. El objetivo no era denunciar corrupción si CFK o su hijo tenían una cuenta oculta, sino utilizar la información para presionar a que el gobierno que ella encabezaba pagara lo que exigían los buitres. Es decir, una jugada extorsiva en toda su dimensión. Pero tal vez lo más significativo es que nunca presentó un solo papel en la justicia y mucho menos los exhibió durante la entrevista.
Ese es el testigo que busca Taiano y el aparato político-judicial-mediático de Comodoro Py a pocos días del sexto aniversario de la muerte de Nisman. Por supuesto, todo es parte del show que deben continuar.