El fiscal Luis Schiappa Pietra imputará hoy a Alexis A., "Chori", de 20 años, por la desaparición de Mariela Nerea Barbosa, de 22 años. Nerea está desaparecida desde enero, la familia hizo la denuncia el 24 de ese mes, pero no les prestaron atención. El 3 de febrero, cuando el abogado Mariano Romero -del Movimiento Evita‑ fue a pedir datos a la fiscalía de búsqueda de personas, a cargo de Guillermo Apanowicz encontró que no habían realizado ningún allanamiento, pese a que la denuncia señalaba específicamente a "Chori". El 3 de abril pasado, un llamado anónimo alertó sobre el hallazgo de restos humanos calcinados en Clavel al 7200, al lado de la autopista a Buenos Aires. El cadáver tenía también dos orificios de bala. A partir de allí, los padres de Nerea volvieron a la fiscalía con la sospecha de que se trataba de su hija. Confirmado que los restos pertenecían a una joven de unos 20 años, está en curso un análisis de ADN para identificarla con certeza. Anteayer, por orden de Schiappa Pietra, se allanó la casa de "Chori", donde encontraron ropa que era de Nerea con manchas de sangre. En ese domicilio había también guinchos y cadenas, así como una reja rota, indicios de que allí hubo una persona secuestrada.
Mariela Nerea Barbosa tenía 22 años y dos nenas pequeñas. Vivía en una casilla de chapa donde el frío es más intenso en invierno y el calor más sofocante en verano. Su pieza estaba detrás de la de sus padres, que viven del cirujeo, como la mayoría de los habitantes del barrio San Martín Sur. Nerea sufría una intensa adicción a las drogas y varias veces pidió ayuda para "rescatarse", especialmente en el centro de salud Maiztegui, de su barrio. Cotidianamente iba al barrio Las Flores Sur. En la denuncia, Cristina, la mamá de Nerea, refirió que la tenían en esa zona, atendiendo un búnker de noche, porque se lo habían dicho los vecinos. Por su adicción, Nerea era vulnerable a violencias de todo tipo.
"No hicieron nada para buscarla, lo dice la mamá, porque demoraron como cinco días para llevar la denuncia desde la comisaría a fiscalía. No rastrillaron, no la buscaron, hicieron un allanamiento porque fuimos nosotros, pero después no hicieron más nada", dijo Alejandra Fedele, referente territorial del Movimiento Evita.
"Si bien esto cae en la fiscalía de Apanowicz, él no toma los casos, sino que se ocupa un empleado, Leandro Trangoni. Pero como él también estaba de vacaciones, se ocupó Jorge Re. Cuando nosotros nos presentamos, no habían hecho ningún trámite", relató Romero.
En el centro de salud, a Nerea la conocen desde pequeña. Supieron de la desaparición en febrero, cuando una tía de la chica contó lo difícil que fue conseguir que les tomaran la denuncia en la comisaría.
Otra persona que trabajó junto a Nerea sus pedidos para encontrar rehabilitación es la trabajadora social Aylén Benavídez, de la asociación civil Padre Misericordioso. "La estaba acompañando a Nerea, veníamos haciendo un tratamiento por el tema de las adicciones con ella, y junto con la familia, pero justo coincidió con mis vacaciones, y cuando volví, la familia me estaba buscando precisamente porque hacía un mes que ella no volvía a su casa", relató. Nerea no se hubiera separado tanto tiempo de sus pequeñas hijas por su voluntad. Cada vez que intentaba curar su adicción era por sus hijas. "Intenté varias veces comunicarme con Trangoni pero no tuve la oportunidad de mantener una comunicación. La familia es de muy bajos recursos, querían que yo me comunique porque más allá de que no entendían lo que les decían, no tenían los medios disponibles, no tenían para pagarse la tarjeta de colectivo", es el crudo relato de Aylén. A ella tampoco la atendían. "Me dijeron que a mí no me podían dar información porque no era abogada del caso ni familiar directa. La información cada tanto se la daban a una tía que era la que más entendía el caso y pudo juntar para ir hasta fiscalía y poder hablar con el fiscal, que no la atendió, sino el secretario", agregó.
Cuando apareció el cadáver calcinado, era tarde. La oportunidad de buscarla había pasado.