La Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) publicó este martes el Protocolo para la Reapertura de Salas y Complejos Cinematográficos de la República Argentina. Dicho documento establece las medidas preventivas y recaudos que deberán tomar los espacios dedicados a la proyección pública de películas para poder reanudar su funcionamiento. El mismo había sido suspendido el 18 de marzo del año pasado, en el marco del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) decretado por el Poder Ejecutivo para hacerle frente al inicio de la pandemia de Covid-19. Aunque ya son varias las provincias que han autorizado a algunas salas de cine a retomar su actividad, es recién a partir de la publicación de este protocolo que el Gobierno Nacional estaría en condiciones de evaluar la posibilidad permitir la reapertura oficial de los complejos de todo el país, levantando la prohibición vigente.
La novedad resulta significativa, ya que en los últimos días de diciembre de 2020 el presidente Alberto Fernández había descartado la posibilidad de una reapertura por lo menos hasta febrero, a pesar de que los exhibidores venían trabajando en un protocolo propio. A pesar de eso, varias empresas abrieron sus complejos durante los primeros días de enero en distintos puntos del país, apelando a la posibilidad de solicitar un permiso excepcional a las autoridades provinciales. De ese modo, algunos complejos pudieron abrir sus establecimientos en Córdoba, Chubut, Entre Ríos, Jujuy, Mendoza y Santiago del Estero, aunque siempre de forma parcial, tanto en términos de ocupación de sala como de disponibilidad horaria.
En sus 28 páginas, el Protocolo para la Reapertura de Salas y Complejos Cinematográficos de la República Argentina establece una serie de recomendaciones que los complejos multisala deberán cumplir para volver a abrir sus puertas al público. Según afirma su nota introductoria, el documento se propone como “una guía de medidas de prevención a partir de la cual las empresas y los trabajadores y trabajadoras de sector planifiquen la normalización gradual de sus actividades”. Se informa además que el mismo fue elaborado “conforme lo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Ministerio de Salud de la Nación y la Superintendencia de Riesgos del Trabajo dependiente del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación”.
De su confección participaron también las distintas cámaras que nuclean a los exhibidores de cine y los sindicatos que representan a sus trabajadores. Entre las medidas que se establecen figura el uso obligatorio de barbijo dentro del complejo, incluyendo las salas; la sanitización de espacios y de lentes 3D antes y después de cada función; proveer al espectador de alcohol y elementos necesarios para la higiene; y mantener la distancia social entre trabajadores y clientes. En el interior de la sala, por cada butaca ocupada se deberán dejar libres otras dos butacas a cada lado y las que se encuentren inmediatamente adelante y detrás de las mismas. También se reducirá la cantidad de funciones diarias para evitar aglomeraciones y cada empresa se encargará de capacitar a su personal para cumplir y hacer cumplir las recomendaciones.