River salió al campo con la postura que le demandaba la gesta a buscar. Con un equipo amplio a partir del dibujo 3-5-2 (los laterales en función de wines y no de defensores), metido y concentrado para la presión, apostó a acosar a Palmeiras en pos de romper rápido el partido.

El equipo asumió riesgos, ante un adversario peligroso en la contra. A los nueve minutos, Rony quedó pie a mano con Armani, que cortó justo cuando el delantero intentó gambetearlo. Y 30 segundos después lo tuvo Borré, pero atajó el arquero y Suárez no consiguió usufructuar el rebote.

           

Paulo Díaz robó más tarde la pelota en la mitad de cancha, avanzó, remató y Weverton envió al córner. Pero desde el tiro de esquina apareció Robert Rojas de cabeza para poner el 1-0, y motorizar las ilusiones visitantes.

Apenas 60 segundos después, con una peinada de Suárez, los de Gallardo casi amplían el resultado. Pero Ze Rafael, en una réplica bien llevada por Luiz Adriano, casi consigue el empate. Una postal del desarrollo del pleito: búsqueda generosa de parte de River, astucia para olfatear los espacios de parte de Palmeiras.

River no dejó de creer. A los 37, el arquero voló para desviar el remate de Suárez. Y a los 43, Borré cabeceó en su hábitat un centro desde la derecha para anotar el 2-0, y quedar a tiro de la hazaña.

La voracidad de River no aflojó en la etapa final. De la Cruz, de tiro libre, pudo gritar al minuto. Y a los 6, la primera gran polémica de la noche. Enzo Pérez avanzó hacia el área y fue interceptado por dos rivales. Borré tocó hacia atrás, la pelota derivó en Angileri, que envió el centro para el ingreso de Montiel, que de volea celebró.

Pero el colombiano Nicolás Gallo llamó desde el VAR. Y con la tcnología descubrió que el último en tocar la pelota antes del retroceso de Borré, que venía del offside, había sido Enzo Pérez. Por eso, Ostojich anuló las acciones.

El tanto inhabilitado profundizó la enjundia de River. Que en 10 minutos llegó tres veces, pero Weverton y el azar le impidieron empatar la serie. Palmeiras alcanzó a, por lo menos, bajarle el ritmo a su invitado. Tomó algo de aire y se vio beneficiado por la expulsión de Rojas, por doble amarilla.

Pero a los 74 la temperatura volvió a elevarse. Ostojich vio penal de Empereur a Suárez, quien bajó la pelota y se dejó caer. Las imágenes probaron que el delantero fue el que inició el contacto. Y el VAR volvió a pincharle las esperanzas a River. Los nueve minutos adicionales no le alcanzaron tampoco.

En la historia de la Copa Libertadores, ningún equipo se clasificó perdiendo la ida por tres goles como local, en ninguna instancia. En los octavos de 2008, América de México perdió 2-4 como local y se impuso 3-0 en Río de Janeiro ante Flamengo; mientras que en la segunda fase de clasificación de 2017, Capiatá de Paraguay cayó 1-3 ante Universitario de Perú en su estadio, y remontó con un 3-0 en Lima.