El embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, expresó su rechazo a un nuevo decreto de Bolsonaro que afecta a las exportaciones de trigo argentino. "Esta medida que hasta 2020 se había aplicado con carácter excepcional afecta severamente al Mercosur", dijo a través de las redes sociales.
El funcionario aseguró tener “una profunda preocupación” por la decisión del Gobierno brasileño de habilitar en forma permanente cuotas de importación de trigo sin aranceles con origen en países por fuera del Mercosur. La medida afecta directamente a las exportaciones argentinas. El trigo se encuentra en el podio de los productos de exportación desde el país hacia Brasil.
Scioli, quien desde su llegada a la Embajada Argentina fue el encargado de acercar posiciones entre Buenos Aires y Brasilia, fue lapidario contra el decreto firmado por Bolsonaro y los ministros de Economía, Paulo Guedes, y de Agricultura, Tereza Cristina Dias.
Se trata de una resolución que autoriza en forma indefinida a partir de 2021 la compra de trigo sin aranceles extra para países que se encuentran fuera Mercosur.
"Se habilitó una cuota de importación mínima, de forma permanente, de 750.000 toneladas anuales de trigo de países de fuera del Mercosur, con un arancel de importación del 0 por ciento, un beneficio reservado a países del bloque", argumentó de Scioli.
El funcionario recordó que el trigo representa el 15 por ciento de las exportaciones de Argentina hacia Brasil y es uno de los tres principales productos exportados.
Scioli avanzó en reuniones con Pedro Miguel da Costa, secretario de negociaciones bilaterales y Mercosur, del Ministerio de Relaciones Exteriores, para tratar el decreto. Este miércoles tiene a su vez una segunda reunión con funcionarios brasileños en el palacio del Planalto.
La decisión brasileña, aseguran en Brasil, es el resultado de una "visión diferente" respecto de la lógica de Argentina sobre el rumbo que debe tomar el Mercosur. Brasil pretende flexibilizarse para alcanzar acuerdos con nuevos mercados. El resultado de esa estrategia implica romper acuerdos regionales y frenar los logros alcanzados dentro del bloque.
Las diferencias comerciales entre ambos países no son nuevas. El Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño por ejemplo había reclamado a finales del año pasado por distintos problemas con los productos brasileños para ingresar a la argentina.
Por el lado argentino uno de los elementos que generó malestar con Brasil fue que es país intentó negociar unilateralmente con la Unión Europea acuerdos de libre comercio sin respetar la voluntad del resto de las economías que son parte del Mercosur.
En un mundo en el que existen acuerdos regionales cada vez más fuertes –por ejemplo Asia formó recientemente un acuerdo de libre comercio en el que se mueve el equivalente al 30 por ciento del PIB global- el intento de avanzar en negociaciones individuales resulta una pérdida de oportunidad respecto de una negociación entre bloques.
Las relaciones políticas entre la Argentina y Brasil tuvieron cierta mejora en los últimos meses y el año pasado se celebró un diálogo entre Alberto Fernández y Bolsonaro. Pero los conflictos comerciales parecen los más complejos de resolver.
Los analistas sobre el Mercosur aseguran que el último decreto de Brasil es un nuevo quiebre en los esfuerzos del bloque por homogeneizar las políticas de integración productiva y comerciales en un momento en que se necesita reforzar la cooperación regional. En marzo de este año el Mercosur cumplirá 30 años desde la firma del Tratado de Asunción en el que se sentaron las bases para el acuerdo comercial sin aranceles entre los países miembros. En estas tres décadas hubo avances importantes en la integración del bloque principalmente cuando a principio del nuevo siglo coincidieron las voluntades políticas de los países miembros y buscaron reforzar la idea de cooperación Latinoamericana.