Irlanda pasó en cuestión de semanas de ser uno de los países más eficaces en la lucha contra el coronavirus a tener la mayor tasa de transmisión del mundo: 1.288 casos diarios por cada millón de habitantes en la última semana.
Este país de cinco millones de habitantes tuvo en diciembre la tasa de incidencia más baja de la Unión Europea, tras haberse convertido en el primer Estado europeo en introducir un segundo confinamiento.
Sin embargo, con 1.288 nuevos casos confirmados por cada millón de habitantes el lunes, según los datos recopilados por la Universidad de Oxford, ahora ocupa el primer lugar, por delante de la República Checa y Eslovenia.
Según las estadísticas oficiales, Irlanda había registrado poco más de 93.000 casos positivos de coronavirus al 1 de enero, cifra que desde entonces ha superado los 155.000 (3.086 más solo el martes).
Según el servicio de salud Irlandés, los hospitales están al borde del colapso. Tienen a 1.700 pacientes infectados con el virus, según las cifras publicadas el martes, casi el doble de lo registrado durante el pico de la primera ola de primavera.
Tras la Navidad, otro confinamiento
Para combatir este "tsunami" de contagios, en palabras del primer ministro Micheál Martin, Irlanda puso en marcha un tercer confinamiento después de Navidad. Esta medida incluyó el cierre de escuelas, tiendas y pubs, restaurantes y hoteles. A menos que participe en una tarea "absolutamente esencial", un ciudadano "no tiene razón para estar fuera de casa", afirmó el jefe de Gobierno la semana pasada.
Unas semanas antes, Irlanda había sido uno de los países que más relajó las restricciones para las fiestas navideñas.
Según los informes de los medios de comunicación locales, la relajación se decidió en contra de las recomendaciones del equipo de científicos que asesoran al Gobierno.
La variante británica de la covid-19
En Irlanda también se han detectado muchos casos de la variante del coronavirus descubierta en el Reino Unido, hasta un 70% más contagioso según las autoridades sanitarias británicas.
En la primera semana del año, la nueva variante representó el 45% de las muestras analizadas en Irlanda, según las autoridades de este país.
En un intento por detener la propagación, la República de Irlanda suspendió los vuelos procedentes de Reino Unido hasta el 9 de enero y ahora exige una prueba de Covid-19 negativa a la llegada, medida que se extenderá a todos los países a partir del sábado.
Sin embargo, la frontera de casi 500 kilómetros con Irlanda del Norte seguirá abierta, como marcan los términos del acuerdo de paz de 1998 para poner fin a tres décadas de sangrientos combates entre republicanos católicos y unionistas protestantes.
El martes, Suiza anunció una cuarentena para los viajeros procedentes de Irlanda. El Director de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud, Michael Ryan, reconoció que el país se enfrenta ahora a "uno de los mayores aumentos en el número de casos de la enfermedad" en el mundo.