Un estadounidense de 30 años se inyectó un té de hongos para tratar de curar su depresión y casi muere por el crecimiento de estos organismos dentro de su cuerpo. El hombre tiene un historial de consumo de drogas intravenosas y sufrió una infección fúngica que derivó en una insuficiencia orgánica.
Un estudio de la Universidad de Medicina de la Universidad de Creighton (Nebraska) publicado en la revista académica Journal of the Academy of Consultation-Liaison Psychiatry da cuenta de lo ocurrido.
Además de tener adicciones, el paciente presentaba un trastorno bipolar. Según cuentan los médicos, el hombre habría leído textos sobre el potencial alucinógeno de hongos y se hizo una infusión que se inyectó en las venas. De hecho, hay estudios que plantean la cura a la depresión a través de hongos, si bien deben ser tratamientos médicos y no autodiagnosticados.
Los hongos en cuestión contienen sustancias psicoactivas como la psilocibina, la baeocistina y la psilocina, capaz de mejorar los síntomas de determinados cuadros psicológicos. Hay estudios que hablan de una merma del orden del 50 por ciento en los síntomas de la depresión en el 67 por ciento de los casos analizados. El seguimiento permite ver progresos en el 71 por ciento de los pacientes en cuatro semanas, y cerca de la mitad consigue la remisión.
Sin embargo, en el caso del hombre que casi muere, este hirvió hongos psilocibios en agua y filtró la sustancia resultante mediante un bastoncillo de algodón antes de inyectársela. El efecto no fue el deseado. A los pocos días, sufrió letargo en sus funciones corporales, ictericia (es decir, la pigmentación amarillenta de la piel), náuseas, diarrea y vómitos de sangre. La familia lo internó y permaneció 22 días en una clínica, ocho de los cuales fueron en terapia intensiva.
Los análisis demostraron que su cuerpo había desarrollado una infección fúngica y bacteriana en la sangre, que llevó al crecimiento de hongos dentro de su cuerpo. Estos hongos comenzaron a alimentarse de sus órganos, lo que le provocó la insuficiencia orgánica. Su vida corrió serio peligro. Los médicos le salvaron la vida gracias a un tratamiento que combinó antimicóticos y antibióticos.
El informe publicado en Journal da cuenta de dos casos similares que se reportaron en 1985. Uno de ellos era casi idéntico a este. Un hombre de la misma edad sufrió los mismos síntomas del paciente de 2020 por haberse inyectado hongos.