Lanús fue mucho más eficaz que Vélez y se metió en una nueva final continental, al vencer por 3 a 0 a los de Liniers (4 a 0 en el resultado global) y llegar a la definición de la Copa Sudamericana, donde se medirá con el vencedor de Defensa y Justicia y Coquimbo Unido de Chile.
El Granate viene de ser finalista de la Libertadores en 2017 con Jorge Almirón como DT y campeón de la propia Sudamericana en 2013 bajo las órdenes de los mellizos Barros Schelotto, a la vez que en 1996 cosechó su primera estrella internacional con la ya extinta Conmebol con Héctor Cúper en el banco de suplentes. Además, también fue subcampeón de la Conmebol 1997, con Oscar Garré como DT (aunque renunció tras la goleada sufrida en la ida y lo reemplazó Mario Gómez.
Esta vez, dirigido por Luis Zubeldía y con un equipo repleto de juveniles liderado por el veterano goleador José "Pepe" Sand, jugará la final el sábado 23 de enero en el estadio Mario Alberto Kempes, en Córdoba. Defensa y Justicia y Coquimbo definirán su serie el sábado 16 en Florencio Varela, luego de empatar sin goles en la ida.
Lanús, que se había impuesto en el Amalfitani con gol de Sand, alcanzó el 1 a 0 en la Fortaleza gracias a Tomás Belmonte, quien capitalizó una esforzada asistencia del 9 al tercer minuto de descuento de la primera parte. Minutos antes, Vélez se quedaba con un jugador menos luego de que el delantero Cristian Tarragona le fuera muy fuerte a Lautaro Acosta, quien vendió a alto precio la infracción ante la mirada del árbitro. El Laucha se perderá la final por acumulación de amarillas.
Toda esperanza velezana se apagó en el complemento, luego de que a los 60 minutos un desborde y centro del lateral Brian Aguirre por derecha fue captura por Pedro De la Vega y finalmente capitalizado por el delantero Nicolás Orsini, quien puso el 2 a 0. Como si fuera poco, cerca del final Lanús concretó la goleada con un contraataque comandado por el ingresado Fernando Belluschi, quien cedió para Sand que, generoso como pocos, ubicó al juvenil lateral izquierdo Alexander Bernabei, ubicado como delantero centro, para que la mande a guardar.
Al igual que en la ida (donde incluso el arquero Morales le detuvo un penal a Tarragona), Vélez fue protagonista pero no supo traducir sus intenciones en goles. Por el contrario, Lanús, con una propuesta algo más conservadora, aprovechó las virtudes de sus jóvenes baluartes y terminó consiguiendo una clasificación cómoda.