"Intentamos hacer películas que sean suficientemente inteligentes para chicos, y suficientemente simples para adultos", dice Pete Docter de Pixar, con una sonrisa traviesa cruzándole la cara. La frase puede leerse como una afirmación caprichosa y profunda a la vez -exactamente la clase de subtítulo que uno puede imaginar cocinado en el cuartel general del legendario estudio de animación, en los mismos salones de reunión en los que se decidió que los juguetes y los autos pudieran hablar, que las ratas pudieran cocinar y los robots pudieran enamorarse. Es también el lugar donde, gracias a Coco (2017), llegaron a la conclusión de que nadie muere realmente mientras mantenga su existencia en el corazón de alguien; es también el lugar donde, gracias a Intensamente (2015), señalaron que la felicidad no puede prosperar sin la tristeza.

 

 

En la más reciente producción de Pixar, dirigida por Docter y disponible en la plataforma Disney+, el estudio busca una respuesta a la más grande de todas las preguntas: ¿cuál es el sentido de la vida? Un pianista de jazz aspirante a las grandes ligas, Joe Gardner (Jamie Foxx), muere justo el día en que le llega la gran oportunidad, al caer por una alcantarilla; su alma, transportada al Más Allá, se queda preguntando cuáles son los ingredientes de una vida bien vivida. Sin dudas, Soul es el más ambicioso film de Pixar. Pero, si se considera el historial del estudio, nunca estuvo en riesgo de alejar a su público, que es a la vez joven y viejo.

"Usualmente son los adultos los que pueden decir algo como 'Mi hijo no va a entender eso, o no está listo para eso'", dice la productora Dana Murray. "Pero los chicos hacen preguntas realmente grandes, y ya tienen cosas realmente grandes dando vueltas en su cabeza". Nunca sucedió que los narradores de Pixar "aliviaran" el discurso para hablarle a su público; exploran lo que más les importa, y confían en que encontrarán la manera de atraer a todos los demás en el viaje.

En 2016, Docter acababa de ganar un premio Oscar por Intensamente. Pero las celebraciones no podían durar demasiado. De pronto se sintió asaltado por el sentimiento de "¿Y ahora qué?" ¿Había sido todo el propósito de su vida dedicarse a la animación? ¿Era esa la mejor manera de pasar sus preciosos, pocos años en la Tierra? Sus hijos ya estaban grandes y, según explica Murray: "El estaba pensando sobre cómo, cuando nacieron, de algún modo le mostraron una personalidad de quienes ya eran. Así creó en su imaginación un lugar llamado Gran Antes, en el que se le asigna a cada alma sus peculiaridades, sus características."

Allí es donde aparece 22 (Tina Fey), un alma que se niega a nacer, y que considera a la existencia humana un ejercicio bastante aburrido. Al principio la película transcurría enteramente en el Gran Antes, pero según detalla Murray, "nos dimos cuenta de que, bueno, ¿cómo probás que vale la pena vivir la vida a una alma que no lo quiere, si no mostrás la Tierra?". Así comenzó la creación de Joe. Estuvo a punto de ser un actor, un científico e incluso un animador. "Pero entonces llegamos al jazz", dice Murray. "Se siente como una noble pasión. No te metés en eso para ser rico y famoso".

Pixar contactó a la Dra. Johnnetta Cole, antropóloga y ex directora del Museo Nacional de Arte Africano del Instituto Smithsoniano, quien les describió al jazz como "música negra de improvisación". Inmediatamente se volvió obvio que Joe debía ser negro. Kemp Powers, el dramaturgo cuyo debut One Night in Miami acaba de ser adaptada al cine -y cuenta con posibilidades para el Oscar- fue enrolado como coguionista... y terminó promovido a co-director cuando sus contribuciones probaron ser invalorables. No solo por la coincidencia de ser "un hombre negro de mediana edad en New York", sino también porque pasó años como periodista y crítico musical antes de lanzarse a cumplir su sueño de ser guionista de cine. "La primera escena que escribí fue entre Joe y su madre", dice Powers, describiendo una confrontación esencial para la historia con Libba (Phylicia Rashad), sobre su prolongado desdén por las ambiciones artísticas de su hijo. "Y, honestamente, buena parte de eso es la conversación que he tenido con mi propia madre sobre el seguir la escritura creativa como carrera."

 

 

Joe Gardner es el primer protagonista de color en la historia de Pixar; Jon Batiste, quien proveyó la banda de sonido, cree de corazón que "realmente va a sanar un montón de cosas para la gente." El músico, conocido por sus canciones de protesta, ve un propósito superior en películas como Soul, que celebra las voces y los talentos afroamericanos. "Creo que la excelencia es una forma de protesta. El disfrute es una forma de protesta", explica. "La gente que está en contra de tus mejores intereses están en realidad tratando de disminuir tu humanidad. Y este film tiene amor y compasión por lo humano. Le presenta a las personas algo que es innegable." El modo en que Soul abraza abiertamente la cultura negra en pantalla es a la vez una celebración y una declaración.

Pixar entendió con claridad qué se estaba jugando. Para Coco, el estudio reunió a un concejo cultural interno para asegurar la fidelidad de su "más allá" mexicano. Aquí, Docter y Murray buscaron la contribución de empleados de Pixar; músicos como Batiste, Herbie Hancock y Terri Lynne Carrington; miembros del elenco como Questlove y Daveed Diggs y el director de fotografía Bradford Young, quien asesoró al estudio en cómo iluminar apropiadamente la piel negra.

"Creo que lo primero que comprendimos es que uno no sabe lo que no sabe", dice Docter. Kemp Powers fue responsable de una escena en la que Joe visita la barbería del barrio, tanto un evento social como una rutina de aseo. "De verdad, yo ni siquiera me corto el pelo", bromea Docter. "La barbería no es un asunto en el que entienda algo, pero tuve plena confianza en lo que él podía traer. Y gracias a Dios que lo hice, porque pienso que realmente le agregó mucha profundidad". El concejo cultural también ayudó en el diseño del vestuario, la joyería y el pelo, además de incontables detalles que fueron cruciales para crear una sensación de autenticidad muy viva.

Al principio fue difícil. Nadie quería enojar, ofender o causar todo un ruido entre sus colegas. "No solo el concejo cultural quería estar seguro, creo que Pete y yo también porque no queríamos decir nada equivocado", dice Murray. La productora le da crédito a Britta Wilson, encargada en Pixar de inclusión y diversidad, por ayudar a disparar unas cuantas conversaciones honestas. Dos artistas animadores, Aphton Corbin y Michael Yates, armaron una presentación para el equipo que detallaba cómo la caricatura había sido utilizada como arma contra la gente negra a través de la historia. "En ese punto sentí un verdadero cambio en la cultura", dice Murray. "Gente capaz de abrirse y hablar de lo que quizá no se sentía bien".

"Tener un concejo cultural, tener muchas voces, lentifica el proceso", dice Powers. "Hace el proceso más duro, pero eso es bueno, porque muchas veces hay una pereza, la idea de que vos solo querés que la gente le ponga el sello de goma a lo que vos estás jaciendo. Así es como se terminan cometiendo errores enormes una y otra vez." Y es vital, según remarca, no tratar a la experiencia negra como una entidad singular. Sus colegas en el concejo cultural representaron todas las edades, géneros y trasfondos regionales. "Nuestros gustos eran marcadamente diferentes", dice. "Estuvimos en descuerdo en muchas cosas." Pixar planea usar el mismo proceso para todos sus próximos proyectos, incluso aquellos en los que el director o directora es capaz de ofrecer una perspectiva personal: cosas como Luca, de Enrico Casarosa, sobre un chico creciendo en una localidad costera italiana; o Turning Red, de Domee Shi, sobre una chica chino-canadiense que involuntariamente se convierte en un panda rojo gigante.

Durante el proceso de diseño del Gran Antes, el estudio también contactó a varios líderes religiosos, esperando llegar a un concepto universalmente aceptado del alma humana. "Por supuesto, la mayoría de la gente dice que es invisible", dice Docter. "No físico, etéreo, algo que no era muy de ayuda. Pero tratamos de hacer un guiño a eso en el diseño de los personajes como algo medio brumoso, menos sólido que los humanos en la Tierra." Para el aspecto del lugar el equipo evitó tomar referencias de alguna cultura en particular. Sus referencias fueron limpias, utópicas: la Feria Mundial, el parque temático Epcot de Disney, la escultura sueca.

Docter a menudo repite la misma historia sobre Miles Davis, compartida por la leyenda del jazz Herbie Hancock en una master class online: una anécdota que señala como fuente esencial de la inspiración para Soul. Una noche estaban tocando juntos y Hancock pifió una nota en medio del solo de trompeta de Davis. El músico apenas reaccionó: tomó aliento, improvisó y moldeó delicadamente el tono para que el error de Hancock ya no sonara como tal. Un gran músico de jazz aprende a rodar con los golpes. La historia se convirtió en una extraña premonición para los realizadores de Soul cuando el estreno se retrasó una y otra vez por culpa de la pandemia, y luego se canceló hasta su debut en Disney+ en la Navidad de 2020.

"Nos establecimos en un lugar de sentirnos super agradecidos de que la película saliera, y tenemos en Disney+ una plataforma para llegar a gente de todo el mundo, y que la pueda ver de forma segura", dice Murray. "Porque es bastante fácil enfocarse en lo que no tenemos ahora". Quedaban siete semanas de producción cuando la Bay Area de California, donde están situados los estudios Pixar, entró en cuarentena. Los animadores se llevaron el equipamiento a casa y, de algún modo, el equipo pudo terminar la película a tiempo. Para la canción de cierre, un cover de “It’s All Right” de The Impressions, Batiste grabó cada instrumento en su living.

El esfuerzo valió la pena. Soul tiene vida propia para un año como el 2020, en el que parece más importante que nunca buscar los pequeños, reposados placeres que puede tener la vida. "Pete era uno de los que decía 'Sabés, en mi lecho de muerte no voy a mirar atrás y decir 'qué bueno fue conocer a esa persona en los Oscars'", dice Powers. "No es ahí donde vamos en nuestros momentos más oscuros. Volvemos a momentos con gente que amamos, experiencias que disfrutamos. Y creo que con la película simplemente estamos tratando de capturar algo de eso."

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.