La crisis del coronavirus fue un punto de quiebre el año pasado. Mostró la vulnerabilidad de las economías emergentes y desarrolladas, provocó niveles alarmantes de incertidumbre e incrementó los niveles de desigualdad en el mundo. Pero al mismo tiempo aceleró tendencias productivas de los últimos años para terminar de consolidarlas.
Las transformaciones en el mercado laboral con la masificación del trabajo remoto o incluso la automatización de tareas es uno de los cambios más evidentes. Sin embargo hubo otros movimientos estructurales que -aunque más complejos de observar- parecen dejar en claro el rumbo y la dinámica de la economía global para las próximas décadas.
En el portal especializado en finanzas ValueWalk se publicó un informe interesante para evaluar una de estas transformaciones. Por primera vez en 2020 las 30 empresas de petróleo más importante del mundo tuvieron un valor de mercado menor al de las principales 30 empresas de semiconductores (chips de silicio).
Las empresas productoras de petróleo sumaron una capitalización bursátil de 1,7 billones de dólares mientras que las de semiconductores que trabajan con los chips que funcionan como el cerebro de la electrónica sumaron 2,5 billones de dólares.
Una interpretación posible es que el petróleo ya no es el principal recurso del mundo sino que disputa su lugar con los chips de computadora. Sin estos circuitos electrónicos no habría celulares, ni películas de streaming ni comercio por internet. Tampoco aires acondicionados, televisores inteligentes ni cualquier otro aparato de electrónica de consumo. No es necesario ser ingeniero para ver que ocupan un papel clave en todos los sistemas modernos.
En la consultora RiskHedge aportaron algunos datos agregados sobre el mercado del silicio. El año pasado se vendieron 300 mil millones de chips de computadora. Para 2021 se espera que los fabricantes de semiconductores embolsen más de 470 mil millones de dólares por sus ventas y en los próximos años que los ingresos suban hasta superar el billón.
Los vehículos autónomos, la inteligencia artificial, la edición genética, entre otras industrias de innovación necesitan chips cada vez más rápidos para desarrollarse. Este es el argumento que usan en RiskHedge para adelantar que que la venta de semiconductores continuará en una línea ascendente en los próximos años.
En el informe de la consultora se detallan avances impactantes vinculados con el uso de chips. Por ejemplo en tareas como la de los sensores de movimiento empleados en los autos inteligentes (sin necesidad de un conductor humano).
Se logró reducir en hasta 100 veces el tamaño de un sensor de movimiento de alta gama incluyendo la totalidad de las funciones en único chip y de esta forma reducir los costos del producto de decenas de miles de dólar a menos de 500 dólares.
Entre las compañías de semiconductores globales se puede destacar el recorrido bursátil de Nvidia. Se transformó en el principal fabricante de chips de Estados Unidos superando a Intel y en el último año su acción subió de 250 a 520 dólares. Más del 100 por ciento.
La empresa comenzó a cotizar en el Nasdaq el 22 de enero de 1999. Su valor era de 1 dólar con 64 centavos. En 2009 cotizaba en torno de 15 dólares y a comienzos del 2019 su valor era cercano a los 150. Cada 10 años multiplicó por 10 su precio. Y desde que empezó a operar hace algo más de 20 años su acción subió 325 veces.