El Banco Central restringió las importaciones de bienes sunturarios y de una serie de rubros que se producen localmente. La medida busca mejorar el balance comercial luego del fuerte crecimiento de las importaciones de los últimos meses y, a la vez, incrementar la producción nacional de ciertos bienes que se veían golpeados por la competencia de productos extranjeros. El anuncio desató el rechazo del lobby importador, economistas liberales y sectores de la oposición que se oponen a todo lo que haga el oficialismo. En el mundillo de los economistas, sorprendió la dura crítica de Graziano que calificó la medida como un “prejuicio ideológico supino”, sin “lógica económica alguna” que va por un camino que llevado al final implica “sovietizar la economía”, por lo que pide la cabeza del presidente del central.

Graziano descree que la medida permita ahorrar dólares, porque los demás importadores se apresurarán a importar todo lo que puedan por miedo a más restricciones. De esa manera, el ahorro de divisas por las menores importaciones de bienes suntuarios y que compiten con la producción nacional, se vería más que compensado por la importaciones masiva de otros productos. Un argumento que puede tener algún fundamento, aunque el hecho de que ya vino sucediendo en los meses previos, donde los importadores se stockearon previendo una suba del dólar oficial, le quita relevancia.

Continúa con que va a afectar negativamente las exportaciones, ya que “se desplazan recursos de la producción de bienes exportables a la sustitución de importaciones”. La producción de bienes que antes se importaban, sólo compite con la producción de bienes exportables, en un hipotético mundo donde la economía este al tope del uso de sus recursos productivos. En ese escenario de ciencia ficción (desde donde razona la teoría ortodoxa), el incremento de la producción de un bien resta recursos a los demás, por lo que hay que optar por producir un bien u el otro. En cambio, en la economía argentina que viene de tres años de caída brutal de la actividad, con desempleo de mano de obra y capacidad ociosa en sus fábricas, el planteo carece de “lógica económica alguna”. La producción exportable y de sustitución de importaciones pueden crecer en simultáneo sin generar escaces de recursos productivos, ya que se encuentran subutilizados.

En contradicción con el argumento anterior, también señala que no va a haber sustitución de importaciones porque la arbitrariedad de la medida va a frenar a los empresarios a producir localmente los bienes que antes se importaban. Un flasheo sin base alguna, ya que la medida es claramente para fomentar producción nacional y ahorro de divisas, y no justifica esa paranoia.

Por último, la “lógica económica” de las medidas del Central tienen una larga justificación en la tradición del estructuralismo latinoamericano, escuela que contó con integrantes como Prebisch, Diamand u Olivera, por nombrar algunos. Se puede estar o no de acuerdo con ella, pero achacarle “ninguna lógica económica” sólo delata una mediocre formación como economista.

@AndresAsiain