Con casos en aumento, pero todavía en un número manejable, el coronavirus sigue poniendo la música con la que se baila en este 2021. Aunque justamente los bailes clandestinos son los apuntados por el gobierno como uno de los focos de contagio más peligrosos.
Para facilitar los controles se retomó la restricción horaria entre las 2 y las 6 de la mañana, horario de circulación habitual para adolescentes y jóvenes de vacaciones, y se invitó a los vecinos hartos de la música fuerte a que denuncien los festejos prohibidos.
Ni con Dios ni con el Diablo. Los corsos y las carpas que el año pasado zafaron justito de la pandemia, este año ya quedaron suspendidos. La covid no repara en jerarquías bíblicas y ya se cargó con la procesión del Milagro y el Carnaval.
La economía de la diversión resiste a los ponchazos. Esta semana hubo un intento en falso de habilitar las salas de cine. Los restaurantes aguantan en base a protocolos y una especie de sindicalización que se planta ante cualquier intento de restricciones. Y el turismo interno registra buenos niveles, aunque siempre teniendo en cuenta que estamos en enero y que hay una pandemia.
Hablando de turismo interno, el gobernador Gustavo Sáenz, apenas retornó de sus vacaciones en la costa argentina metió una gira por el Valle de Lerma para inaugurar/supervisar obras y charlar con los intendentes.
En un año electoral no sería extraño que Sáenz tome como costumbre este tipo de visitas express a los jefes comunales, para hablar de política y del armado de listas para las próximas elecciones, que podrían estar a la vuelta de la esquina si el gobierno decide despegarlas de las nacionales de octubre.
Es Ella
Las ganas de desdoblar las elecciones ya no se esconden, diferentes referentes del oficialismo, con el tandem Matías Posadas – Ricardo Villada como principales oradores, lo anuncian a viva voz a quienes le preguntan, y a quienes no también.
Al principio era mayo, ahora dicen junio, o capaz julio. La ley pide cinco meses de anticipación. La pregunta entonces es ¿Qué falta?: el visto bueno del gobierno nacional, autorizando la multiplicidad de elecciones, algo que por el momento no termina de convencer a la Casa Rosada.
En la reunión del miércoles en Chilecito, entre el presidente y los gobernadores del Noa y Nea, estos le plantearán a Alberto Fernández que suspenda las Primarias programadas para agosto. Será interesante escuchar como justifican el pedido de hacer una sola elección nacional, mientras en simultáneo le plantean la posibilidad de duplicar las votaciones al desdoblar las provinciales...
La clave del desdoblamiento en Salta, la dejó entrever el ministro Villada en una nota en el diario El Tribuno. Allí tiró la excusa formal de la imposibilidad de unificar en el mismo día el sistema de votación electrónico con el de papel, algo que ya quedó desmentido en el 2017 cuando se usaron ambos sistemas sin mayores complicaciones.
Pero inmediatamente se sinceró y dijo: "Venimos tratando de no quedar entrampados en la denominada grieta. Entendemos que la grieta no está tan presente en Salta y, por lo tanto, eso nos lleva a tener una visión más local".
Entonces, si no existe la grieta, ¿por qué hay que evitarla? Aquí alcanza con remontarse al 2019 y preguntarle a Juan Manuel Urtubey si existe o no la grieta. Su aventura como candidato en la fórmula presidencial de Alternativa Federal chocó con la polarización entre kirchnerismo y macrismo, dejándolo tercero cómodo en su provincia y sin poder ganar ninguna banca en el Congreso.
Sáenz podrá declararse hincha de Alberto desde que era chiquito, podrá intercambiar mensajes el día del amigo con Sergio Massa, pero lo que no puede por ahora es ponerse al lado de Cristina Kirchner, la verdadera dueña de los votos que se polarizan, y a la que no hace mucho tiempo, el gobernador salteño la definió como "su límite", o sea cualquier cosa menos K.
Entonces ahí radica uno de los problemas de la grieta que supuestamente no existe pero que por las dudas hay que esquivar: la sospecha de que el saencismo se quedó en el medio de la polarización. Por necesidades de gestión Sáenz se tuvo que ir del macrismo y no pudo entrar al kirchnerismo, a pesar de los esfuerzos de sumar a Emiliano Estrada y a un sector de La Cámpora al PJ.
El frente provincial que imagina Sáenz es con casi todos, pero sin kirchnerismo y sin romerismo, uno de los dueños de la franquicia macrista en Salta. Por lo tanto, es un frente que deja afuera nada más ni nada menos que a los dos puntas de la polarización.
De ahí la necesidad de que en las provinciales no se cuele ninguna foto de los referentes nacionales con los candidatos locales, mucho menos que se dé la visita de alguno de ellos a la provincia para apoyarlos. Esos simples gestos suman votos siempre, no por nada en el 2019 en el bunker saencista se festejaron como goles los dos amagues de presentación del libro que hizo Cristina en la campaña anterior, y que dejaron al Oso Leavy con el ramo de flores comprado.
Hasta ahora el “Alberto no es Cristina” le sirvió a Sáenz para poder enrolarse dentro del oficialismo nacional, pero justamente ahora eso es un dilema, el albertismo es una fuerza política que recién tiene un año de formación y cuyo potencial electoral se medirá por primera vez en este 2021. Por el contrario, de Cristina y su caudal de votos ya está todo dicho y demostrado.
Puede que sí, pero puede que no
El miércoles entonces, luego del encuentro entre gobernadores y Fernández habrá mayores certezas acerca de la posible fecha de elecciones. Si desde Nación dan bandera verde, febrero marcará el inicio de una campaña que tendrá como telón de fondo la posible segunda ola de coronavirus.
Serán seis meses de proselitismo atípico, sin grandes actos (algo que beneficiará a los candidatos de mucha rosca, pero poca convocatoria) y con merchandising pandémico: barbijos con cara de candidatos y alcohol en gel con escudos partidarios pican en punta y amenazan con destronar a las tradicionales gorras y remeras.
El escenario también será volátil. El manejo que se haga del eventual rebrote de covid tendrá incidencia directa en el ánimo del votante y no sería descabellado pensar que toda la elección se limite a premiar o castigar al gobierno según como haya gestionado la pandemia.
El problema para el saencismo será si Nación, como alguna vez se lo insinuó Fernández al jujeño Gerardo Morales, considera que la elección debe ser una sola y en octubre. Si así sucede la provincia deberá acatar sin el menor resoplido. En estos tiempos de gobernabilidad y economía tercerizada, Salta depende más que nunca de la Nación, por lo que una desobediencia electoral no entra en los cálculos de nadie.
La inyección de fondos nacionales permitió al gobierno salteño tener un año que terminó ajustado, pero sin grandes sobresaltos ni conflictos sociales. Según las partidas presupuestadas para el 2020, el impacto de la pandemia dejó a Salta con 3.807 millones de pesos de menos (debía recibir de coparticipación 73.504 millones y giraron 69.697 millones). Pero los fondos no reembolsables y rembolsables que llegaron desde Nación sumaron unos 4700 millones de pesos, y compensaron lo perdido, dejando las cuentas con un positivo de 905 millones.
Esta semana el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, en un reportaje con periodistas de todo el país, ya adelantó que las ayudas nacionales continuarán, pero ya no de manera generalizada, sino que se ajustarán a las necesidades puntuales de cada provincia.
La Nación también intervendrá en forma directa para renegociar la deuda. Esta semana le comunicaron al ministro de economía Roberto Dib Ashur que todas las provincias que tienen préstamos impagables en dólares negociarán en conjunto con los acreedores. El objetivo final será bajar lo adeudado, o por lo menos estirar los plazos y que pague el que sigue.
Que grande el Norte
Norte grande son las palabras claves de estos días en un nuevo intento para concretar un bloque regional, en este caso ampliado entre el Noa y el Nea.
Anhelo histórico, hasta ahora los intentos no pasaron de reuniones y algunas solicitudes en conjunto a la Nación sobre temas puntuales. Amalgamar los intereses de cada provincia en una estructura que actúe mancomunadamente sigue en el plano de lo utópico.
El vice salteño Antonio Marocco, en representación de Sáenz, armó con los gobernadores una lista de pedidos a Fernández para cuando se junten el miércoles, entre los que se incluye tarifa diferencial de energía, combustibles y subsidios al transporte. Si los gobernadores embocan algunos de esos mangazos, casi que pueden volver como el campeón del Dakar, Kevin Benavides, arriba de una autobomba.
El vice salteño fue a lo seguro y su aporte a la lista fue pedir que se trate y se apruebe en el Congreso la extensión de la ley de biocombustibles, que ya tiene media sanción del Senado y está consensuado para la próxima sesión de Diputados. Por lo que en dos semanas Marocco podrá decir cuando se apruebe: "¿vieron como me hacen caso en el Congreso?".
Un bloque de 10 provincias que en total suman 95 legisladores nacionales, en un panorama de mayorías ajustadas, se convierte en clave para garantizar gobernabilidad. Pero para que se haga realidad se necesitará de mucha paciencia y grandeza entre los gobernadores para superar las asperezas interprovinciales.
Por ejemplo, en el caso de Salta, hay un litigio limítrofe pendiente con Catamarca y el año pasado a punto estuvieron de batirse a duelo Sáenz con Morales por un cruce en las redes sociales. Pero en definitiva, estas peleas fraternales son cosas que pasan hasta en las mejores familias.