Luego del tire y afloje del Gobierno Nacional con las patronales del campo por las medidas para restringir la masiva exportación de maíz en un momento de aumento de los precios a nivel internacional, lo que implicaba también un incremento del grano para los productores y consumidores locales, el titular de la Asociación de Productores de Granos del Norte (Prograno), e integrante de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) a nivel nacional, Lucas Norris, reconoció que es una discusión ideológica porque se niegan a cualquier tipo de regulación e intervención Estatal.
La amenaza de avanzar con un lockout por parte de la Sociedad Rural, CRA y la Federación Agraria, quedó en algunas escaramuzas y movilizaciones en la zona núcleo del país por la decisión del gobierno de suspender la exportación de maíz hasta marzo primero, y luego permitir un cupo de 30 mil toneladas diarias. Las aguas se calmaron un poco cuando el Ministerio de Agricultura reabrió las exportaciones sin límite oficial pero bajo un monitoreo y con el compromiso de los acopiadores y exportadores para que la industria de transformación, en especial la avícola, pero también los sectores de la producción de huevos, lácteos y carne, tengan suficiente maíz para operar.
Aunque aún no queda claro cuál será el tipo de control ni cómo se garantizará tanto el abastecimiento local como la diferenciación de precios, que a nivel internacional está subiendo aceleradamente debido a factores climáticos que generaron la caída de la producción en otros puntos del planeta. Desde el sector que representa a los pequeños productores de Salta aseguran que no es el mercado, sino el Estado el que garantizará la soberanía alimentaria y evitará la estampida de los valores.
Así lo afirmó Ignacio Garzarón, uno de los cuatro titulares de la Secretaría de Agricultura Familiar de Salta, quien en diálogo con Salta/12 explicó que el precio del maíz impacta directamente en los pequeños productores debido a que con ese grano alimentan a sus animales, “de unos $8 mil pasó a valer $15 mil la tonelada en unos pocos meses, eso se hace inviable para la economía local”, indicó el funcionario.
Para Garzarón, el Estado Nacional debe avanzar en el control de los precios internos. A título personal, sostuvo que se tienen que generar mayores discusiones en torno al compromiso que deben asumir los empresarios para generar divisas al país coordinando "muy bien los momentos en que se puede exportar y los que no”.
El director de la Secretaría de Agricultura local recordó que ya en la provincia “el 60% de la producción vacuna es de feedlot, y esos animales se alimentan a base de maíz”, por lo que al aumento de precios de la carne de los últimos meses habrá que agregarle uno más, producto del incremento en los insumos.
En cuanto al lockout, Garzarón añadió que “acá hay mucho componente político opositor en la movida por parte del un sector de la Mesa de Enlace”, de alguna manera anticipando lo que luego el titular de Prograno, Lucas Norris, reconocería como una diferencia ideológica con el gobierno.
La formula de la confianza
Para Norris, el aumento del precio de la carne es inevitable, pero “todo intervencionismo es malo”. El titular de Prograno, que a nivel nacional integra la CRA, dijo que todo lo relacionado a retenciones y cupos, así como Precios Cuidados, “no tiene sentido”, ya que “son parches permanentes”, y según su análisis, la base para controlar la disparada de precios es “la confianza” que en su opinión, este Gobierno no genera.
Si bien aceptó que hubo reclamos puntuales de “algunos polleros” ante el aumento de precios del maíz, Norris sostuvo que el alza se debe a la demanda internacional, sobre todo de China, “pero eso no se resuelve cerrando las exportaciones o poniendo cupos diarios, sino con confianza, no solamente para el sector agropecuario, sino para toda la economía argentina”.
“Se trata de un equilibrio entre producción y mercados”, expresó, y trató de explicar que una medida proteccionista como la que intentó tomar el Gobierno “lo único que genera es la caída de la inversión por parte del productor”, o la sustitución de producción de esos granos por otros que sean exportables.
Norris usó la lógica de la economía liberal, “a mayor oferta, se acomodan las cuestiones en el mercado, porque si viene China y quiere 10, y nosotros podemos producir 20, y bueno, va a haber 10 de excedente para el mercado interno”. En contraposición, manifestó que si no les permiten vender, la producción caerá, por lo que el precio también aumentará pero esta vez por escasez del oferta.
También argumentó a favor de su sector que otros precios, como el de los combustibles, sí están aumentando a precios internacionales, y que deben pagar la mayoría de los agroquímicos en dólares. “No podemos estar pretendiendo vender a un precio de mercado interno cuando no te cierra el costo”, aseguró.
En cuanto al gobierno provincial, aclaró que mantienen una muy buena relación con el ministro de la Producción, Martín de Los Ríos, “porque viene del palo y lo conocemos”, pero resaltó que “le quitan margen de maniobra porque dentro del gobierno tienen otra ideología”.
Por último, reconoció que el paro en Salta no iba a tener mucho peso “porque hay muy pocos granos y los números siempre fueron muy finitos acá, con resultados bastante magros”, lo que no le da un margen de stock muy grande al productor. Pero aclaró que están “defendiendo al sector” y que “es más que nada un tema de ideología y de no intervencionismo”.
Políticas segmentadas
Ignacio Garzarón recalcó por su parte que es imprescindible “que se comience a utilizar sintonía fina por sector y por región” en cuanto a las políticas agropecuarias, y recordó que “no son todos las mismas necesidades ni los mismos intereses los que están en juego”.
Por ello mismo aplaudió decisiones como la de "reducir a cero los aranceles de algunas exportaciones de las economías regionales como el de jugo de cítricos, cítricos agrarios, frutos secos, legumbres, olivícola, quinua, alfalfa, jugos de frutas, pimentón y caprinos “que benefician la producción de la región Noroeste”.
Garzarón sostuvo que “ese es el camino que hay que seguir para acompañar actividades y sectores que representan el 41% del empleo en las economías locales y que generan el 24% del total de las exportaciones en alimentos y bebidas”.