Pese a la crisis económica que trajo la pandemia al mundo, China anunció a finales del año pasado el fin de la pobreza extrema, cumpliendo el objetivo que se habían puesto para el 2020.
La lucha contra la pobreza es una prioridad para el gobierno chino desde el inicio de la reforma y apertura en 1978, y el crecimiento económico logrado desde esa época ha permitido que más de 700 millones de personas puedan salir de la pobreza.
Aunque China ya es la segunda o primera economía mundial, según como se la mida, es un país con una gran desigualdad y según los indicadores, para finales de 2015 todavía había 55,75 millones de chinos que vivían por debajo de la línea de pobreza, que en términos absolutos es mucho, pero en términos relativos era cercana al 5%. Es importante abordar la evolución de la disminución de la pobreza que en 1990 era cercana al 60% de la población y a los diez años ya había disminuido a la mitad. China está en una etapa que podemos llamarla de sintonía fina en la lucha contra la pobreza a través de medidas focalizadas y diferenciadas para cada sector pobre de la sociedad, logrando de esta manera ser más eficiente en el uso de los recursos y evitar desvíos innecesarios, logrando que los fondos lleguen para los que realmente lo necesitan.
Estas medidas focalizadas tienen que ver con incentivar para que las áreas pobres puedan desarrollar industrias competitivas relacionadas especialmente a la agricultura, el turismo y el comercio electrónico a través de un trabajo en conjunto entre el Estado, las empresas, las universidades y las familias que buscan mejorar su condición de vida.
Desde ya que para lograr estos objetivos se necesitó de una gran inversión y esto se puede ver en el presupuesto destinado a la lucha contra la pobreza, que en los últimos años estaba cercano a los 10 mil millones de dólares anuales.
Como dijo Néstor Restivo en este diario unos meses atrás, la educación junto a la planificación y al crecimiento económico son la base del programa de erradicación de la pobreza en China.
Hace unos años pude realizar una visita por la ciudad de Handan para observar los resultados de políticas públicas destinadas a reducir de la pobreza en la zona. En este lugar pudimos ver diversos emprendimientos vinculados con la producción de alimentos orgánicos de gran calidad para abastecer las ciudades cercanas que cada vez consumen productos más saludables, generando de esta manera trabajo y oportunidades de mejorar la calidad de vida a la población de Handan. La población de esa ciudad participaba del emprendimiento no solo como empleado sino también como accionistas minoritarios del negocio. A la vez recibían el asesoramiento de los expertos de la Universidad de Handan quienes aportaban su conocimiento para que la producción cumpla los estándares requeridos. El gobierno, por otro lado, se encargó de mejorar las condiciones de infraestructura como la conectividad entre esta ciudad con las principales ciudades de China a través del mejoramiento de las rutas y el entramado ferroviario; a la vez de realizar fuertes inversiones vinculadas a la generación de energía renovable, permitiendo a la población acceder a recursos energéticos de manera sustentable.
También pudimos conocer otros emprendimientos vinculados al sector turístico, y en todos destacamos que siempre se repite el círculo virtuoso de la articulación entre el gobierno, el sector privado, la universidad local, para lograr que el emprendimiento sea exitoso y genere oportunidades para que la población local pueda mejorar su calidad de vida.
Durante un intercambio político en el 2015 mantuvimos una reunión con el vicepresidente de China de ese entonces, quien expresaba que una de las problemáticas en China; dada a partir del aumento en la cantidad de universidades y el mayor acceso a la universidad en todo el país; era la dificultad de los nuevos graduados universitarios para acceder al mundo del trabajo. En ese sentido, el país estaba impulsando fuertemente el emprendedorismo, para que los jóvenes graduados que no podían insertarse en el mercado laboral puedan tener otras oportunidades de desarrollo.
Para eso se tomaron medidas que van desde incentivos fiscales hasta el otorgamiento de financiamiento y subsidios por parte del gobierno destinados a emprendimientos; se impulsó en algunas ciudades como Beijing, Shanghai, Shenzhen y Hangzhou, el desarrollo ecosistemas de startups donde los emprendedores cuentan con universidades para la formación y capacitación, incubadoras que ayudan a que la idea proyecto pueda concretarse y aceleradoras que buscan impulsar o potenciar los emprendimientos. Beijing y Shanghai están al día de hoy entre los 10 mejores ecosistemas de startups del mundo.
Actualmente en China hay más de 3000 incubadoras y 400 aceleradoras, y se esperan que surjan muchas más. Asimismo, los emprendimientos más prometedores son elegidos por las grandes empresas chinas como Tencent (creador de Wechat), Alibaba, JD, Lenovo, Fosun, Baidu, Xiaomi, etc. para su acompañamiento y por sobre todo para darles apoyo financiero, infraestructura y visión de negocio.
Diego Mazzoccone es Director Ejecutivo del Centro Latinoamericano de Estudios Políticos y Económicos de China (CLEPEC). Master en Cooperación Económica Internacional de la Universidad de Economía y Negocios Internacionales (Beijing, China).