En Manaos, la capital del estado de Amazonas, el colapso sanitario es tal que ante la falta de tubos de oxígeno y el desborde hospitalario, las personas mueren en sus casas. Para ayudar a sobrellevar la situación un equipo de técnicos en necrología y patología visita diariamente los hogares donde se produjeron los decesos para agilizar el certificado de defunción.
Durante la última semana hubo más de mil entierros en Manaos, con un pico de 213 el viernes (8 por hora), de los cuales 102 fueron producto del coronavirus. El jueves fueron sepultadas 186 personas, el miércoles 198, el martes 166 y el lunes 150, la mitad de ellas por covid-19. Mientras tanto, los familiares de aquellos que aún batallan por su vida hacen largas filas frente a una empresa privada de suministro de oxígeno, a la espera del producto.
Por la falta de lugar en los hospitales, muchos de esos pacientes deben enfrentar la enfermedad desde sus casas, sin la ayuda médica necesaria, lo que aumenta el riesgo de muerte. Tan solo en esta semana, informaron los medios locales, el número de fallecidos por sospecha de covid-19 en sus hogares aumentó un 130 por ciento.
"Esta semana hubo un aumento muy grande de óbitos en los domicilios. Lo que se hacía en todo un mes, ahora se hace en una semana", aseguró a Arlindo França, director del Centro de Emisión de Certificados de Defunción de la Secretaría Municipal de Salud. Aunque las muertes se registran en toda la ciudad, buena parte de los casos se da en familias de escasos recursos, que viven en condiciones precarias y que solo cuentan con el sistema de salud pública, al que no pueden acceder por la crisis.
Según França, la situación se complica en la noches, cuando ocurre el mayor número de fallecimientos. "Nuestro servicio solo funciona desde las 08:00 hasta las 18:00, y por el colapso, las funerarias ya no están recogiendo a domicilio los cuerpos para gestionar en los hospitales el certificado de defunción", explicó.
Despedir a un familiar en Manaos
Este sábado, en un lapso de 10 horas, el equipo liderado por França atendió a 23 familias, que con la expedición del documento de defunción pudieron enterrar a sus seres queridos.
Durante el servicio, los técnicos -con mascarillas y la distancia correspondiente- corroboraron con las familias los datos de las víctimas y los síntomas que registraban antes de morir. También verificaron que los cuerpos no tuvieran signos vitales y tomaron las muestras para realizar las pruebas que confirmarán posteriormente si murieron o no por el virus.
Al término de las pericias, los técnicos entregaron el certificado de defunción y los muertos permanecieron en las casas a la espera de ser recogidos por las funerarias, un servicio que solo se está prestando si las familias tienen el certificado y únicamente en horas del día, ya que, por el colapso, a partir de las 19 la ciudad entra en toque de queda por once horas.
Al igual que los hospitales, los cementerios no dan abasto y ya son comunes las imágenes que muestran a filas de carros fúnebres en las entradas de estos establecimientos.
Manaos, la ciudad más grande de la región (con 2,2 millones de habitantes), concentra la mayor parte de las víctimas por covid-19 del estado de Amazonas, que ya acumula más de 6.000 muertos y 226.000 infectados.
Cacerolazos contra Bolsonaro
Este fin de semana se desarrollaron en Brasil fuertes cacerolazos contra el presidente Jair Bolsonaro, ante el colapso en Manaos y por la demora en la llegada de las vacunas.
La gestión de Bolsonaro es criticada por su inacción. Brasil es el tercer país en contagios, con 8,3 millones, y ya acumula 208.000 víctimas fatales, un 10 por ciento del total de dos millones de decesos que ha causado la pandemia hasta el momento.