El heredero de Samsung, Lee Jae-yong, fue condenado este lunes en Seúl a dos años y medio de prisión en un escándalo por sobornos para recibir favores de la expresidenta Park Geun-hye, quien dejó el gobierno en 2017 envuelta en la misma causa. Lee fue inmediatamente detenido, lo que genera la incertidumbre sobre el futuro de la mayor fabricante mundial de teléfonos inteligentes y chips de memoria y el impacto que tenga en la economía surcoreana.
Lee es oficialmente el vicepresidente de Samsung Electronics, pero de hecho es el jefe del conglomerado Samsung, la mayor de los industrias conocidas como "chaebols", que favorecieron la prodigiosa recuperación después de la Guerra de Corea. Su volumen de negocios total representa una quinta parte del PIB surcoreano, motivo por el que es crucial para la salud económica del país.
En 2017, Lee había sido condenado a cinco años de prisión por corrupción, malversación de fondos, ocultar activos en el extranjero y perjurio en la misma causa por la que terminó detenida la expresidenta Geun-hye y su consejera íntima, Choi Soon-sil también conocida como "La Rasputina". Pero en la apelación, la mayoría de los cargos por corrupción fueron desestimados y Lee recibió una pena de cárcel en suspenso. Hasta que la Corte Suprema ordenó un nuevo juicio.
El caso giró en torno a los millones de dólares pagados por Samsung a Choi Soon-sil, que según la fiscalía estaban destinados a facilitar el traspaso de poder del conglomerado familiar frente a los problemas de salud de Lee Kun-hee, el padre de Lee Jae-yong, que falleció el octubre del año pasado.
Los pagos hechos a "La Rasputina" fueron a financiar el entrenamiento ecuestre de la hija de Choi Soon-sil, una exjinete de doma clásica a la que el grupo regaló tres caballos valorados en 3.400 millones de wones (2,8 millones de dólares), para obtener los favores necesarios que aseguraran el traspaso del conglomerado.