Las autoridades australianas no quieren privilegios para los tenistas y, sobre todo, no pretenden asumir riesgos en relación al coronavirus. Por eso, el estado de Victoria, cuya capital es Melbourne, sede del Abierto de Australia, rechazó el pedido del número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic, para que se relajen las medidas de cuarentena de los 72 jugadores que se encuentran confinados en la ciudad, sin poder ni siquiera entrenarse.
"La gente es libre de presentar una lista de demandas, pero la respuesta es no", aseguró el jefe del gobierno del estado de Victoria, Daniel Andrews, en una rueda de prensa en Melbourne en la que recalcó que las medidas sanitarias impuestas en torno al Abierto de Australia "fueron expuestas claramente de antemano"."Aquí no hay ningún tratamiento de favor. El virus no trata a nadie de manera especial, por lo que nosotros tampoco", insistió Andrews.
El serbio de 33 años, quien al igual que algunos tenistas de élite como Rafa Nadal se encuentran en la ciudad de Adelaida cumpliendo con su confinamiento, envió al CEO de Tennis Australia, Craig Tiley, una carta con seis puntos para mejorar las condiciones de los jugadores, de acuerdo a lo que informó el domingo la web especializada Punto de Break.
Djokovic, defensor del título en el Melbourne Park, pidió en su carta el traslado de los jugadores a viviendas privadas con canchas de tenis para poder practicar, la autorización para que los visite su entrenador o preparador físico si han pasado las pruebas para detectar la covid-19 y reducir los días de aislamiento, entre otras demandas. "No hay trato especial para nadie", insistió Andrews al ser preguntado por la petición del número uno del mundo.
Victoria, que fue el epicentro de la segunda ola de COVID-19 en Australia tras fallos en las cuarentenas de los viajeros en los hoteles de Melbourne, reportó este lunes su décimo segundo día sin infecciones locales, aunque cuatro de los contagios entre los viajeros internacionales están vinculados al Abierto de Australia. De acuerdo a los sondeos, existe un fuerte rechazo de los ciudadanos australianos a la concreción del torneo, ya que no quieren que el evento termine en una ola de contagios que, a su vez, pueda desencadenar en nuevas restricciones para la población.
Hasta ahora, un total de 72 jugadores quedaron obligados a estar confinados en sus habitaciones de hotel en Melbourne, sin la posibilidad de salir cinco horas para entrenar, por haber viajado en tres aviones chárter con cinco casos de COVID-19, lo que provocó el descontento entre varios de ellos, con diversos posteos en sus redes sociales.