El gobierno afgano informó que al menos 36 miembros del Estado Islámico (EI) murieron como consecuencia de el ataque a túneles que la esa organización terrorista tenía en el este de ese país y que fueron blanco de la “Madre de todas las bombas”, lanzada ayer por Estado Unidos. La versión, sin embargo, fue desmentida por la agencia Amaq, órgano de comunicación de la milicia jihadista, que aseguró que negó "cualquier muerte o herido".

La información sobre la cantidad de bajas fue dada casi 24 horas después del ataque con la Massive Ordnance Air Blast (MOAB) del tipo GBU-43, el mayor explosivo convencional no nuclear del arsenal estadounidense, lanzado en coordinación con el ejército de Afganistán.

Según el Ministerio de Defensa de Kabul, la explosión destruyó totalmente una importante central de mando del autodenominado EI, así como también un túnel de 300 metros de longitud en el distrito de Achin, provincia de Nangarhar.

"Sacudió el valle entero, nunca había oído algo tan ruidoso en mi vida", contó hoy a DPA Qadratullah, un residente del distrito. Se rompieron cristales a 7 kilómetros del lugar de la explosión, ubicada en una región considerada como la zona donde nació la rama afgana del EI. 

El grupo jihadista desmintió la versión afgana sobre la cantidad de muertos e intentó mostrar que sigue fuerte a pesar de que su infraestructura militar sufrió un fuerte revés. “Una fuente de seguridad negó cualquier muerte o herido en el bombardeo estadounidense de ayer en Nangarhar", publicó la agencia Amaq, ligada al EI.

Sin dar precisiones sobre la cantidad de victimas, el Pentágono justificó el ataque como "parte de los esfuerzos en marcha para derrotar al ISIS-K en Afganistán en 2017". El ejército estadounidense aseguró, además, que se tomaron "todas las precauciones para evitar bajas civiles". Sin embargo, la información es ambigua. Una fuente afgana sostuvo que en la zona de la explosión “apenas había civiles” y que las tropas se los habían llevado a otra zona.

El presidente estadounidense, Donald Trump, alabó la intervención militar: "Estamos muy orgullosos de nuestro Ejército, fue otro éxito", dijo. Y al ser consultado sobre si esa bomba se lanzó también como advertencia a Corea del Norte, el mandatario dijo que no hay diferencia: "No sé si esto envía un mensaje. Es igual si lo hace o no. Corea del Norte no es un problema. El problema será solucionado".

Desde hace meses, las fuerzas estadounidenses y afganas llevan allí a cabo potentes ataques aéreos contra posiciones del EI. Según las fuerzas de la OTAN en Afganistán, el EI está reforzando sus líneas defensivas con explosivos improvisados, túneles y bunquers. "Esta es la munición indicada para eliminar estos obstáculos del camino y mantener el impulso de nuestra ofensiva contra el EI", señaló el comandante de las tropas estadounidenses en Afganistán, John Nicholson.