Laurina Oliveros es la guardiana de una fortaleza: la uno de Boca custodia el único arco invicto que tiene el Torneo Transición, que este martes desde las 19.10 (con transmisión de TNT Sports) definirá entre las Xeneizes y las Millonarias a su primer campeón femenino de una era ya semiprofesional. Para la arquera azul y oro, la ansiedad extrema termina al momento de entrar en calor. "Necesito gastar energía", dice una de las figuras del equipo que dirige Christian Meloni. Oliveros no llegó hace tanto a Boca pero el Superclásico se le echó encima ni bien pisó la Ribera: le tocó debutar en el último Boca-River que se jugó oficialmente y por los puntos, el 24 de septiembre de 2019, que además fue el que inauguró sus tiempos semiprofesionales. Aquella vez (que Boca ganó por 5-0) y también en San Luis en enero del año pasado (por un torneo de verano, con triunfo de Boca por 2-0), Oliveros no recibió goles. Su valla, en su historial personal ante el clásico rival, también llega invicta a vivir su tercer Superclásico. "Antes del partido, pienso en cosas lindas: me imagino haciendo la atajada perfecta", le cuenta a Página/12 la futbolista de 27 años, que también suele regalar lujos para resolver y salir jugando desde el fondo. "Las gambetas no las pienso porque si no, después no me salen, ja", aclara, divertida, la referente que miran esas pibitas voladoras que sueñan con brillar bajo los tres palos.
- Si tuvieras que explicarle a una niña que va a ver el partido por qué el Boca-River es distinto, ¿qué le dirías?
- Tiene que ver con lo que significa el fútbol en nuestro país y la pasión que tenemos todos los que amamos el deporte. La emoción que genera un Boca-River se vive en el masculino y en el femenino también. A ambos niveles, se vive como uno de los partidos más importantes del mundo. Cada vez que alguien me recuerda que lo voy a jugar, me agarra piel de pollo. Cuando llegué a Boca y me enteré de que íbamos a debutar con River, empecé a sentir cosquillas en la panza. Fue un estreno tremendo, pero también soñado. Así se vive este partido.
- ¿Qué recuerdo especial te guardaste de ese debut?
- La imagen al salir del túnel. Ni bien salí, me encontré con toda la gente ahí, en la Bombonera, alentándonos y dándonos la bienvenida. Tengo dos imágenes muy especiales de la hinchada, que atesoro: una es esa, la de la platea de Boca colmada de gente; la otra, de cuando jugamos contra Panamá, en el estadio de Arsenal lleno, con la Selección Argentina.
- ¿Cómo se vive un Superclásico desde el arco, Laurina?
- Yo lo vivo lo más concentrada posible, porque en mi posición la concentración es fundamental. Hay partidos que podés pasar 45, 70, u 85 minutos sin tocar la pelota, pero en un momento, de la nada, una jugada llega a vos y te puede sorprender. Y un error en el arco es gol. Por eso, para que la pelota no te sorprenda ni te encuentre con el cuerpo en frío, es importante estar atenta siempre y todo el tiempo metida en el partido. Por suerte, Boca es un equipo en el que yo tengo mucha participación: salgo bastante, intervengo mucho, soy casi una más junto a las jugadoras de campo.
- De pequeña, ¿soñabas con jugar un Superclásico custodiando el arco de Boca?
- Jamás me hubiera imaginado algo tan cercano a esto y tan lindo. Además, al jugar 10 años en la UAI Urquiza, Boca siempre fue mi eterno rival. Y siempre creí que iba a ser mi eterno rival… Hasta que un día Boca me abrió sus puertas y me recibió de una manera hermosa. Lo que hoy vivo es algo soñado: Boca es, a nivel del femenino, uno de los clubes más grandes del fútbol argentino y que más recursos les brinda a sus jugadoras. Por eso siempre estoy muy agradecida con el club, el cuerpo técnico y los directivos.
- El tuyo es el único arco invicto de este Torneo Transición. ¿Cómo hiciste?
- Trato de no pensarlo mucho. Es un trabajo de todo el equipo, empezando por las delanteras, que son nuestra primera línea defensiva, hasta el cuerpo técnico, sus ayudantes y especialmente Fabián Binzugna, nuestro entrenador de arqueras. Sin él, no habría logrado este invicto. Estoy muy feliz: no sé si se debe a los ocho meses que tuvimos que estar alejadas de las canchas por la pandemia o a qué, pero estamos todas muy contentas con este presente del equipo.
- El contexto de la pandemia, que ha alejado al fútbol de sus hinchas, ¿también vuelve especial este Superclásico?
- Nuestra idea siempre es darle alegrías al hincha, pero en todo este tiempo nos han mandado muchísimos mensajes deseando el momento de volver a ver nuestros partidos. Nuestra hinchada llenaba las tribunas del complejo Pedro Pompilio en todos los partidos, y eso se extraña. Por eso, lo mínimo que queremos hacer es devolverles tanta alegría y hacerles nuestro regalo ganando este campeonato, por tanta compañía y compromiso.
- Futbolísticamente, ¿qué esperás que suceda en el estadio Amalfitani?
- Me imagino que será un partido muy intenso y peleado, de esos que todas queremos jugar. River tiene muy buen plantel, pero nosotras tenemos nuestras armas para sacar el partido adelante. Creo que va a ser un partido lindo para jugar.
- Es una muy buena jugadora. Tiene goles muy lindos. Es rápida, potente, tiene buena pegada, pero nosotras tenemos un muy buen equipo y confío en él.
- El último título de Boca fue el Inicial 2013. ¿Se siente esa euforia del club que anhela volver a salir campeón?
- Sí, y además el torneo pasado, antes de la pandemia, estuvimos muy cerca del título. Fuimos las más goleadoras, terminamos punteras, y como el equipo que menos goles recibió, pero queríamos ganarlo y festejarlo en la cancha. Por eso hay más ganas y sed de gloria. Tenemos un juego que muy pocos equipos tienen y siento que eso nos hace distintas y nos va a llevar al título.
- ¿Cuál es ese juego?
- El famoso Tiki-Taka, posible gracias a jugadoras con muy buen pie. Y el DT, además, es como si nos hubiera inyectado la idea de juego: nos convenció a todas de jugar así, con una intensidad increíble. Creo que eso nos hace distintas al resto de los equipos.