La noticia sacudió al mundo del fútbol en las últimas horas: Silvio Berlusconi se desprendía del Milan. El magnate italiano, ex primer ministro, dejaba el club después de 31 años y 29 títulos. El gigante del fútbol italiano pasó a manos chinas por 740 millones de euros. El nuevo dueño es un promotor inmobiliario chino: Li Yonghong. Detrás de la operación hay un viejo conocido de la Argentina: Paul Singer.
Es que Elliott Management, el fondo de inversiones de Singer que accionó contra la Argentina en 2014, aporta un tercio del dinero: 253 millones de dólares, algo más de lo que irá a los bolsillos de Berlusconi. El ex premier embolsará 250 millones.
En rigor, las cuentas del Milan asfixiaban a Berlusconi. La idea es que Fininvest, la empresa de Berlusconi, salga a cotizar en la bolsa de Hong Kong. Según El Mundo de Madrid, “Singer se ha convertido en el brazo financiero de uno de los objetivos estratégicos más estrafalarios del presidente chino, Xi Jinping: convertir a China en una potencia futbolística”.
Todos coinciden en que la operación no se hubiera concretado sin Singer. Cuando Berlusconi y Li ya habían cerrado trato, el magnate exigió sus 250 millones como primer pago. En ese punto tambaleó la operación, ante la inminencia de un segundo pago de 270 millones. Los bancos chinos que financiaban la operación se retiraron y Li tuvo que aportar de su capital para cubrir la operación. Pero faltaban 300 millones. Berlusconi ya había cobrado y la operación estaba a punto de caerse.
En ese momento apareció Singer, “el hombre más odiado en Argentina y en buena parte de la izquierda de todo el mundo”, según el diario español. El símbolo de los fondos buitre opera en tres etapas. Primero, a través de un crédito de 180 millones, a un interés del 11,5 por ciento anual, más comisiones que podrían elevar la cifra al 14 por ciento. En una segunda etapa aportará 73 millones de euros a un interés del 7,7 por ciento. Ese dinero se girará a una firma creada ad hoc por Li en Luxemburgo, un paraíso fiscal, para concretar la compra del club de fútbol. Los 73 millones se convertirán en bonos que saldrán al mercado. El tercer tramo será cuando termine la operación: 50 millones de euros a un interés del 7,7 por ciento.
Concretada la operación, el Milán saldrá a cotizar en la bolsa de Hong Kong por exigencia de Singer. Así, el norteamericano se cubre las espaldas frente a los casi 200 millones de euros de deuda que arrastra el club y evita cualquier interferencia del gobierno chino.
Por la deuda argentina pagó 117 millones de dólares y esos bonos los vendió a 2 mil millones, generando una ganancia del 754 por ciento. Todo indica que la operación del Milan es la puerta de entrada de Singer a otras operaciones en China.