¿Qué tienen en común las historietistas de Argentina con las de España, Chile o Costa Rica? Pues mucho, tal como se ve en el libro Coordenadas gráficas, que surgió del Centro Cultural España en Córdoba y que reune a diez artistas de cada uno de esos países para comparar preocupaciones, temáticas y estéticas. "Hay problemáticas comunes que las recorren a todas: machismo, violencia de género, discriminación, roles de género, diversidades corporales, derechos sexuales y reproductivos", explica Carolina Chávez, directora del CCEC y coordinadora general del proyecto.
"También hay en común una manera en que las mujeres y disidencias habitan los espacios públicos y privados. Y es llamativo ver cómo a todas ellas, de diferentes lugares y edades, las recorren las mismas temáticas", agrega la responsable de este tomo que tiene como virtud que en todos los casos hay historietas completas, lo cual lejos de poner sólo una muestra ofrece una buena mirada de qué y cómo cuenta cada artista.
Para lectores locales, muchos nombres de autoras argentinas resultan conocidos: Patricia Breccia, Nacha Vollenweider, María Alcobre o Sole Otero son figuras ya transitadas y con reconocimiento internacional. Pero otras autoras son también conocidas en el circuito comiquero, y más dentro del pujante sector de la historieta hecha por mujeres y disidencias. Nadie que frecuente festivales como Vamos las pibas ignora la existencia de Femimutancia, Gato Fernández o Daniela Ruggieri, además de otras que tamibén dan el presente en estas páginas, como La Lejana, Mariana Salina, Muriel Frega y Ariela Kreimer.
Otro tanto sucede con las selecciones de otros países, con el agregado de que se trata de una oportunidad excelente para asomarse a esas producciones a las que es más difícil acceder desde este mercado, en particular de las artistas chilenas y costarricenses, que en rarísimas ocasiones tienen distribución en la Argentina. De España, en cambio, es más probable que resuenen en lectores locales autoras como Laura Pérez Vernetti, quien trabajó en El Víbora junto a Carlos Sampayo y Antonio Altarriba, por ejemplo.
Mujeres y disidencias en la historieta local
La sección argentina de Coordenadas gráficas contó con la curaduría de Mariela Acevedo, de extensa trayectoria como gestora cultural, editora (fundó la pionera revista Clítoris), autora, investigadora y militante feminista. En su texto curatorial, Acevedo destaca los avances de la autoría femenina y disidente en el sector local. Pero advierte que también falta mucho por hacer y recorrer. En diálogo con El NO, Mariela explica que "pensar que la agenda feminista se agota es un error: no se trata de avances lineales, ni de ocupar un espacio que ya está ganado".
Y también advierte contra el peligro de dormirse en los laureles de los avances obtenidos a través de la lucha militante: "Que haya más autoras que publican no implica, por ejemplo, que al seleccionar lecturas para incluir en la currícula escolar se tenga una mirada de género y diversidad, transfeminista e interseccional que incluya literatura e historieta feminista y-o de autoras". Y agrega que "el feminismo es una discusión constante con el sentido común instalado, y es una lectura crítica de la cultura heredada. Siempre hay una agenda pendiente y las conquistas no se saldan con ciertos avances".
Para la selección de autoras primó elegir historietas que plasmaran la experiencia de "habitar los espacios privados y participar en los espacios públicos (...), sobre cuestiones en torno a las corporalidades, la edad, la etnia, el espacio y la sexualidad". Acevedo señala que priorizó "que hubiera autoras de distintas generaciones".
"Hay distintos estilos y una diversidad de propuestas gráficas que van desde la ficción a la autobiografía, y en la que se plasman experiencias adultas, juveniles e infantiles, entre las que se encuentran vivencias de la sexualidad, los vínculos familiares, la violencia, la soledad y la amistad", marca. "Muchísimo material quedó fuera de esta selección porque el espacio era acotado y el presupuesto también: eran solo diez historietas por país", explica.
"Me parece que es un proyecto que tiene mucho potencial para retomarse, expandirse y dejar huellas. Creo además que una de las consecuencias positivas del confinamiento y la pandemia fue ponernos a pensar otras formas de estar y de vincularnos. Tal vez, en otra circunstancia este encuentro no se hubiese dado. Creo que hemos encontrado una vía de comunicación que requiere que sigamos trabajando, pero que hasta aquí nos ha dado muchas satisfacciones", concluye.