En los últimos meses el gobierno chino dio señales de compartir la preocupación estadounidense por el tamaño de algunas de sus empresas y el desequilibrio de poder que generan. Suspendió recientemente la salida a la bolsa de Ant Group y lanzó una serie de medidas para una mayor supervisión sobre actividades monopólicas, aún a riesgo de detener un crecimiento que lo pone en la frontera tecnológica.

En repetidas ocasiones Mark Zuckeberg ató el liderazgo estadounidense al destino de las grandes corporaciones tecnológicas como, obviamente, la suya: Facebook. Al lanzar su (fallida) criptomoneda, Libra, aseguró que "extenderá el liderazgo financiero estadounidense en el mundo al mismo tiempo que nuestros valores democráticos y capacidad de supervisión". 

Según esta idea, el poder estadounidense, sus valores, supuestamente se expandirían junto al poder de sus empresas tecnológicas. Al mismo tiempo, advertía que si continuaban aumentando las regulaciones sobre las grandes corporaciones tecno, China ganaría la batalla geopolítica.

En los últimos meses el argumento ha venido perdiendo fuerza ya que el gobierno chino también parece temeroso del excesivo poder acumulado por algunas corporaciones que socavan, entre otras cosas, su poder financiero.

Ant Group

En 1999 Jack Ma era un maestro de inglés que había sido rechazado por numerosas universidades cuando fundó Alibaba, una empresa dedicada al comercio electrónico. La empresa creció velozmente y, de una manera similar a lo que ocurrió con las empresas tecno occidentales, se expandió hacia los sectores más rentables. Uno de los más tentadores es el financiero para el que creó una exitosa subsidiaria, Alipay, ahora llamada Ant Group. Actualmente, el sistema de pagos digitales es el más grande de China y cuenta con más de 1000 millones de clientes.

Jack Ma es el hombre más rico de China con una fortuna personal de más de 60 mil millones de dólares, algo más de un cuarto de lo que tiene Jeff Bezos, el fundador de Amazon su competidor directo desde el rincón occidental. 

Ma es conocido por sus excentricidades, como el show de despedida que realizó en 2019 cuando aseguró que se jubilaría y tocó la guitarra luciendo una peluca de rastas en un estadio para miles de empleados de Alibaba o por las películas de Kung Fu que protagoniza. 

Pero lo más problemático de su excentricidad es que suele hablar de manera abierta aún para criticar a los reguladores del gobierno chino o mostrarse desafiante con frases a sus empleados del tipo: "Enfóquense en su trabajo. Si alguien tiene que ir a la cárcel, iré yo". Para peor, repitió la historia en el Foro Económico Global en 2018.

En octubre último, durante uno de los encuentros sobre negocios más grandes de China, el Bund Summit, Ma anunció que Ant Group saldría a la bolsa con un récord global de 35 mil millones de dólares. En ese discurso de veinte minutos criticó a los bancos y aseguró que debían simplificar sus anticuados servicios financieros que evitaban el riesgo. Incluso describió al Comité de Supervisión Bancaria de Basilea como un "club de viejos". No pareció preocuparse porque los bancos más grandes de China son estatales. 


Alibaba

La tensión entre los actores es creciente: las empresas tecnológico-financieras (fintech) se metieron de lleno en el negocio financiero simplificando el acceso y aprovecha su imagen de "empresas tecnológicas" para captar mercados de formas que muchos bancos no podrían por cuestiones regulatorias.

Ma comenzó a cosechar los desafíos sembrados en noviembre cuando el gobierno lanzó una serie de controles sobre Ant Group que terminaron en la suspensión del lanzamiento a la bolsa. Como resultado de la noticia la cotización de Alibaba, la corporación madre, cayó un 17 por ciento. 

Una semana después la autoridad antimonopolio china realizó una propuesta de regulaciones que parecían diseñadas a medida para disciplinar a la compañía. En diciembre el gobierno chino reiteró la necesidad de una mayor supervisión contra los monopolios para evitar una desordenada expansión del capital

Desde entonces Jack Ma desapareció de la escena e incluso hay rumores de que se le prohibió salir del país. El miércoles pasado reapareció y las acciones de Alibaba subieron más del 5 por ciento.

El presidente de Ant Group, Eric Jing, se mostró públicamente arrepentido por las inconductas de su empresa y prometió hablar con los reguladores para aclarar todos los puntos necesarios.

Demasiado poder

La crisis con Alibaba no es la única señal de que el gobierno chino también está preocupado por el tamaño de algunas empresas que poco a poco se sienten en condiciones de desafiar al poder central

En 2018 Bytedance, dueña de TikTok, debió cerrar un exitoso sitio dedicado a hacer parodias que el gobierno consideró excesivo. También Tencent fue acusado de desarrollar un juego adictivo que, supuestamente, favorecía la miopía entre los jóvenes y sus acciones también cayeron. 

Todo indica que el gobierno chino quiere ganar la batalla geopolítica global y está dispuesto a mostrarse como un mercado tentador para los inversionistas. Lo que no resignará es su lugar director en ese proyecto.