La Anmat recomendó al Ministerio de Salud el uso de la vacuna Sputnik V para mayores de 60 años. Según los ensayos clínicos descritos en el informe técnico entregado por el Centro Gamaleya a la cartera sanitaria doméstica, a cuatro semanas de inoculadas ambas dosis, su eficacia es del 91.8% y genera anticuerpos en el 98.1% de los casos. Se trata de una de las noticias más esperadas porque las personas que se hallan en esa franja etaria son los más vulnerables y que más riesgos han transitado –con altos índices de mortalidad– desde que se inició la pandemia. La habilitación llega en momentos en que el Gobierno argentino ultima detalles acerca de la logística de recepción, almacenamiento y distribución de las 4.7 millones de dosis de la vacuna rusa. El presidente Alberto Fernández confirmó a Página/12 que se vacunará apenas llegue la primera partida de este envío, luego de la habilitación de vacunar a los mayores de 60.
“Luego de analizada la nueva información aportada para la vacuna VacunaGam-COVID-Vac (Sputnik V), se estableció, por medio del informe de ampliación, que la misma se encuentra en un margen aceptable la seguridad, inmunogenicidad y eficacia para el grupo etario de mayores de 60 años”, remarcó Anmat en su informe. Luego, indicó que en el segundo análisis interino compartido por el Centro ruso se incluyeron a 19.866 sujetos (de los cuales 2144 eran mayores de 60) que recibieron las dos dosis. “Ninguno registró alergias severas ni tampoco se reportaron muertes relacionadas a la vacuna. Los eventos adversos (EA) más frecuentes fueron síndrome pseudogripal y reacciones locales en el sitio de la inyección, eventos esperados con este tipo de producto", detalló el ente.
“Lo que evaluó Anmat son resultados muy alentadores de la fase clínica III, evidencia que se sumó a la ya existente. En el corte preliminar (en diciembre) que había realizado el Centro Gamaleya, los resultados de seguridad y eficacia eran adecuados para la población en general, pero la cantidad de adultos mayores de 60 años que habían participado todavía era baja”, advierte Mario Lozano, virólogo del Conicet en la Universidad Nacional de Quilmes y especialista en vacunas. Después sostiene: “Ahora ello se saldó con la entrega de este informe técnico. Con los resultados de pruebas en las que se incorporaron a más personas de este grupo etario, pudieron chequear la eficacia y la seguridad en este grupo. Ello nos trae una tranquilidad adicional”.
Vale destacar que los adultos mayores en Rusia se vacunan desde hace varios días y no se ha reportado ningún efecto adverso. No hay mejor prueba –que refuerce las que se desprenden de los ensayos clínicos realizados– que la experiencia de la población rusa con su propia tecnología. Lozano precisa al respecto: “En Rusia la autorización para la distribución en mayores de 60 años llegó hace unas semanas. Del total de la población inoculada en aquel país, alrededor del 46% corresponde a este grupo etario. Por lo tanto, representa una muestra palpable de que la Sputnik V es segura y eficaz”.
A diferencia de lo reportado con otras plataformas vacunales, con la Sputnik V no se identificaron daños colaterales de ninguna índole. Tras este paso fundamental y la recomendación de Anmat, los mayores de 60 años comenzarán a ser inmunizados en los próximos días y se sumarán a buena parte del personal sanitario y miembros de las fuerzas de seguridad que ya fueron inoculados con la primera dosis y están recibiendo la segunda. De acuerdo a las cifras que maneja el Gobierno, los adultos que tienen más de 60 son, aproximadamente, 7.375.000; con lo cual, para que la inoculación a escala llegué a buen puerto se requerirá de una coordinación muy aceitada.
A mediados de diciembre, desde los medios opositores, se alimentó una falsa controversia alrededor de los dichos de Vladimir Putin. Por aquella época, el mandatario había asegurado en conferencia de prensa que se vacunaría “sin falta apenas sea posible”, porque al tener más de 60 años aún no lo tenía permitido. “Escucho las recomendaciones de los especialistas y por tanto, aún no lo he hecho, pero está claro que lo haré apenas sea posible”, había expresado Putin. Y luego dejó en claro que la variante diseñada por los equipos de expertos y expertas de su país “era segura y eficaz”. No obstante, algunas voces que procuran desacreditar el prestigio científico y tecnológico ruso aprovecharon ese vacío discursivo y promovieron la idea de que el propio presidente desconfiaba de la variante fabricada en su territorio. En rigor de verdad, aún no se había inoculado porque al tener 68 años no se hallaba en la franja de edad de aquellos ciudadanos a quienes sí se les aplica. Nada más lógico y comprensible.
La Anmat, garantía de confianza
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica avaló la posibilidad de que los adultos mayores se vacunen, luego de estudiar de forma muy minuciosa las investigaciones y el informe técnico elaborado por el Centro Gamaleya. En ese trabajo (que debió ser traducido, de ahí uno de los principales obstáculos iniciales) se exhibe la eficacia y la seguridad de la sustancia activa y la posibilidad, sin daños colaterales, de inyectarla en este grupo de riesgo.
El organismo tomó la decisión de recomendar su aplicación porque la información aportada por el Centro “reportó un rango de eficacia del 91,8 % de la vacuna para mayores de 60 años; la inmunización de los voluntarios condujo a la formación de anticuerpos en el 98,1% el día 28 después de la vacunación y la variable de seguridad mostró un perfil que no difiere del observado en el resto de la población”. Ello quiere decir que, según el ente regulador detalla, no hay diferencias sustantivas entre los resultados de los ensayos clínicos para personas de 18 a 59, respecto de lo reportado para mayores de 60. Mientras que en los grupos etarios menores de 60 años los efectos adversos alcanzaron 0,01%, en el caso de los mayores de 60 fue de 0,02%. La vacuna es segura y eficaz. Desde aquí, plantea Lozano: “La recomendación de Anmat es una garantía: es un organismo de control sanitario muy prestigioso que suele analizar muy bien los datos que le presentan y que trabaja con parámetros de calidad adecuados. De hecho, es referencia en la región, muchos entes reguladores de países latinoamericanos miran a Anmat para saber cómo actuar. Si Anmat aprueba, ellos aprueban”.
A partir de la recomendación realizada y con el arribo de 4.7 millones de dosis de la Sputnik V, el proceso de vacunación masiva que lleva adelante Argentina ingresará en otra fase. En los próximos días, las jurisdicciones recibirán un número mayor de dosis y aquellos centros vacunatorios que estaban a la espera para poder actuar, iniciarán su trabajo a un ritmo acelerado. “En el presente están vacunando solo algunos hospitales asociados con terapias intensivas, pero cuando esto se ponga en marcha pronto, el ritmo requerido implicará nuevos desafíos logísticos. Próximamente comenzarán su trabajo cientos de centros de vacunación con sus especialistas y asistentes. Será otro el flujo”, dice Lozano.
La vacunación seguirá en etapas, voluntaria e independiente del antecedente de haber padecido la enfermedad. Según prevén desde la cartera que conduce Ginés González García, aproximadamente 14 millones son las personas a vacunar en los grupos priorizados: a los 821.394 trabajadores de la salud, se suman los 7.375.000 mayores de 60 años, 493.727 miembros del personal de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, 4.063.968 personas entre 18 y 59 años con comorbilidades, 1.417.310 personal educativo y 266.034 personal esencial del Estado y docentes universitarios. Para ello, dispusieron la participación de 36 mil vacunadores y 80 mil miembros del personal de apoyo, repartidos en 7.749 establecimientos de salud acondicionados a tales efectos.
Argentina como referencia
El mundo atraviesa un contexto crítico en que las naciones más poderosas controlan la mayor cantidad de las vacunas: según los datos consignados por la OMS, se han administrado 39 millones de dosis y solo 45 países (por supuesto, los de ingresos más altos) han acaparado buena parte de la oferta. Solo a modo de ejemplo, a partir de la información relevada por el Global Health Innovation Center de la Universidad de Duke, Canadá adquirió un número de vacunas que multiplica por siete el de su población; Reino Unido y EEUU casi sextuplican su cantidad de habitantes; y la UE y Nueva Zelanda algo más de cuatro.
“De los países periféricos somos de los que más estamos vacunando. En cambio, aquellos que más apostaron a otras como la de Pfizer enfrentan muchos problemas de abastecimiento. En Chile, por ejemplo, acaban de recibir 44 mil dosis luego de muchas protestas de su mandatario para apurar el envío y frente a los retrasos de la farmacéutica”, relata. Y continúa: “Está bien, tiene la mitad de la población que nosotros, pero también es verdad que nosotros recibimos 600 mil y entre esta semana y la que viene llegarán 5 millones. Es una diferencia significativa”. En evidencia, las compañías tienen un límite de producción y han prometido más de lo que estaban en condiciones de cumplir. Bajo esta premisa, el hecho de que un país periférico como Argentina pueda iniciar la inmunización de su población en riesgo según lo estipulado, en tiempo y en forma, no deja de ser una excelente noticia.