Lo apodaban “La araña de los Dolomitas”, porque de joven se pegaba a las rocas más salvajes de aquella cadena montañosa del norte de Italia, donde sus ascensiones en solitario y la conquista de numerosas cumbres le dieron fama mundial a mediados del siglo pasado. Pero esa fama se convirtió en infierno para Cesare Maestri en la Patagonia argentina. El cerro Torre, una de las agujas más difíciles de vencer, fue su maldición. Sus dos escaladas, en 1959 y 1970, terminaron en una polémica que nunca se agotó entre los montañistas. Cesare Maestri murió esta semana en su Italia natal a los 91 años. Y la controversia volvió: ¿fue un gran escalador, un gran farsante o ambas cosas al mismo tiempo?
Maestri era adolescente cuando su país sufría el nazismo, lo combatió junto a los partisanos y luego se incorporó al Partido Comunista. Pero su verdadera pasión no era la política sino las montañas. Exhibió una destreza técnica inigualable en sus ascensiones y pronto fue reconocido como un escalador adelantado a su época. Una de sus características fueron las conquistas de cumbres “en solitario”.
En busca de una nueva proeza viajó a la Argentina hacia fines de la década del 50. Su meta era “asaltar” --como se llama en la jerga a la primera ascensión a una montaña-- el cerro Torre, un macizo ubicado muy cerca del también conocido y endiablado Fitz Roy.
Lo hizo en 1958 junto al austriaco Toni Egger, con quien finalmente hizo cumbre el 31 de enero de 1959. Así lo anunció a su regreso, que fue sin su compañero: Egger murió durante el descenso al desprenderse de la roca.
Maestri se convirtió en una celebridad mundial por haber conquistado la montaña más difícil de escalar. Pero con el tiempo sus dichos fueron puestos en duda: ¿realmente había llegado a la cima? La única prueba para documentarlo había desaparecido: la cámara fotográfica ya no existía porque la llevaba Egger cuando cayó al vacío. Expedicionarios posteriores a la misma montaña encontraron contradicciones y su relato comenzó a ser desacreditado.
A Cesare Maestri lo atormentó aquella desconfianza que subía de tono entre los escaladores del mundo. Así que once años después, anunció que volvería al Torre para su revancha. Y que esta vez lo haría en solitario, aunque con todas las pruebas necesarias.
Va de nuevo
Allá fue otra vez entonces en 1970 y subió cargando un pesado compresor en sus hombros y el combustible necesario para taladrar la piedra, meter clavos y facilitar la escalada. Para demostrar que había llegado a la cumbre, dejó colgado muy cerca de la cima el aparato. Bajó, pensó que la hazaña lo reivindicaría, pero otra vez se encontró con las críticas más despiadadas. Los escaladores le reprocharon el uso del compresor, consideraron que era inadmisible, que no se podía perforar de esa manera una montaña, que su técnica había sido un sacrilegio al espíritu deportivo. También le achacaron que esta vez tampoco había llegado a la cima verdadera: el macizo está coronado por un hongo de hielo eterno y él solo había llegado a la cumbre rocosa.
De todos modos, los clavos quedaron allí y desde entonces esa ruta, llamada “vía del compresor” fue muy usada entre los escaladores. Incluso hasta hoy, el compresor sigue colgado allá arriba.
El cerro Torre siguió atrayendo a los escaladores más intrépidos del mundo. En 2012, el autriaco David Lama, con 21 años, llegó a la cumbre a través de esa ruta, pero sin usar los clavos, que habían sido retirados poco antes por dos norteamericanos. Solo empleó sus manos y piernas, una técnica que se denomina “escalada libre”. Fue una proeza que quedó en la historia del montañismo. Pero su protagonista murió siete años después, en abril de 2019, aplastado por una avalancha mientras emprendía otra expedición en la cadena de las Rocallosas, en Canadá.
Maestri, en tanto, intentó en su momento recobrar algo de su honor con un libro sobre sus aventuras patagónicas; lo tituló Cerro Torre, la montaña imposible. Pero aun así nunca se pudo recobrar del descrédito y los cuestionamientos, aunque siempre sostuvo la veracidad de sus relatos. En una entrevista de la revista Desnivel, especializada en temas de escalada, dijo en 1999: "Si pudiera borrar una cosa de mi vida, borraría todo lo relacionado con el cerro Torre". Ya se había retirado del montañismo y soportaba la desdicha de haberse convertido en el escalador más vilipendiado de la historia.
La suya terminó este martes, el 19 de enero, a pocos días de cumplirse los 62 años de aquella supuesta primera ascensión. Y los montañistas volvieron al debate: ¿fue Cesare Maestri un escalador sin igual o un impostor sin precedentes?