El preocupante salto de la inflación en diciembre desató la euforia de los economistas ortodoxos. “Fin de la ilusión K” y “¿dónde quedó la Teoría Monetaria Moderna que alimenta a funcionarios kirchneristas y que desprecia los efectos en inflación de la emisión de moneda?”, fueron algunas de las frases con que la ortodoxia festejó la aceleración de la inflación.
Luego de que el experimento de emisión cero del FMI y Macri terminó en un record de inflación, los ortodoxos no podían digerir que el año pasado de emisión record por el impacto de la pandemia terminara con una inflación menor. Aún así, es difícil culpar a la suba de la inflación de diciembre a la emisión monetaria, sin exponer los mecanismos por los que, esa esquiva relación, se habría encaminado.
El impacto de la excesiva emisión sobre los precios se da centralmente por dos mecanismos. Por un lado, la mayor cantidad de dinero se traduce en una mayor demanda de bienes que, si la oferta productiva no puede satisfacer en tiempo y forma (por restricciones como ser el pleno empleo de la mano de obra o el tiempo que demanda incrementar la capacidad productiva de una empresa una vez alcanzado su máximo potencial), se traduce en remarcaciones de los precios. Este claramente no es el caso de una economía argentina aún sumergida en el desempleo y la subutilización de sus capacidades productivas luego de la pandemia económica macrista y, del más reciente, de la covid.
El otro mecanismo es que parte del exceso de liquidez se fugue hacia el dólar presionando sobre un alza de la paridad que luego encarezca los bienes importables y exportables. Este caso fue más plausible, ya que la emisión monetaria durante la cuarentena, sumado al desmanejo cambiario y financiero oficial, se tradujo en pérdidas de reservas y, restricciones a la compra de dólares mediante, una suba del dólar blue. Sin embargo, el paralelo tiene un impacto marginal sobre la conformación de los precios, por lo que ese mecanismo de transmisión de la emisión hacia los precios se encuentra debilitado.
Entonces, ¿por qué se aceleró la inflación? En los últimos meses se vincula con el descongelamiento de algunos precios tras el fin de la cuarentena (varios de ellos bajo relativo control oficial, como las naftas y otros bajo acuerdos o regulaciones). También impacta en el rubro alimentos la fuerte suba de muchas materias primas a nivel global. Sobre ese impulso se suma la decisión del Banco Central de subir el dólar acompañando la inflación del mes anterior e incluso superándola, política que evita el atraso cambiario pero a costa de amplificar los saltos en los precios.
Esa dinámica de los precios se monta sobre una inflación inercial que, a distintas velocidades, se arrastra desde hace una década. Un tipo de inflación que requiere de acuerdos para reducir la nominalidad en que se desenvuelve la puja distributiva. Por ejemplo, establecer un período de congelamiento de precios, dólar y tarifas mientras se discute una paritaria en salario real con cláusula gatillo, tal como recomendáramos hace años en Cash.
@AndresAsiain