Uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del siglo XX fue, sin duda, el de la tumba de Tutankamón. El descubrimiento de Lord Carnarvon y Howard Carter permitió hallar no solamente la tumba de uno de loa faraones egipcios, sino también materiales con lo que fue enterrado. En la tumba sellada hace más de 3 mil años había, entre otros objetos, una daga, cuya composición dio pie a diversas teorías.
Ocurre que la daga está formada por un cuchillo de hierro con empuñadura dorada, y se detectó la presencia de un material que, en tiempos del faraón, era desconocido en la humanidad. Hoy se sabe que es de níquel.
De acuerdo al Journal of Archaeological Science, durante la Edad de Bronce se utilizaron materiales provenientes de meteoritos para fabricar objetos metálicos. Así ocurrió hasta la Edad de Hierro, con lo que es muy factible que en Egipto se hubiera encontrado entonces un meteorito y se lo utilizara para, entre otras cosas, fabricar la daga.
La hipótesis más extrema plantea que, así como pudo haber habido ayuda extraterrestre para construir las pirámides, pudo haber una mano de otro planeta en la confección de la daga.
No es solamente la daga la que tiene ese material. Hace cinco años, se examinó la armadura de Tutankamón con rayos X: se detectó la presencia de níquel, además de hierro y cobalto, con lo que se supone que se usaron materiales sacados de 76 meteoritos de hierro encontrados en la Tierra.
"El hierro meteórico está claramente indicado por la presencia de un alto porcentaje de níquel", detalló Daniela Comelli, del Departamento de Física de la Universidad Politécnica de Milán, responsable del estudio. Los científicos fueron en búsqueda del meteorito.
"Tomamos en consideración todos los meteoritos que se encuentran dentro de un área de 2 mil kilómetros de radio con centro en el Mar Rojo, y terminamos con 20 meteoritos de hierro", dijo Comelli. Los meteoritos de hierro tienen níquel, con cantidades menores de cobalto, fósforo, azufre y carbono. La hoja de la daga presentaba un once por ciento de níquel, cuando la presencia de ese material en elemento forjados con mineral de hierro sacado de canteras no supera el 4 por ciento.
La investigaciones apuntan a un meteorito, llamado Kharga, que "presentó un contenido de níquel y cobalto posiblemente consistente con la composición de la hoja", añadió Comelli. Un fragmento de ese meteorito se encontró en 2000 en una meseta de piedra caliza de Mersa Matruh, un puerto marítimo a 230 kilómetros al oeste de Alejandría. Según Comelli, "los antiguos egipcios atribuían gran valor al hierro meteorítico para la fabricación de objetos preciosos".