La final de la Copa Sudamericana la jugaron equipos dirigidos por dos de los mejores entrenadores que tiene el fútbol argentino. Tal vez a Hernán Crespo, el que terminó celebrando el título, y a Luis Zubeldía los eclipse el bajo perfil de Defensa y Justicia y Lanús, respectivamente, ya que suele hablarse más de los técnicos de los clubes grandes. Pero, aunque sin las mismas presiones ni obligados a importantes inversiones de dinero para armar planteles, se las ingeniaron para que sus dirigidos jueguen bien y lleguen al último partido del torneo.
El estilo propuesto por Crespo (45 años: 5 de julio del ‘75) era menos conocido en nuestro país. Después de su paso glorioso como jugador de River, de donde surgió, hizo carrera en Europa. Se identificó poco con nuestro fútbol. Salvo por la Selección, en la nunca se afirmó porque le tocó compartir época con Gabriel Batistuta. Y como entrenador también se inició en Europa: inferiores del Parma, el equipo italiano en el que terminó su carrera profesional, y Modena, en el ascenso, donde sus resultados no fueron buenos.
De Italia vino a dirigir a la Argentina. No tenía mayor experiencia y era una incógnita. Su primer equipo fue Banfield. No le fue bien: de 18 partidos, sólo ganó cuatro. De ahí a Defensa y Justicia. Incluso con menos presiones que en Banfield, armó un conjunto sin estrellas: jugadores sin renombre y pibes de inferiores. Defensa demostró un gran nivel de juego. Tal vez el gol de Adonis Frías ante Lanús sea una buena síntesis del estilo ofensivo que propone Crespo. Apostó además por Braian Romero como la gran carta de ataque de Defensa, que logró su primer título internacional.
El ex delantero ya tiene en carpeta pibes de las divisiones inferiores que seguramente tendrán su posibilidad en Primera en poco tiempo. Los hinchas por ahora respiran porque Crespo seguirá al frente del equipo. Al menos es lo que se supone después de que se cayera la versión sobre su ida a Independiente. En los días previos se especulaba con que él título de la Sudamericana sería además su despedida. Se daba por hecho que se iría a Avellaneda. Incluso hubo acercamientos. Pero la dirigencia del Rojo -que suele sorprender- le ofreció el cargo a Julio César Falcioni. ¡Se deben estar agarrando la cabeza! Claro que con el título de la Sudamericana, Crespo ahora se para en otro lugar de cara a su futuro. Habrá que ver si se consolida en el puesto.
A Zubeldía, de 40 años recién cumplidos (13 de enero de 1981), lo avalan buenas campañas en los equipos que condujo. Con Lanús está muy identificado. Formó parte del cuerpo técnico encabezado por Ramón Cabrero que logró el Torneo Apertura en 2007; el primer título de Lanús en campeonatos argentinos. Al año siguiente se convirtió en el DT. En Racing, en 2012, fue el conductor de una buena campaña y aunque no logró un campeonato, afianzó a varios jugadores del plantel. No logró un título en el Barcelona de Ecuador porque se tuvo que ir antes de tiempo por una discusión con el presidente del club, Antonio Noboa. Zubeldía renunció, llegó Gustavo Costas y logró el torneo. Pero los campeones siempre reconocieron la base que armó Zubeldía.
Santos Laguna, Independiente Medellín, Alavés y Cerro Porteño fueron sus equipos posteriores hasta volver a Lanús en 2018. Con él, el club no pasó sobresaltos en los torneos locales y en esta Sudamericana fue, tal vez, el que mejor jugó. Su paso por Brasil para dar vuelta una brava frente al San Pablo es una muestra. Clasificó con un 6 a 6 global y lo ayudaron los goles como visitante. Pero ese partido fue para el infarto por cómo jugaron ambos. Al buen juego que impone Zubeldía no le falta la garra de sus dirigidos. Y en lo que siguió del torneo justificó con creces su lugar en la final Como ocurre con los jugadores, también a los técnicos los buscan. En este caso, Zubeldía podría seguir en el fútbol de los Estados Unidos. Los títulos se le niegan.
Esta vez ganaron Crespo y Defensa y Justicia. Pero cuando se analice cómo llegaron Defensa y Lanús a la final, y qué hay detrás de ellos a nivel institucional, entenderemos por qué el trabajo y el perfil bajo siguen siendo tan importante en el fútbol.