Todos sabemos que la escuela física es indispensable. Que la presencialidad no puede ser reemplazada. De esto se ha dicho mucho el año pasado. Nada la reemplaza no sólo para la construcción de aprendizajes, sino también como espacio público de encuentro con otres. También como lugar personal de las pibas y los pibes por fuera de la familia, como ámbito de cuidado de las infancias y adolescencias. Ahora, la presión desde los medios y ciertos sectores de la sociedad para la "vuelta a clases" como si el año pasado hubiera sido año vacío, el desprestigio que hacen de nuestra tarea, ninguneando el terrible esfuerzo que tuvimos que hacer para que no se perdiera el vínculo afectivo y pedagógico, es denigrante.

Tengo que decir que quiero que vuelva la escuela física. Cuánto antes, pero no a costa de la salud y la vida de todas las familias. Hoy en día hablan de la escuela quiénes desconocen cómo se hace escuela. Que la escuela no es un depósito de pibas y pibes. Que cantidad de escuelas no están en condiciones sanitarias para la vuelta y que volver así termina siendo una puesta en escena que quita valor a toda la compleja tarea que tenemos por delante para acortar la brecha de desigualdad que se amplió durante el pasado año.

*Maestra