Este miércoles último en Salta Capital y en Tartagal, cabecera del departamento San Martín, se realizaron protestas por los inconvenientes para continuar los tratamientos de pacientes oncológicos. Los reclamos abarcan desde las demoras en la entrega de la medicación, la falta de recursos estructurales y humanos para la atención médica y el incumplimiento de la Ley provincial 7786, que creó un sistema de cobertura intersectorial e interdisciplinario para la atención de tratamientos de cáncer infanto-juvenil.
Esta ley, impulsada por la ahora ex diputada Silvia Romero, fue promulgada en 2013. El ahora gobernador Gustavo Sáenz había presentado en su calidad de senador provincial una iniciativa similar a la de ex legisladora. Pero fue este último proyecto el que se aprobó. A los tres años, en 2016, fue reglamentada. Sin embargo, familiares de personas que padecen de cáncer afirmaron que se incumple o es solo cumplida a medias.
Así lo explicó a Salta/12 la presidenta de la Fundación Hemato Oncología Pediátrica (HOPe), Guadalupe Colque. Desde Tartagal, en tanto, Josefa "Pepa" Romero, contó las penurias que atraviesan los pacientes oncológicos en una ciudad que quedó sin especialistas hace meses por falta del pago de sus contratos. Aunque para esta semana se espera la llegada de dos médicos que estarán a cargo de la especialidad en el Hospital Juan Domingo Perón de la ciudad norteña, los vecinos realizan un empadronamiento de la totalidad de quienes requieren de estas atenciones.
La ley apunta, entre otras cosas, a la cobertura total y ayuda económica y social a las familias de los pacientes oncológicos infanto-juveniles de hasta 21 años. Uno de los artículos que mayor atención merece es el 18. Establece que “se le otorgará un subsidio basado en la carencia o situación económica de la familia desde el momento del diagnóstico de la enfermedad hasta concluido el tratamiento o el fallecimiento del paciente”. En la reglamentación que se hizo en 2016 se especifica que “los familiares a cargo del paciente oncológico deberán tramitar su otorgamiento ante el organismo que determine la Autoridad de Aplicación, la que realizará las constataciones que considere oportunas para proceder según corresponda a su otorgamiento. El subsidio podrá incluir lo necesario para el transporte y hospedaje del paciente y (de) un responsable en el lugar de tratamiento”.
Colque explicó que, si bien está la reglamentación, el problema es que no hay claridad sobre ante quien se debe gestionar el subsidio. Contó que por esta imprecisión en algunas ocasiones se hizo ante el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, pero los subsidios salen con suerte una vez al año y no durante la totalidad del tratamiento, como indica la normativa.
Afirmó que el gobernador Sáenz está al tanto de la ley y su contenido, no solo porque como legislador la acompañó, sino también porque durante su gestión como intendente de la ciudad de Salta emitió una ordenanza ad referéndum del Concejo Deliberante para permitir a los padres de pacientes oncológicos utilizar el transporte urbano de manera gratuita. Esta última ayuda no está opererativa en la actualidad, porque con la pandemia se dejó de recargar la tarjeta SAETA y se desconoce la existencia de algún convenio firmado con la empresa SAETA, que presta el servicio masivo de transporte en Salta Capital y la zona metropolitana.
Atravesar la pandemia
Claudia Ortiz, una de las mamás que se manifestó el miércoles pasado en Salta Capital, sostuvo que la situación se agravó durante la pandemia, pues hubo niños y niñas con cáncer que debían llegar desde el interior para seguir sus tratamientos que se realizan en Salta Capital. “Los chicos, o no tenían los medios de trasporte o no tenían la medicación en tiempo y forma”, afirmó. Agregó que los papás y las mamás “dejan todo para venirse a Salta” para que sus hijos tengan el tratamiento y “ni siquiera se los ayuda porque no tienen a dónde vivir”. Al ser niños y niñas con su salud vulnerable por la inmunodepresión que causa la enfermedad “no pueden estar viviendo en lugares precarios”.
Ortiz contó que hubo un paciente pediátrico que falleció mientras esperaba la medicación: “A la semana siguiente que murió le llegó la medicina”.
La responsable del Programa de Oncología de la provincia, Belén Franzini, reconoció que durante la pandemia y su consecuente cuarentena, hubo demora en la entrega de los medicamentos oncológicos. Pero aclaró que se debió a un problema que se generó a nivel nacional, al igual que con las importaciones de las medicación. Indicó que los motivos de los fallecimientos son muy difíciles de establecer dado que “tienen que ver con la evolución natural de la enfermedad y muchas veces los tratamientos son paliativos”.
La funcionaria aseguró que en la actualidad se “cumple en tiempo y forma” con la entrega de la medicación y “si hay demoras, son de días”. Sin embargo, ayer Colque mencionó el reclamo de una mamá a quien le dieron la mitad de la tableta de la medicación que precisa su hijo.
A los 15, a un hospital de adultos
Si bien los tratamientos son cubiertos durante la niñez en el caso de los pacientes del Hospital Materno Infantil, al cumplir los 15 deben ser tratados en el Hospital San Bernardo. Tanto Ortiz como Colque afirmaron que en este hospital solo hay “cuatro camas” para pacientes oncológicos, lo cual resulta insuficiente. Franzini, quien también es jefa del Servicio de Oncología del San Bernardo, sostuvo que son cuatro camas para varones y cuatro para mujeres en internación, más 8 sillones de tratamiento.
Por su parte, el gerente del Hospital, Pablo Salomón, afirmó que durante su gestión se utilizó un modelo hospitalario renovador “que se usa en todo el mundo. Y es que todo el Hospital no tiene camas destinadas para ciertas especialidades”, sino que se destinan según la demanda. “Si mañana oncohematología necesita 370 camas, se las van a destinar. Como hicimos con la covid. Tenemos 18 camas destinadas pero terminamos con 170 en total… las camas ya no son de los servicios”, afirmó.
Según un video institucional del Hospital, hay salas acondicionadas en el Servicio de Hematología con el fin de evitar las infecciones intrahospitalarias para los pacientes oncológicos. Cada sala cuenta con un paciente por sala con un acondicionamiento especial para evitar el ingreso de gérmenes. Actualmente ante la falta de especialistas, el servicio cuenta con una residencia.
El interior postergado
A principios de esta semana, mientras el ministro de Salud Juan José Esteban anunciaba la reactivación del servicio de Oncología en el Hospital de Tartagal, el gerente de este Hospital, Juan López, salió en una entrevista en el diario El Tribuno quejándose por la falta de respuestas del Ministerio. Esteban continuó el intercambio de gentilezas sosteniendo que tuvo que elevar una denuncia a la Sindicatura General de la Provincia dado que en el Hospital norteño se pagaba 600 mil pesos a un solo profesional. “Son doña Tota y doña Porota del barrio”, ironizó Josefa Romero. Sostuvo que, pese a sus dichos, López “desoyó” los pedidos.
Romero afirmó que el problema no es de ahora, dado que la sala para el servicio de Oncología “está hace 8 años pero no funciona por falta de especialistas”. “No queremos viajar más a Salta”, agregó. Y es que con la pandemia también sucedió que muchos pacientes oncológicos abandonaron el tratamiento (a algunos no los dejaron pasar a la ciudad de Salta) “y hemos perdido a muchos de ellos”.
Relató asimismo que hace poco tuvieron que presionar con manifestaciones para que internen a una paciente oncológica de una comunidad wichí. “Por tres días pedimos la ambulancia que fue a buscarla. Solo le dieron un calmante y querían que vuelva a la casa. Tuvimos que amenazar con encadenarnos para que la internen”, dijo. Ante la cantidad de personas que acompañaron la marcha en Tartagal empezaron a empadronar a los pacientes oncológicos. Los que necesiten aportar sus datos pueden comunicarse al 03873 15436319.